Nacional obtuvo un importante triunfo en el Parque Saroldi, 3-2, de atrás y con tres tantos de Gonzalo Bergessio, para sumar su primera victoria en el Apertura, comenzar a reposicionarse en el torneo y para tener tranquilidad de cara a la seguidilla de partidos que se vienen.
Luego de la discreta actuación del pasado domingo en el empate clásico, Gustavo Munúa metió mano en el equipo y modificó la alineación y también el sistema táctico.
El entrenador dejó el 4-3-3 que utilizó ante Peñarol y salió con un 4-2-3-1 para medirse ante el 3-5-2 que utiliza Jorge Fossati en los darseneros.
Los cambios en la oncena fueron el ingreso de Rodrigo Amaral como enganche, tras superar la lesión que lo radió del clásico, si bien estuvo como suplente, y con Armando Méndez en el puesto de volante por derecha en el rombo ofensivo.
Luego, el DT mantuvo la base del clásico en un equipo que formó con Luis Mejía; Mathías Suárez, Mathías Laborda, Agustín Oliveros y Ayrton Cougo; Claudio Yacob y Gabriel Neves; Méndez, Amaral, Santiago Rodríguez y Gonzalo Bergessio.
Al equipo de Munúa no le dio para acomodarse en cancha cuando llegó el primer gol de River Plate. Luego de un comienzo entreverado por parte de ambos equipos, Adrián Leites adelantó a los darseneros al ganar un centro que cayó en la zona de Laborda, quien se vio superado por el volante y definió sin problema.
Los nervios reaparecieron en los zagueros tricolores que en el inicio debieron proteger los pases a las espaldas que le llegaban a Matías Arezzo y Juan Manuel Olivera.
Laborda volvió a fallar al dar un pase atrás y dejar servida la pelota al juvenil atacante, quien no pudo vencer las manos de Mejía, que, a pesar de los goles, tuvo varias atajadas que salvaron a su equipo.
El segundo gol de River Plate también mostró la precariedad defensiva de Nacional en el juego aéreo, luego de que Gonzalo Viera ganara por arriba en una falta a modo de corner corto.
Abajo en el marcador, a Nacional le costó mucho robar la pelota. El equipo de Jorge Fossati tomó el control de balón y se hizo de la posesión. Por momentos, las diferencias eran muy notorias, con un equipo que jugaba a un toque y de memoria, River, y otro al que le costaba recuperar e hilvanar juego colectivo, los albos, que esta vez vistieron de azul.
La reacción de Nacional fue más en base a jugadas individuales que a juego colectivo, lo que se vio en cuentagotas.
El primer gol de Bergessio, inmediatamente después de la salvada de Mejía ante Arezzo antes mencionada, fue un movimiento individual del argentino quien se perfiló, remató y tuvo la suerte de que la pelota se desvió para superar a Olveira.
Luego, fueron todos intentos individuales. Méndez fue de menos a más, intentando por la derecha, con algunas buenas subidas, pero no fue preciso en el último toque, algo que deberá mejorar para consolidarse en ese puesto.
Amaral, el otro cambio, tuvo buenas y malas. Probó desde fuera del área e inició la jugada en la que llegó el gol del empate, en el cierre del primer tiempo, tras encontrar a Neves como puntero derecho y pasarle para que habilitara a Bergessio.
Había interrogantes sobre cuántos minutos podría aguantar el 10 tricolor, quien encabezó la reacción en el final de la primera mitad. Luego, en el segundo tiempo, estuvo activo pero no muy preciso, lo que lamentó tomándose la cabeza con las manos en varias ocasiones.
En su vuelta tras el parate, el volante platinado completó 75 minutos, su mejor registro de minutos en los partidos de esta temporada, y dejó la sensación que está bien pero solo le falta afinar la puntería de su zurda.
Luego, el equipo redondeó buenas actuaciones. Laborda se recuperó de un comienzo muy complicado, Oliveros hizo la segura, y Cougo redondeó un muy buen partido, con algunas llegadas ofensivas de peligro y mucha carpeta.
Neves ganó protagonismo con respecto al clásico, asistió a Bergessio en el segundo gol y fue lanzador para los delanteros, mientras que Yacob ordenó al equipo.
Quien volvió a tener un partido entreverado fue Santiago Rodríguez, uno de los jugadores más habilidosos del fútbol uruguayo, pero que no está fino con la pelota. A diferencia del clásico, esta vez jugó por la banda izquierda, quizás muy lejos del área, y se destacó más por luchar, que por sus enganches y diagonales para llegar al arco.
Luego de un primer tiempo complicado, que se cerró con un 2-2 pero que pudo tener una diferencia favorable para los locales, Nacional mejoró en el complemento y dominó el partido.
Los albos controlaron el juego y River Plate tuvo un sorpresivo bajón futbolístico, sin recuperar, sin circulación y con muy pocas jugadas de ataque, y también anímico. Los cambios fueron bajando el ritmo de los locales con las salidas de Leites y los veteranos Ribair Rodíguez y Olivera.
Y también tuvieron a Bergessio, quien estuvo intratable para la defensa darsenera. Luego de los dos goles, tuvo alguna más, hasta que en le quedó una dentro del área y definió en gran forma para poner el tercer gol, sellar la esperada primera victoria y darle tranquilidad a Munúa, que terminó cerrando su defensa con el ingreso del paraguayo Miguel Jacquet como un tercer zaguero.
De la mano de un Bergessio insaciable, con cambios que le dieron otra actitud al equipo, y algunas complicaciones defensivas a corregir, Nacional encontró el triunfo para afrontar la seguidilla de partidos que comenzará entre semana.
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