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La patria llama

No es momento de defender colores, es el momento de rescatar valores
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27 de junio de 2019 a las 22:02

Por Carlos María Uriarte, especial para El Observador

El próximo domingo los uruguayos estamos convocados a comenzar a decidir el destino de nuestro país para los próximos cinco años. Si bien la convocatoria no es obligatoria, debería serlo, por la importancia que la instancia tiene. No parece ser razonable que quienes acudamos a las urnas este domingo a elegir nuestros candidatos no seamos los mismos que debamos elegir a nuestro presidente en octubre.

Todas las elecciones son diferentes, y ésta en particular está caracterizada por la influencia de las redes sociales y la falta de participación del público en los actos políticos. 

Como siempre, se denotan distintas estrategias. Hay quienes se esmeran en desarrollar contenidos con seriedad y de los otros. Hay de los que explotan hasta lo increíble la demagogia, diciendo todo lo que a todos nos gustaría oír, sin siquiera saber cómo lo van a respaldar.

En esta elección en particular han quedado en evidencia aspectos débiles de nuestro sistema electoral que deben ser corregidos. Uno de ellos es la impunidad del poder económico. No respetando leyes vigentes, se ha hecho abuso de la desigualdad de recursos para intentar captar adeptos. No es fácil comprender que lo hagan quienes aspiran a gobernar, cuando deberían ser ejemplos en la defensa del marco legal vigente.

A los ciudadanos comunes nos rechina ser testigos de la ambición de poder, hasta el desespero, que provocan estas instancias. Pero debemos admitir que ser empleado público o jugador de fútbol son los sueños más comunes entre los uruguayos.

En los últimos tiempos hemos sido testigos de una especialización en la captación de votos, mediante métodos que nada tienen que ver con el contenido del programa propuesto y/o la honestidad para cumplir las promesas electorales. La palabra dada ha sido un bien muy desvalorizado, y la mentira irresponsable e inescrupulosa ha sido muy común en tiempos electorales.

 

Se cultiva la ignorancia y la dependencia para cosechar votos.

 

Si bien en el pasado ha ocurrido, en los últimos tiempos la democracia ha sido desvirtuada por mercenarios de votos especializados en ganar elecciones mediante artimañas que nada tienen que ver con propuestas para aspirar a tener un mejor país. Simplemente se esmeran en conseguir votos para ganar elecciones.

Si bien han sido relativamente exitosos, sus debilidades han ido con el tiempo quedando al descubierto, y el pueblo ya los ve con desconfianza.

Debido principalmente a estos factores, la actividad política es una de las peores valoradas por la población.   

Por eso creemos oportuno hacer un llamado a la reflexión. 

Las elecciones son la fiesta máxima de la democracia, porque es cuando el pueblo expresa su voluntad.

Es el momento de ser protagonistas de nuestro destino, y no dejar el mismo en manos de otros.

Rechacemos que el objetivo de nuestras vidas sea verla pasar. Seamos protagonistas de nuestro presente y de nuestro futuro, pues nosotros somos los únicos responsables de nuestra felicidad.

A la hora de elegir nuestro destino valoremos la honestidad y la vocación de servir. Soñemos en un gobierno que trabaje para sus ciudadanos y no que haga lo contrario.

 

Valoremos a la rectitud de carácter, a la palabra dada, a la cara limpia y a la mirada a los ojos. 

 

Valores que hemos perdido, y que son pilares fundamentales para vivir en una sociedad en paz

Promovamos la unión en lugar del divisionismo, pero tengamos claro que no somos todos iguales, nos diferencian nuestras virtudes y nuestros defectos, y reconocerlo es sano.

Rechacemos enérgicamente la falta de ética, los manejos turbios, el nepotismo, el amiguismo y a toda forma totalitaria de ejercer el poder. 

Soñemos con un Uruguay posible, que ofrezca oportunidades a los uruguayos de bien para vivir en paz.

Un Uruguay económicamente viable, socialmente responsable y ambientalmente sustentable.

 

No es momento de defender colores, es el momento de rescatar valores.

 

Permitamos que estos principios nos animen al momento de elegir el futuro gobierno. 

Nada es imposible cuando se tiene la voluntad para hacerlo unidos por el amor a nuestro país.

La patria llama y debemos cumplir. 

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