Opinión > REFLEXIONES LIBERALES

La sencillez de los grandes

Tanto Matt Murray, editor de The Wall Street Journal; Dean Baquet del New York Times y Kristin Skogen Lund, la CEO de Schibsted Media Group llegaron muy lejos pero aún así mantienen su humilidad
Tiempo de lectura: -'
26 de mayo de 2019 a las 05:00

No es habitual tener la oportunidad de coincidir en un evento con las cabezas editoriales de los dos principales diarios del mundo: Matt Murray, del The Wall Street Journal, y Dean Baquet, del The New York Times. Y poder  escucharlos en entrevistas referidas no solo a la estrategia de dichos medios, sino también a cuestiones personales acerca de su modo de gestionar, acerca de lo que piensan, acerca de lo que les quita el sueño. 

Tuve esa oportunidad hace unos pocos días y confieso que además de lo mucho que aprendí de periodismo y de estrategia digital, quedé sorprendido por la humildad y sencillez que demostraban en sus respuestas ambos editores. Humildad y sencillez para reconocer errores cometidos en sus coberturas periodísticas, para reconocer que no son dueños de la verdad revelada, para reconocer que no siempre tienen claro el camino a recorrer para encontrar fórmulas de rentabilidad,  aunque a esta altura del siglo XXI el camino se está despejando.

Me llamaron especialmente la atención las repuestas de Dean Baquet, puesto que su diario, junto con el Washington Post, está todos los días en la mira de los twits del presidente Trump, con quien parecen estar en guerra desde antes que fuera electo presidente.
Baquet, por ejemplo, quiere llegar no solo a la audiencia de la costa este y de la costa oeste, donde están las elites políticas, económicas y culturales del país. Quiere ser leído por los millennials, por gente que no puede pagar el costo de la suscripción del NYT, y por gente del corazón industrial americano. 

Reconoce que ellos no entendieron bien el “fenómeno Trump” y las fuerzas que le llevaron a la presidencia. Reconoce que quizá desde la “torre de marfil de Manhattan” no captaron la crisis económica y laboral de muchos estados industriales que sufrieron con la globalización, que no captaron que mucha gente sintió que en los últimos años habían perdido acceso al “sueño americano”.  Y que así como no entendieron el fenómeno Trump, tampoco entendieron al principio el fenómeno digital. No entendieron y ni pensaron en su audiencia. Ahora, en cambio, sí lo hacen cada día y a toda hora y tratan de atenderla lo mejor posible, con breaking news y con historias de vida y de interés humano.

Baquet reconoció que él personalmente no era capaz de realizar todos las tareas de la redacción dado el avance tecnológico, como sí le pasaba hace unos 20 años. Él se veía incapaz de hacer video o infografías y muchas otras tareas conexas. Pero sí sentía que su misión fundamental era recuperar la confianza en los medios y asegurarse que la cobertura noticiosa del NYT era equilibrada, que trataban de tener los hechos y datos correctos y que no se dejaban influenciar por perspectivas políticas. Pero no se vanaglorió de que siempre lo lograban.

Eso sí, Baquet reconoció que lo único que le quitaba el sueño por las noches era la seguridad física de sus corresponsales en el exterior, especialmente en lugares de conflicto.

Matt Murray, del Wall Street Journal, más joven y más acostumbrado a lidiar con los temas económicos, también tuvo la grandeza de reconocer errores, de la dificultad que los millennials algún día lean el Journal. Pero al mismo tiempo se mostró confiado de que las apuestas introducidas en su estrategia digital ya estaban pagando dividendos.  Eso sí, a diferencia de Baquet, lo que le quita el sueño por las noches son las oportunidades que la transformación de la industria de los medios está trayendo a la mesa de las empresas y la necesidad de no dejarlas escapar. Una perspectiva diferente. Pero una perspectiva de quien sabe que no lo sabe todo y que tiene mucho por aprender.
Algo que también dejó en claro Kristin Skogen Lund, la CEO de Schibsted Media Group,  un grupo de medios noruego que logró una expansión mundial. Kristin relató las grandes innovaciones de su compañía pero dejó claro que aún tienen mucho, pero mucho, por hacer. 

Y que ello le quedó grabado en una asamblea de accionistas cuando uno de los inversores, aunque conforme con los resultados obtenidos, le dijo: “Atrévete a ser más ambiciosa en los objetivos de la compañía”. Allí comprendió que aún ellos, que eran una compañía muy admirada, tenían mucho por hacer.

En resumen, escuchando a dos grandes editores y a una exitosa CEO, la lección que se puede sacar es que estas personas, por más alto que hayan llegado, se manejan con sencillez, con humildad y con consciencia de sus errores y limitaciones. Y ello es propio de personas grandes. Los mediocres, en cambio, son los que se vanaglorian de sus modestos éxitos y buscan el aplauso fácil de la gente.

Una buena lección la de estos días. No solo de periodismo, no solo de estrategia empresarial en un mundo en disrupción, sino también y sobre todo, lección de vida. 

    Comentarios

    Registrate gratis y seguí navegando.

    ¿Ya estás registrado? iniciá sesión aquí.

    Pasá de informarte a formar tu opinión.

    Suscribite desde US$ 345 / mes

    Elegí tu plan

    Estás por alcanzar el límite de notas.

    Suscribite ahora a

    Te quedan 3 notas gratuitas.

    Accedé ilimitado desde US$ 345 / mes

    Esta es tu última nota gratuita.

    Se parte de desde US$ 345 / mes

    Alcanzaste el límite de notas gratuitas.

    Elegí tu plan y accedé sin límites.

    Ver planes

    Contenido exclusivo de

    Sé parte, pasá de informarte a formar tu opinión.

    Si ya sos suscriptor Member, iniciá sesión acá

    Cargando...