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La versión 2019 y la madurez de la selección: expresarse sin miedo

La renovación en la Celeste no solo trajo nuevos talentos sino que renovó el discurso y Uruguay ya no se esconde: es favorito
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14 de junio de 2019 a las 12:22

Hace cuatro días, en el Complejo de la Asociación Uruguaya de Fútbol, donde a diario entrena la selección cuando trabaja en Montevideo, uno de los jugadores más jóvenes del plantel, Rodrigo Bentancur, sorprendió con una afirmación. “Nos ilusiona ganar la Copa. Primero tenemos objetivos cortos, pero el mayor es llegar a al Copa”. Explicó que de la misma forma fueron a Rusia en 2018, aunque no lograron el éxito, y concluyó en su exposición ante los periodistas: “El objetivo principal es volver con la Copa”.

Este jueves, Fox Sports Uruguay realizó una entrevista con Luis Suárez, y el delantero de Barcelona fue muy claro sobre el lugar que tendrá Uruguay en la Copa América. “Asumo la responsabilidad: tenemos jugadores como para ganar la Copa, pero trabajando y no creyéndonos los mejores”.

Hablar sobre las aspiraciones reales que tiene Uruguay de ganar el título en Brasil, desde el lugar que hay que hacerlo, es otro gesto de madurez que va logrando la selección, como parte del proceso de crecimiento que en los 13 años que lleva Tabárez fue consiguiendo el combinado.

En otras circunstancias de estos últimos 13 años, nadie se habría atrevido a expresarse en público sobre las verdaderas opciones que tiene Uruguay en el torneo.

Por las razones que fuere. Porque cargan la mochila con un peso extra. Porque asumen un compromiso que es muy difícil cumplir, porque un solo equipo será campeón. Porque es más fácil “ir de punto que de banca”, como solían expresar en lo previo los futbolistas y entrenadores. Porque en definitiva es más cómodo mostrarse públicamente menos y después impactar con el resultado. Incluso, por cábala, algo tan común en el mundo del fútbol, donde las cuestiones del azar cada vez están más reducidas y los éxitos o fracasos son el resultado de la preparación individual y colectiva.

Lo que entendieron los jugadores de Uruguay, con estos nuevos discursos, es que la selección ya no es aquella desorganizada estructura que se conformaba con los jugadores que querían venir a defender la camiseta celeste, que cambiaba de técnico con frecuencia y que no sostenía ningún proyecto. Y que hoy son un equipo, aunque a nivel de selecciones tengan poco tiempo de trabajo, y como tal en la previa al torneo de Brasil su lugar es el de candidato.

Uruguay tiene actualmente jugadores de elite. Futbolistas que con una regularidad como pocas veces se vio en los últimos 50 años actúan en los equipos más importantes del mundo. Es el resultado de esos futbolistas que asumieron el profesionalismo desde un lugar diferente. Entrenan como nunca, se cuidan en todos los detalles, realizan trabajos específicos con preparadores físicos personales. Pesan las porciones de comida que ingieren, no se saltean ingestas, le ponen al cuerpo los alimentos e hidratación que necesita, se cuidan en los descansos, atienden cada detalle del entrenamiento. Son profesionales como exige el fútbol de elite. Eso, luego, se refleja en los rendimientos individuales. Y los aportes personales en el colectivo de una selección que encontró la forma de desarrollar un plan ambicioso desde el punto de vista futbolístico.

Ahora, además de la preparación, también asume en el discurso la verdadera dimensión de lo que es Uruguay. Porque Uruguay es candidato a ganar la Copa. Igual que Argentina y Brasil. Y diferente. Brasil porque es local, porque tiene un plantel amplio y rico y porque Tité encontró equilibrio y armonía en el plantel que es potencia mundial. Argentina porque tiene a Messi, y porque como equipo en algún momento debería expresar su capacidad con un título continental, postergado por tres décadas. Y Uruguay es candidato porque tiene a su mejor generación goleadora de la historia, a defensas también históricos, y una renovación en el mediocampo que impulsa hacia nuevos lugares en la mirada futbolística.

De la misma forma que hablan de las posibilidades de Uruguay, también expresan la importancia del camino a recorrer. Suárez dijo cómo llegar: trabajando y sin creer más de lo que son. Y Bentancur lo explicó a su manera: el objetivo primario es cada partido.

Por tanto, sabiendo que campeón es uno, sobre lo que no hay duda, aunque a los cabaleros no les guste y a muchos que prefiere pasar por menos que por asumir la realidad de lo que son, Uruguay superó otro nivel y logra una madurez que trasciende lo exclusivamente futbolístico. Asumen lo que son, sin miedos ni vergüenza.

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