Te invito de nuevo a este Pícnic! que ojalá sea tan reparador y sanador para vos como lo es para mí. Gracias a todos los lectores que comparten sus experiencias y reflexiones conmigo. Los leo y contesto siempre (esto último a veces con algo de atraso, disculpas). Hoy quiero hablar de la quietud, una condición que nos cuesta mucho a los seres humanos y sobre todo en esta era en la que hay que correr en aras de eso que se llama productividad, que sin embargo muchas veces se convierte en un enorme fracaso. La quietud es mucho más que la inmovilidad física porque, sobre todo, involucra a la mente. Esta semana estoy de semi vacaciones y me di cuenta de que incluso haciendo lo que yo elijo hacer (caminar por la playa, recoger flores silvestres, tomar un café, leer un libro o tejer adornos de Navidad), mi mente corre pensando qué tengo que hacer después. Por una newsletter que recomiendo, 7 Párrafos, descubrí a Pico Yyer, autor de El arte de la quietud, un ensayo sobre la necesidad de detenernos, y de muchos libros de viaje que ahora quiero leer.
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