“¿De tiempos idos?”, fue mi última nota en este blog. Fue ilustrada con una espléndida fotografía donde aparecen Isabel II y el presidente Trump. Vuelvo hoy a esa imagen porque nos ayudará para comprender por qué a primera vista parecería que hay un error en la ubicación de la reina y Mr.Trump.
Los medios tecnológicos actuales permiten realizar verdadera magia con las imágenes. Qué lejos están aquellas instantáneas de los tiempos de nuestros bisabuelos con los fogonazos de magnesio. Hoy es posible captar hasta mínimos detalles que pasaban inadvertidos hace muchos años. Isabel II está junto al presidente Trump. Para ojos no profesionales existe un error en la colocación de ambos. Sin embargo están correctísimamente ubicados.
Sucede que se trataba de pasar revista a la guardia de honor ubicada en un jardín. Para ello había que caminar junto a la misma. No da igual que esté formada a la izquierda o a la derecha. Por eso, Mr.Trump va a la izquierda de la reina. ¿Error? Ninguno. Se trata nada menos que una excepción a la ley de la derecha.
La derecha ha sido y es el lugar de mayor honor, de mayor honra. Por esas cosas de la curiosidad, el presidente norteamericano sale como distraído. Pero no lo está. La reina le ha concedido el honor de tenerlo junto ella.
Hay, como se aprecia, algunas excepciones a la ley de la derecha que se cumplen internacionalmente. Cuando las fuerzas armadas de un país forman para rendir honores a un Jefe de Estado extranjero, pueden hacerlo a la izquierda o la derecha del camino alfombrado que se coloca expresamente. Entonces los servicios de Protocolo deben estar atentos para que todo se realice correctamente. Perdón por la insistencia pero la ley de la derecha tiene, como una excepción, la formación de la tropa.
También y cuando por ejemplo, un empresario extranjero es invitado a recorrer una planta industrial, la pared indicará siempre el lugar de mayor honor. Por eso, el anfitrión cederá ese sitio al visitante. Si se tratara de recorrer la planta atravesando espacios abiertos, el anfitrión ubicará al visitante a su derecha.
Hay otra excepción a la ley de la derecha. Mujeres y hombres tenemos siempre algo de románticos. Por eso al lado del corazón se lo tiene como el sitio privilegiado para colocar las condecoraciones y también sobre el corazón ponemos los colores de nuestra escarapela patria. El corazón humano está unido al uso de la alianza de bodas. Los antiguos pensaban que una arteria pasaba por el dedo anular y llegaba al corazón.
Siempre los caballeros hemos cedido el lado de la pared a las damas. Eso viene de muy lejos cuando los carruajes pasaban muy cercanos a la vereda o acera. Es algo así como el ofrecimiento de una caballerosidad. De todas maneras y con delicadeza, podemos dar por cortesía el lado de la pared a toda persona.
Questo signore porta la pioggia...Así llaman los italianos a nuestro ”fúlmine”. No lo soy y a mi favor he rescatado con avidez una nota titulada “Las formalidades importan”. Fue publicada a toda página, en un diario del otro lado del Plata. Entre las formalidades están las excepciones a la ley de la derecha.
Roberto Cava De Feo
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