¿Las amistades laborales deberían ser motivo de preocupación para empleadores?

¿Cómo clasificarías la relación que mantienes con tu compañero de trabajo? ITV, la cadena pública británica de televisión de señal abierta, se planteó esta pregunta al actualizar su política sobre relaciones laborales el mes pasado. ITV le pidió al personal que declarara no sólo las relaciones románticas y familiares, sino también las platónicas: compañeros de apartamento, relaciones cercanas o amistades.

Algunos comentaristas se mostraron horrorizados, denunciando la medida como una prohibición de tener amigos en el trabajo, evocando una distopía administrativa en la que los colegas furtivamente deslizan mensajes en trozos de papel por debajo de sus escritorios.

Una política de cero amistades sería mala para los negocios. Más de la mitad de los trabajadores encuestados por la Sociedad para la Gerencia de Recursos Humanos (SHRM, por sus siglas en inglés) de EEUU este año tenían un compañero al que llamaban ‘amigo íntimo’. Los amigos del trabajo mejoran la participación y la productividad. Desde la pandemia, la amistad, según Gallup, es cada vez más importante para los trabajadores. Un ‘mejor amigo’, dice la compañía encuestadora, aumenta "la probabilidad de que los empleados recomienden su lugar de trabajo", así como "su satisfacción general con su lugar de trabajo". Navegar por el lugar de trabajo híbrido es mucho mejor con un amigo, un incentivo más persuasivo para atraer a los trabajadores a la oficina que un sándwich gratis o una reunión, y alguien a quien enviar mensajes subrepticiamente mientras se utiliza Zoom.

Sin embargo, no se trata de una prohibición de la amistad, sino de un intento de hacer más transparentes los vínculos entre los trabajadores. ITV está examinando los procedimientos en materia de protección de datos a raíz de la partida del presentador Phillip Schofield tras mentir sobre una relación "imprudente, pero no ilegal" con un colega más joven.

Sarah Henchoz, una abogada laboral del bufete de abogados Allen & Overy, afirma que las políticas sobre amistades no están muy extendidas, aunque es "bastante estándar exigirles a los empleados que revelen los conflictos de intereses que puedan tener en relación, por ejemplo, con empleados nuevos". El proceso de adquisición es otra de estas áreas. No declarar este tipo de relaciones puede generar desconfianza; el Gobierno británico se ha visto mancillado por acusaciones de “amigocracia” al adjudicar contratos durante la pandemia mediante un turbio proceso de licitación.

Las organizaciones del sector público, incluyendo el Servicio Nacional de Salud (NHS, por sus siglas en inglés), las universidades y los ayuntamientos piden que se divulguen las amistades dentro de los equipos. La política de Tees, Esk and Wear Valleys Foundation Trust dice: "Si usted está estrechamente relacionado con otro empleado, o tiene una relación personal estrecha con otro empleado con el que trabaja directa o regularmente, debe asegurarse de que su gerente lo sepa. Si la persona con la que está emparentado, o con la que mantiene una estrecha relación personal, es su gerente, entonces deberá dirigirse al superior de esa persona".

Uno de los retos es la vaguedad en torno a las amistades laborales. El NHS Trust afirma: "Se espera que los empleados ejerzan su criterio a la hora de determinar si una amistad se ha desarrollado hasta tal punto que pueda describirse como una relación personal estrecha".

Pero ¿dónde está el límite? ¿Un trago fuera del trabajo? ¿Unas vacaciones? ¿Un padrinazgo para el hijo de tu mejor amigo del trabajo? ¿Y si te peleas con tu amigo? ¿Se lo comunicas a la dirección? Puede que tú te consideres a ti mismo como un conocido de un colega, mientras que ese colega se considere a sí mismo como algo más. En todo caso, los medios sociales han hecho más difusa la línea divisoria. "Nos hemos acostumbrado a que la gente tenga 600 amigos en Facebook", dice David D'Souza, director de membresía del Chartered Institute of Personnel and Development (CIPD). "Eso es diferente a tener 600 personas a las que puedes llamar por la noche".

Las políticas sobre romances en el trabajo son más claras. Algunos empleadores le piden al personal que los revelen; otros los prohíben entre altos ejecutivos y subordinados. Meta tiene un código de conducta para salir en una cita, permitiéndoles a los compañeros de trabajo invitarse a salir, pero no por segunda vez.

Pam Loch, la fundadora de Loch Associates Group, un bufete de abogados y consultoría laborales, afirma que las políticas de divulgación de información están diseñadas para reducir el trato favorable "cambiando a los directivos o implementando otras medidas para cambiar o eliminar ese nivel de influencia". También potencialmente ayuda a protegerse contra las represalias en caso de ruptura de la pareja.

En los últimos años, la falta de divulgación de información ha provocado la partida de líderes empresariales, incluyendo Bernard Looney de la petrolera BP; Jeff Zucker de la cadena de noticias CNN; y Steve Easterbrook de los restaurantes de comida rápida McDonald's.

Existe cierto grado de superposición con la amistad, particularmente en lo que se refiere al trato preferencial, afirma Nancy Rothbard, una profesora de gestión en la Escuela Wharton de la Universidad de Pensilvania, quien ha investigado el lado oscuro de los amigos en el lugar de trabajo. Aunque el apoyo de los amigos es importante, la reciprocidad puede "distraer". Puede ser difícil darle "una crítica constructiva dura a un amigo". La amistad en el trabajo también puede dar lugar a percepciones de trato preferencial. "Las amistades en el trabajo pueden ser vistas como círculos íntimos", generando sentimientos de exclusión, lo cual es desmotivador.

"Es un problema, pero no se resolverá con una lista", dice D'Souza. Potencialmente, las organizaciones acaban teniendo un volumen de información que da la ilusión de control.

A menudo me parece que la mejor prueba de una amistad es cuando te vas. Es bastante fácil ser buenos compañeros cuando se necesita un aliado para desahogarse. Pero es mucho más difícil cuando ya no comparten el tedio de la burocracia o los irritantes hábitos y las terribles decisiones de un colega.