La deforestación en todo el país se disparó entre 2019 y 2022 bajo la presidencia de Jair Bolsonaro

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Las exportaciones de carne impulsaron la tala de 800 millones de árboles en cuatro años

Se trata de áreas deforestadas por los establecimientos ganaderos brasileños que integran las cadenas de suministro de los grandes frigoríficos que exportan principalmente a China y la Unión Europea
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12 de junio de 2023 a las 07:56

Al menos 800 millones de árboles de la selva amazónica fueron talados en los últimos cuatro años para satisfacer el apetito mundial por la carne de vacuna brasileña, pese a las advertencias realizadas por científicos y ambientalistas sobre la importancia del mayor bosque del planeta en la lucha contra la crisis climática.

Así lo demuestra una investigación realizada por la Oficina de Periodismo de Investigación (TBIJ, por sus siglas en inglés), el diario británico The Guardian y las organizaciones sin fines de lucro Repórter Brasil y Forbidden Stories, trabajo que da cuenta de la pérdida sistemática y extensa relacionada en forma directa con la ganadería.

La investigación forma parte del “Proyecto Bruno y Dom”, de Forbidden Stories, y continúa el trabajo desarrollado por el indigenista Bruno Pereira y el periodista de The Guardian Dom Phillips, asesinados en la Amazonia el año pasado durante un viaje al Valle del Javari, la segunda tierra indígena más grande de Brasil.

Según los datos oficiales y los estudios realizados por organizaciones ambientalistas en forma independiente, la deforestación en todo el país se disparó entre 2019 y 2022 bajo la presidencia de Jair Bolsonaro, siendo la ganadería el principal factor, destrucción que el actual mandatario Luiz Inácio Lula da Silva se comprometió a frenar.

Pese a que los principales frigoríficos exportadores de carne vacuna se comprometieron a no adquirir ganado de establecimientos vinculados a la deforestación, los últimos datos revelan que 17.000 kilómetros cuadrados de la Amazonia fueron destruidos en las zonas cercanas a las plantas procesadoras que venden al exterior, según la ONG AidEnvironment.

Los gigantes del sector

Los expertos de la entidad, con oficinas en África, Asia, Europa, América latina y Medio Oriente, utilizaron imágenes satelitales y registros del movimiento de ganado, entre otros datos, para calcular la pérdida de bosques entre 2017 y 2022 en haciendas cercanas a más de 20 plantas de faena de los tres más grandes exportadores del país: los gigantes de la industria cárnica JBS, Marfrig y Minerva Foods.

Para localizar los establecimientos que abastecían a cada frigorífico, los investigadores observaron las “zonas de compra” en base a las rutas de transporte en Mato Grosso, Pará y Rondônia, tres de los estados en los que el avance de la frontera ganadera registra una mayor intensidad y en los que tienen sus principales plantas de procesamiento JBS, Marfrig y Minerva, aunque no las únicas.

La investigación reveló que 13 plantas propiedad de JBS, seis de Marfrig y tres de Minerva estaban vinculadas al momento de la investigación con estancias donde había tala o quema de bosques. Según el análisis, las tres firmas faenaron hacienda por unos US$ 5.000 millones en los tres estados en 2022, pese a ser denunciadas repetidamente en la última década por la deforestación que provocan sus cadenas de suministro.

La investigación da cuenta de que la carne vacuna procesada por los tres gigantes del sector tiene como principales destinos China y la Unión Europea (UE), y compradores como la multinacional suiza Nestlé y la cárnica alemana Tönnies. Todas las firmas, al igual que decenas de compradores mayoristas, dicen que “no pueden abordar las brechas en el cumplimiento de los mejores estándares” por parte de sus proveedores.

Por lo pronto, según la investigación, una parte muy significativa de la carne enviada a la UE estaría infringiendo las nuevas leyes diseñadas por el bloque para combatir la deforestación que provocan las cadenas de suministro, regulaciones adoptadas en abril pasado y que prohíben que los productos importados procedan de áreas deforestadas después de diciembre de 2020.

“La destrucción de la Amazonia no es sólo un asunto brasileño. También es un asunto de los países europeos y China, que importan la deforestación amazónica. Es por eso que los países consumidores deben promulgar normas para asegurarse de que la carne que importan se produzca sin inducir la deforestación. Espero que la nueva ley de la Unión Europa contra la deforestación importada sea un modelo a seguir para otros importantes importadores, como China”, señala la eurodiputada Delara Burkhardt.

En los casos en los que los investigadores pudieron mapear toda la cadena de suministro, el estudio encontró más de 100 casos de pérdida de bosques en establecimientos rurales que abastecían directamente a las plantas de JBS, Marfrig y Minerva desde 2017. Además, constató la deforestación de más de 20 kilómetros cuadrados en una sola estancia en Mato Grosso, en este caso proveedora de una de las plantas de JBS, que procesó y vendió la carne al Reino Unido y otros países.

El trabajo detalla que más de 250 casos de deforestación fueron atribuibles a los llamados proveedores indirectos; es decir: establecimientos que crían o engordan ganado, pero lo envían a otros antes de llegar a los frigoríficos, como en el caso de Fazenda São Pedro do Guaporé, que suministró en forma indirecta entre 2018 y 2019 más de 18.000 animales a las tres procesadoras.

“Lavado de ganado”

Quienes investigan la práctica explican que el “lavado de ganado” consiste en trasladar en camiones a los animales desde un establecimiento “sucio”, producto de la deforestación, a otro “limpio”, aquel que no tiene antecedentes de multas o sanciones por la tala de árboles, incluso si su dueño deforestó en otras fincas.

TBIJ, The Guardian y Repórter Brasil consiguieron uno de los primeros ejemplos concretos de “lavado de ganado” en 2020. Fue cuando un equipo de investigación liderado por Phillips demostró que las vacas de una granja sancionada por deforestación ilegal habían sido trasladadas en camiones de JBS a una segunda finca “limpia”.

Después de publicada la historia, JBS dijo que dejó de comprar a las dos estancias involucradas, ambas de Ronaldo Venceslau Rodrigues da Cunha. Sin embargo, una nueva investigación encontró que Da Cunha abastece ahora a Marfrig, y que una de sus estancias, Fazenda Estrela do Aripuanã en Mato Grosso, incluso bajo sanciones sigue formando parte de la cadena internacional de suministro de carne vacuna. Los registros muestran que entre 2021 y 2022, los animales fueron trasladados a lo largo de la misma ruta que Phillips investigó en 2020.

El ganado terminó en la estancia “limpia” Fazenda Estrela do Sangue, que no tiene embargos ni sanciones, antes de ser entregado a la planta de Marfrig localizada en Tangará da Serra. El “lavado de ganado” fue documentado también en el caso de Fazenda Estrela do Aripuanã, otra hacienda ubicada en Mato Grosso y que fuera sancionada por deforestación ilegal, pero que aún abastece indirectamente a importantes empresas frigoríficas.

Según los registros de envío, las plantas de Marfrig vendieron en su conjunto más de US$ 1.000 millones en productos de carne vacuna desde 2014 a China, Alemania, España, Italia, Países Bajos y el Reino Unido; además de estar vinculadas, con el caso de la planta de Tangará da Serra, con avances sobre territorios indígenas.

En un comunicado, Marfrig admitió haber recibido ganado de Da Cunha. Sin embargo, sostiene que “al momento de la faena, la finca en cuestión cumplía con los criterios socioambientales” y que “la propiedad no estaba ubicada en una zona de deforestación, embargo o trabajo forzoso, ni en una unidad de conservación o tierras indígenas”, argumentó de la empresa similar al que suelen esgrimir Minerva y JBS.

Sin embargo, los datos revelados por la Oficina de Periodismo de Investigación, The Guardian, Repórter Brasil y Forbidden Stories indican que, pese a los controles del Instituto Brasileño del Medio Ambiente y de los Recursos Naturales Renovables (Imba), el “lavado de ganado” sigue constituyendo la principal estrategia de la cadena de suministro de los tres grandes frigoríficos para eludir sanciones económicas y embargos.

En lo inmediato, y luego del récord de 2,3 millones de toneladas de carne bovina exportadas en 2022, las proyecciones indican que Brasil superaría la marca de los 3 millones entre 2025 y 2030, según la Asociación Brasileña de Exportadores de Carne. Una dinámica que convirtió al país en el mayor exportador de carne vacuna del mundo, un sector que representa el 3% de las exportaciones del país y explica el 6% del Producto Bruto Interno (PBI), o bien el 30% del PBI agropecuario, y que facturó unos US$ 177.636 millones en desde 2021.

(Con información de Oficina de Periodismo de Investigación, The Guardian, Repórter Brasil y Forbidden Stories)

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