Espectáculos y Cultura > EL GIGANTE DEL STREAMING

Con el final de sus dos primeras series, Netflix se prepara para su segunda ola

Con un interés por meterse del todo en el mundo del cine y de llegar a públicos de todas las procedencias, la plataforma de streaming cambia sus estrategias
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19 de octubre de 2018 a las 05:02

Netflix ya le puso fecha de cierre a Orange is the new black; su temporada final será en 2019. En noviembre concluye House of cards. De las primeras series originales de la plataforma de streaming solo queda Narcos, que incluso tendrá una renovación total para su cuarta entrega, que se estrena el 16 de noviembre, al punto de que para la empresa es considerada como una serie diferente.

La primera ola de producciones propias de Netflix llega a su fin. Es el cierre de una era, y como tal, el comienzo de una nueva que resalta los nuevos objetivos de la compañía. Si antes buscaba ganarse el respeto y el reconocimiento de la industria televisiva, recibir premios Emmy y atraer a un público que se volcaba en masa a las series gracias a obras como Breaking Bad y Mad Men, ahora pretende expandir sus producciones regionales y romper la barrera de los premios cinematográficos.

Cuando Netflix llegó a Uruguay en 2011 no tenía aún series propias, era un lugar donde se rejuntaban producciones ajenas. La noción de pagar por un servicio de streaming era extraña, y las redes de internet más lentas y una falta de costumbre a pagar por internet eran algunas de las incertidumbres que traía su desembarco. Dos años después de eso empezaron a aparecer las series propias, entre las que rápidamente destacaron House of Cards y Orange is the new black.

Con seis y siete temporadas, respectivamente, ambas concluirán su recorrido. Fueron series pioneras y pusieron a Netflix en el mapa. Ya con su primera temporada, House of Cards le dio al servicio su primer premio Emmy en 2013. Cinco años después, Netflix tiene 43 premios, y empató con HBO como los máximos ganadores de la edición más reciente, con 23 para cada uno.

El mecanismo de producción cambió en este lustro, en el que la plataforma creció y creció para convertirse en un gigante del entretenimiento. Aquellas primeras series salían cada varios meses, y eran creadas en base a algoritmos. Los datos que dejaban los usuarios con sus visualizaciones eran recopilados y utilizados por Netflix para definir qué temas, qué actores y qué formatos eran los más ansiados por la audiencia.

En 2018, Netflix agrega decenas de producciones originales por mes, a un ritmo imposible de aguantar, produce en todo el planeta y dedica cada vez más dinero a ese rubro, a un nivel de US$ 13.000 millones durante el último año, según los datos publicados por la revista The Economist.

Ya tiene el prestigio, ya tiene el público y ya tiene los premios. Entonces, ahora, se decidió a conquistar el mundo. Desde 2017 produce series en Alemania, España, México, Argentina, India, Brasil y Japón. Convirtió una serie en español (La casa de papel) en un fenómeno global. Produce series que apuntan a un espectador regional, con temáticas y recursos que no están destinados precisamente a romper fronteras, como la serie de Luis Miguel o la telenovela La casa de las flores.

Crea series de animé, dibujos animados para adultos, revive series que ya terminaron (The Killing, Arrested Development, Black Mirror) y produce reality shows. Ahora que está disponible en prácticamente todo el mundo (las contadas ausencias son China, Corea del Norte, Siria y la región que Rusia ocupó en Ucrania), busca ofrecer algo para cada habitante del mapa.

Y también busca que sus películas empiecen a ganar premios y prestigio. Hasta ahora Hollywood lo ha tratado con recelo, rechazo y desprecio. El festival de Cannes de 2018 le prohibió a sus películas presentarse en el certamen por no someterse a las reglas que establecen que las realizaciones deben pasar antes por los cines para poder competir. Los Oscar han ignorado en su mayoría las películas de Netflix, aunque en 2018 el drama Mudbound empezó a romper la barrera con cuatro nominaciones.

Si bien sus documentales han tenido más éxito, con múltiples nominaciones, un triunfo en 2017 en la categoría de cortometraje para Los cascos blancos, y una este año para Ícaro como Mejor documental, hasta ahora las películas de ficción no han podido romper su propio techo. Los veteranos de la industria no ven con buenos ojos que una empresa de internet se meta en su juego, como ejemplificó Steven Spielberg al considerar que Netflix hace “películas para televisión” que no deberían ser nominadas al Oscar, en una entrevista en marzo de este año con el canal inglés ITV.

Netflix ha cambiado su estrategia. En lugar de confrontar, como hizo hasta ahora, se está adaptando. En julio, el portal Deadline anunció que había contratado a Lisa Taback, una consultora especializada en armar las costosas y complicadas campañas que los estudios arman para la temporada de premios que concluye en el Oscar.

Y el sitio Buzzfeed, citado por Vanity Fair, contó que a partir del Festival de cine de Venecia, que se realizó en agosto, Netflix estrenó un logo nuevo que se ve solamente en cines, en el que solamente aparece la N roja (sin mención a la palabra Netflix en ningún momento), que fue considerado como “más cinematográfico”, y como un argumento “para convertirse en una fuerza dominante del cine". "Netflix tiene que comportarse menos como una fuerza disruptiva de las que ocurren una vez por generación, y más como un viejo estudio de cine”, concluyó el artículo de Buzzfeed.

Con la película Roma, que ha sido bien recibida en festivales y se presenta como candidata a los premios Oscar de 2019, Netflix (que no muestra su nombre en los avances hasta el final) puede empezar a revertir su tendencia, y acercarse a sus nuevos objetivos.

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