Los manifestantes de a pie y el campo como un "colador": las historias de la protesta del agro

La llegada de un grupo de hombres a caballo, portando la bandera de Uruguay, tuvo un efecto moralizador en las miles de personas que este miércoles asistieron al predio de la Sociedad Rural de Durazno, donde productores auto convocados organizaron un acto para reclamar mejores condiciones económicas para el campo. Aplausos, gritos de aliento, y alguno que tomaba fotos ante la pintoresca escena.

Entre ellos estaba Enrique Pechi, un productor ganadero y edil del Partido Nacional, que viajó en ómnibus desde Artigas, para pocos kilómetros antes, montarse a caballo hasta el predio. "Somos varios productores que decidimos venir a caballo porque la patria se hizo a caballo", explicó.

Pechi llegó para "apoyar a la masa productiva" y lograr así que "alguien, de una vez por todas", los escuche. "Hemos pasado muchos años y gobiernos soportando la carga tributaria que hoy cada vez se agrava más. No es mentira que hay atraso cambiario, no es mentira que todos los días se están yendo productores rurales del campo, pero no productores grandes, se están yendo aquella gente que nació, que crió a sus hijos, que tuvo su familia siempre dedicada al campo", dijo.

"La carga tributaria es muy grande. Si queremos un país productivo no podemos tener un combustible tan caro", opinó.

Para Carolina Fillat, una ingeniera agrónoma que trabaja en el establecimiento ganadero de su familia, el atraso cambiario y el alto costo del combustible son dos de los principales problema que enfrenta el campo. La profesional contó que estuvo a punto de dejar de producir para vivir del arrendamiento de tierras para la forestación. "Lo estuvimos pensando pero somos tan tercos, nos gusta lo que hacemos. Tener que, como uruguaya, pensar en dejar la ganadería y arrendar el campo, siendo profesional nos dolió mucho. Fue un invierno muy duro el que pasamos el año pasado", reconoció.

"Vivimos en pesos, pagamos en pesos, (..,) y todo se nos hace más caro en dólares". En cuanto al combustible, Fillat explicó que sube el costo de la fertilización de plantaciones para el sorgo, que se utiliza para alimentar animales, lo que tiene un impacto en la rentabilidad general del establecimiento. "Trabajamos siempre con una planilla de Excel viendo si vale la pena. Producís al mínimo porque si querés producir más te pasas de costo y no tenés ganancia", explicó.

Debido a la baja en la rentabilidad -a veces nula en algunos productores-, hay quienes se deben "endeudar para vivir", explicó. "La deuda debería ser para invertir, sino entras con un problema al banco y salís con dos".

Fernando García llegó desde Sarandí Grande para apoyar a los productores para los que trabaja, como los pequeños tamberos, agricultores y granjeros, que, según dijo, son "los que se llevan la peor parte". Es contratista y como tal los productores lo llaman en momentos en que requieren de maquinaria para que se las arriende.

García reconoce que los gobiernos del Frente Amplio "hicieron cosas buenas", que hubo "años de bonanza" que le permitieron pasar de empleado a empresario, pero señala que en los últimos años los números empezaron a dejar de cerrar. "El combustible nos lleva más de la mitad de la ganancia, los impuestos son muy caros, y así no nos da para cubrir los costos", apuntó. "Estamos trabajando a empatar, y podes estar así una zafra, pero ya llevamos más de un año", explicó.

Como otros manifestantes, García formó parte de algunos de los grupos de Whatsapp desde donde se organizó el evento, y valoró que se trate de un movimiento "anti político".

Justamente, el hecho de ser un grupo independiente y alejado de sectores políticos, fue lo que atrajo a Juan Montans, un productor ganadero de Tacuarembó, a participar para pedir soluciones. "Estamos acá porque este movimiento, que es de autoconvocados, comenzó un llamado a los productores rurales que se sentían disconformes o no representados por partidos políticos o gremial", afirmó.

Montans dijo que con este movimiento buscarán mostrar que "la cosa así no funciona, que el campo está trancado". "No podemos invertir, que tenemos una angustia bastante grande a la hora de cumplir con nuestras obligaciones, vemos que nos estamos descapitalizando, que estamos contrayendo deuda", agregó.

Pero no sólo estuvieron ruralistas y trabajadores del campo. También llegó a Durazno Miguel Ángel Pintos, un guardia de seguridad de la capital que asegura que desearía vivir en el interior. De mochila, camisa blanca, pañuelo celeste, y sombrero negro en el que se leía la leyenda "por mi patria", dijo que viajó para "pelear por los derechos de la gente rural, que no están contemplados por la gente de la capital". "En Montevideo a nadie le importa lo que pasa en el campo, es como si fueran dos países en uno", concluyó.