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Los evangélicos uruguayos que buscan distanciarse de los pastores mediáticos

Se distancian de grupos más polémicos como Pare de Sufrir, no hacen mucho ruido y, aunque tienen diferencias, coinciden en decir que Jesús es la verdad
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12 de noviembre de 2018 a las 05:02

“Antes les llamaban nazarenos, después cristianos, hoy no saben ya cómo llamar a cada grupo, hay tantos”, comienza diciendo una canción cristiana que hace autocrítica y reflexiona sobre la situación actual de los que dicen seguir a Jesús y las “buenas nuevas” del Evangelio. Es que aunque cada vez son más los que se autodenominan evangélicos, muchos marcan sus diferencias mientras el abanico de opciones se amplía.

Según un estudio del Pew Research Center en 2014, el 15% de los uruguayos son evangélicos, pero entre los diferentes grupos que se denominan de esa manera existen distancias doctrinales enormes.

Iglesias como Misión Vida, liderada por el pastor Jorge Márquez, o la polémica Pare de Sufrir son muy diferentes a otros grupos de creyentes menos mediáticos como, por ejemplo, bautistas, metodistas o hermanos libres. Pero entre estos últimos también existen diferencias importantes sobre cómo encarar temas complejos como el aborto, la diversidad sexual o el feminismo.

Y aún hay más diferencias: en unas hay pastores que reciben un sueldo de parte de las ofrendas de la congregación, en otras hay líderes que velan por sus ovejas sin recibir ninguna remuneración. En unas hay liderazgos individuales, en otras hay grupos de pastores que lideran en conjunto.

“Pero es más fácil meter a todos en la misma bolsa y pronto”, dijo Jorge Taberna, vicepresidente de la Comisión de Representatividad Evangélica del Uruguay (CREU), ante una realidad que lamenta que ocurra seguido.

En ese sentido, la Federación de Iglesias Evangélicas del Uruguay (FIEU), que agrupa a otro conjunto de iglesias evangélicas diferentes a las de CREU, emitió un comunicado el pasado 18 de octubre donde lamenta que “en forma generalizada e indistinta, se difunda términos tales como: cristianos, iglesia, evangélicos, sin especificar características y diferencias que dentro del amplio espectro que cada palabra comprende, suelen ser muchas y frecuentemente muy contrastantes”.

Volver a las raíces

Todo comenzó con 95 tesis colgadas en una iglesia católica en Alemania hace 501 años. Cuando la religión era una imposición, la salvación dependía de intermediarios y la gracia se compraba mediante indulgencias, el teólogo alemán Martín Lutero clavó en una capilla una lista de proposiciones que denunciaba con argumentos bíblicos la situación eclesiástica del momento. Así fue como, bajo persecución y censuras, impuso la reforma protestante con sus simbólicos cinco “solos”: solo gracia, solo fe, solo Cristo, solo Escritura y solo a Dios sea la gloria.

Lutero reivindicaba el mensaje del Evangelio que creía los católicos habían olvidado: todas las personas son pecadoras y la única forma de que sean salvos de la condenación eterna que se merecen es por medio de la fe en Cristo, no por obras de caridad ni bajo la intervención de curas y confesionarios. Por gracia, como regalo inmerecido de Dios, no por indulgencias que haya que pagar. Mediante la Biblia como base de la fe, no por ordenanzas escritas por papas ni sacerdotes.

Pero en la actualidad, algunos evangélicos como Alejandro Huerta, uno de los líderes de una iglesia de los Hermanos Libres en Manga y representante ante el CREU de ese conjunto de creyentes,  consideran que el mundo protestante perdió la esencia de la reforma que comenzó Lutero. “Se perdió la esencia del protestantismo cuando muchas iglesias perdieron lo que la reforma verdaderamente dice, que la salvación no se gana ni con obras ni con dinero, sino con un corazón sincero y por medio de la fe en Cristo”, dijo a El Observador.

“Hay grupos evangélicos que no hacemos tanto ruido y no somos tan conocidos, pero tratamos de vivir poniendo el énfasis en la vida espiritual, en la comunión con Dios y la obediencia a la Biblia, y no en el dinero ni en experiencias mágicas”, agregó.

Cuando Huerta habla de “grupos evangélicos” aclara que no hace referencia solo al conjunto de iglesias que integra y menciona a otros grupos similares como los bautistas, los evangélicos armenios y pentecostales moderados.  

Los más conservadores

“Nuestra línea de fe hace más énfasis por la búsqueda de la Palabra, por evangelizar y por preocuparse que todo el mundo conozca a Cristo”, dijo Taberna, el vicepresidente del CREU, una institución con personería jurídica nacional que afilia a 31 diferentes denominaciones (conjuntos de iglesias).

En este contexto se agrupan iglesias como las que menciona Huerta, con un enfoque más conservador y “fundamentalista”, como prefiere llamar a estos grupos Hugo Armand Pilón, el presidente de la FIEU. “Si ser fundamentalista es apegarse a las verdades bíblicas, somos fundamentalistas”, respondió Huerta.

A pesar de las diferencias que tienen esas 31 denominaciones que agrupa CREU, tienen una base en común: creen que la Biblia es infalible.  “Los grupos que nosotros representamos creemos que la Biblia es la verdad de Dios y nos preocupamos por estudiar el texto en su contexto”, dijo Taberna al respecto.

Las distancias entre estos grupos se basan principalmente en su funcionamiento. Mientras hay iglesias que son lideradas por un solo pastor, como en el caso de los pentecostales o bautistas, los Hermanos Libres –que surgen en Irlanda descontentos ante la ritualización y la apatía general del contexto protestante- tienen un grupo de pastores en sus iglesias que llevan adelante la congregación. Los primeros reciben un sueldo por su trabajo, proveniente de las ofrendas y diezmos de los creyentes, los segundos lo hacen por vocación y aunque juntan ofrendas las usan para cubrir necesidades edilicias y para proveer a familias necesitadas.

Pero más allá de estas discrepancias, en lo que todos los “fundamentalistas” están de acuerdo es que la Biblia es la “Palabra de Dios”.              

Los más progresistas

Las iglesias asociadas en la FIEU, donde se encuentran metodistas, valdenses, luteranos, pentecostales ecuménicos, entre otros, miran a la Biblia con más dudas. “No es la Palabra de Dios, es el libro donde se da testimonio de la Palabra de Dios”, asegura Pilón. “Somos críticos a la hora de leer en la Biblia, porque a los libros bíblicos hay que resignificarlos en el tiempo actual”, agrega.

Pilón dice que el “fundamentalismo” es una tentación en la que las iglesias  no tienen que caer y dice que los evangélicos más conservadores sufren una especie de “Bibliolatría”. A su vez, sostiene que sus iglesias ponen más énfasis en “servir a la sociedad” que en “convertirla”.

Estos grupos se han manifestado a favor del matrimonio igualitario y la despenalización del aborto, entre otras medidas progresistas.

Los que lideran sus iglesias son pastores únicos, que tienen una remuneración proveniente de las contribuciones de los miembros de las iglesias y es distribuida por un concilio que las agrupa.

Diferencias con el catolicismo

“Los evangélicos apuntamos con mucho mayor énfasis la obra de Cristo en la cruz como único elemento de salvación y como único intermediador entre Dios y los hombres, cuando los católicos agregan la intervención de los santos y otros intermediarios”, dijo Taberna a El Observador.

La prioridad que se le da a la Biblia es otro tema que también diferencia a los evangélicos de los católicos. “Para nosotros la Biblia es el único elemento base de nuestras creencias. La Iglesia Católica tiene otras normativas que, a nuestro entender, sustituyen a la Biblia”, aseguró.

Pero además de esas distancias, los protestantes señalan muchas otras diferencias. Los evangélicos llaman “culto” o “reunión” a lo que los católicos llaman “misa”. Y las diferencias no están solo en el nombre: las ceremonias católicas son más litúrgicas que los cultos evangélicos.

Los evangélicos “oran” mientras  que los católicos “rezan”. Dicen que lo que Dios quiere es que las personas hablen con Él naturalmente y no mediante frases repetidas. Los evangélicos no tienen un confesionario ni un cura; tienen pastores o “ancianos” y sus confesiones son a solas delante de Dios.

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