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Los "candidatos fantasma" que desaparecen de los procesos de selección

Cada vez más, los jóvenes se atreven a probar el "ghosting", que supone abandonar los procesos de selección en marcha
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16 de mayo de 2019 a las 10:34

Algunos dirán que se trata de "la venganza de los candidatos fantasma". Y podría ser el argumento de una película de misterio. Pero es algo que se reduce a la evidencia de que cada vez más candidatos abandonan los procesos de selección sin avisar a los reclutadores, o muestran una cierta promiscuidad y una falta de lealtad que antes no era la norma. A esto se le llama hacer ghosting en los procesos de selección. Y a quien lo practica se le califica como candidato fantasma, por aquello de la desaparición.

Hace algunos meses Pilita Clark, experta en cuestiones de management y vida laboral de Financial Times, daba la voz de alarma sobre la presencia creciente de candidatos fantasma en los procesos de selección. Achacaba entonces esta actitud al maltrato y la frustración que supone para los aspirantes no recibir noticias tras un proceso, o que los reclutadores no ofrezcan apenas explicaciones a quienes rechazan en esa carrera hacia un puesto de trabajo. La reacción: dar excusas a las empresas o cortar el contacto sin dar explicaciones, y desaparecer incluso habiendo aceptado el trabajo.

El consultor de dirección en organización y RRHH, Juan San Andrés, explica que "hay quien justifica el desaparecer sin explicación de un proceso de selección como una reacción a las empresas que, por su parte, no son siempre un ejemplo de cumplimiento y respeto para con los candidatos". Añade que "a veces no dan respuesta a un aspirante tras haber asistido a tres entrevistas, y esto no es tan raro. Otras veces responden tras dos meses desde la entrevista, mostrando un desprecio olímpico por los aspirantes. Quizá, después de todo, los candidatos fantasma puedan tener la utilidad de dar a ciertas empresas una pequeña dosis de su propia medicina y, así, enseñarles la valiosa lección de la importancia del respeto al otro".

Los Millennials son la generación del ghosting en los procesos de selección, pero Fortune se hace eco estos días de una investigación de LaSalle Network -una red de reclutadores con base en Chicago- que concluye que los miembros de la Generación Z (nacidos entre 1994 y 2010), empiezan a superar a los Millennials (nacidos entre 1966 y 1980) en lo que se refiere a hacer ghosting en los procesos de selección.

El estudio recuerda que "el proceso es cada vez más parecido a una negociación que a otra cosa, porque los Z tienden a atender a varias ofertas a la vez. Puede que acepten la oferta que se les propone, pero muchos abandonan el proceso o rechazan la oferta cuando parecía que iban a aceptarla. Y entonces hay que seguir preguntándoles en qué lugar de su lista de preferencias estamos, o qué les haría volver".

El gerente de Ventas de Randstad Professionals, Álvaro Ceballos, coincide con esta tendencia a la aparición de candidatos fantasma que ahora se reforzaría con la presencia de éstos entre la Generación Z. También cree que "el mercado laboral de hoy camina hacia un entorno en el que el candidato tiende a decidir el proceso y la empresa en los que quiere intervenir. Y eso lleva a que participe en varios procesos simultáneamente".

El experto añade que en estas circunstancias los reclutadores se ven obligados a mantener al candidato comprometido con el proceso. Y, obviamente, que desaparezca genera frustración".

Ceballos asegura asimismo que "el reto es encontrar al aspirante adecuado, porque cada vez tiene más dónde elegir y resulta difícil. Además, muchos candidatos fantasma no se dan cuenta de las consecuencias que tiene esta práctica del ghosting: quien decide desaparecer de un proceso de selección queda vetado en las bases de datos de los reclutadores y además se le cierran puertas para futuros procesos de selección".

Para Juan San Andrés, los candidatos fantasma son frecuentes en mercados laborales con muy bajo desempleo, en los que la "fuerza" negociadora entre empresa y aspirantes está mucho más equilibrada que aquí. Añade que "la explicación está más en la presencia de ciertos rasgos culturales característicos de unas ciertas generaciones que en la madurez de los mercados laborales. Hoy no es infrecuente que las personas rompan relaciones por medio de un mensaje o, simplemente, dando la callada por respuesta. Una posible causa estaría en la educación que reciben las personas, que implica un sentido de la responsabilidad débil o volátil y que lleva a incumplir los compromisos".

El experto recuerda además que "asumir responsabilidades es algo que se adquiere en la infancia. Si no se fomenta esto y se identifica la libertad con evitar de forma irresponsable de lo que ya no nos interesa, tendremos individuos a los que mejor será tener fuera de la empresa".

San Andrés explica que los entrevistadores son conscientes de que lo que tiene valor para predecir cómo actuará la persona son los comportamientos, las muestras de conducta que se observan en vivo durante la entrevista: "Esas desapariciones fantasma son una bendición, ya que dejan ver un rasgo muy importante en cualquier colaborador: su sentido de la responsabilidad".

Fuente: Expansión - RIPE

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