Gran parte de los productores lecheros familiares se les ha pasado por la cabeza dejar el negocio. Vender todo y dedicarse a otra cosa. Las nuevas generaciones que siguen en el oficio –cada vez más escasas– lo hacen por tradición o compromiso, pero muchos otros optan por dedicarse a actividades que sean más rentables y ofrezcan mayores beneficios que la lechería.
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