Por Blasina y Asociados, especial para El Observador
Mientras Chicago no da muestras de reacción ni con el acercamiento entre China y Estados Unidos, las lluvias alientan a conseguir rendimientos que defiendan el margen.
Las expectativas sobre una recuperación de Chicago son limitadas en el corto plazo y los valores locales no atraen oferta, con muy poco volumen negocios y menos con primas o precio.
Entrado en el mes de marzo el mercado en Chicago sigue débil porque –más allá de las promesas de compras chinas de soja estadounidense– los fundamentos de oferta y demanda marcan pesadez para los precios.
Aunque China comprara efectivamente más soja estadounidense, eso solamente serviría para llegar a la proyección de exportaciones para el ciclo 2018/2019. Y con eso, habría stocks finales en EEUU del orden de 25 millones de toneladas, más del doble que en la campaña anterior.
En Brasil avanza adelantada la cosecha mientras en Argentina las lluvias consolidan buenas perspectivas de productividad.
Al igual que en Argentina, las precipitaciones del último fin de semana fueron claves para seguir apostando a buenos niveles de productividad, especialmente en el área de primera y en la de segunda plantada temprano.
Con los actuales valores en Chicago y las primas que se manejan, los precios base acopio por la soja se ubican sobre US$ 315 por tonelada, lo que está por debajo de lo presupuestado por los agricultores. Es así que es casi nominal lo fijado en primas o precios con un porcentaje que podría llegar al 20% de ventas sin precio a fijar.
Queda área de segunda plantada tarde que, si bien recibió bien las lluvias, tiene comprometido el potencial de rendimiento. En las siembras más tardías, además, la preocupación está en la posibilidad de bajas temperaturas, como ya se ha dado en partes de Argentina esta semana.
En el trigo la comercialización es limitada, con un ajuste a la baja en los precios, aunque en la región la corrección fue mucho menor que en los mercados internacionales.
Tanto en Uruguay como en Argentina ya se comprometió un volumen considerable de exportaciones, cuando recién se cierra febrero.
De acuerdo a los datos de operadores consultados por Monitor Agrícola, se pudo haber cerrado ventas al exterior por 10 barcos o 300.000 toneladas. De ese total, ya se embarcaron seis.
Dependiendo del volumen de cosecha que se tome, 300.000 toneladas del cereal puede ser ya el saldo exportable que tendría Uruguay lo que puede dejar el mercado tirante para lo que resta del año.
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