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Martín González: “La meta es Tokio 2020, este año me convencí”

El remero de 18 años, esperanza del deporte uruguayo, puso el foco en los Juegos Olímpicos; su vida gira en el agua, sobre un bote, y reflexiona: “Nunca te podés quedar con el gusto en la boca de que podías haber dado más”
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10 de noviembre de 2018 a las 05:04

Martín González tiene 18 años y hace los 13 kilómetros que separan el lago de su casa en El Pinar, dos o cuatro veces al día. Cerca de las seis de la mañana su padre lo deja de paso a su trabajo en Sayago, y treinta o cuarenta minutos después ya está en el agua donde se quedará hasta las 9:30, remadas más, remadas menos. La rutina sigue con un almuerzo tempranero, una siesta de tres o cuatro horas, para luego hacer el segundo turno que depende la planificación puede llegar a ser gimnasio o vuelta al agua.

En el lago Calcagno las boyas se alinean como patos esperando el mínimo movimiento del agua para salir volando. Todavía nadie las molestan, son las 16 horas y salvo un bote que recorre la orilla, nada interrumpe los 1.000 metros de puntos amarillos que forman varios carriles. Es una distancia pensada para el canotaje, cuyas distancias olímpicas son los 200 m, 500 m y 1.000 m (el remo se corre en 2.000 m). Pero allí están hace unos años, palistas y remeros, en la orilla oeste del lago, la más cercana si uno viene desde Montevideo. Hay un cartel a la entrada donde se prohíbe el ingreso de animales. Salvo que seas Felder, el perro del lugar, bautizado así porque fue una tía del tenista Marcel Felder que lo dejó allí.

El remo es un deporte donde se cruza la meta de espalda, el deportista va mirando los metros que ya recorrió y no los que le quedan. A pesar de ser una disciplina de marca y tiempo, las marcas personales son más bien una referencia para cada uno, las condiciones varían mucho por lo que el tiempo en recorrer la distancia puede variar mucho. Por eso en las competencias se realizan series donde avanzan los primeros clasificados, sin importar tiempos.

El año de Martín ha sido muy bueno: dos mundiales, uno sub 23 (18º) y otro sub 18 (11º) y en octubre Juegos Olímpicos de la Juventud (12º). Y lo piensa rematar con una clasificación a los panamericanos de Lima 2019. Formado por Marcelo Talagorría en El Pinar Country Club, venía de ser en 2017 medalla de oro juvenil en el sudamericano. Hombre de pocas palabras, respuestas cortas pero certeras, la mirada siempre en el agua. Comenzó a remar luego que su hermano falleciera en un accidente de tránsito. Él, un bote, un par de remos y los problemas de la vida diaria que quedan en la orilla. 

¿Cómo evalúa el año?

En los mundiales mejor de lo esperado. En los JJOO sabíamos que podíamos estar entre los 8 mejores pero no ligamos con las series. Son cosas de suerte, en el mundial sub 18 me tocó ligar un poco con la serie. 

¿Cómo fue tener que dar una vuelta en los JJOO de Buenos Aires sin estar acostumbrado a ello?

Lo entrenamos mucho, es un deporte que se corre en línea, y seguramente sea la única vez que dé una vuelta. Clavas la pala de un lado y le das rápido, fuimos el segundo más rápido en dar la vuelta.  

¿Cómo fueron sus inicios?

Una vez, en 2015, fuimos hacer unas pruebas al Rowing y uno de los entrenadores que también está en la selección me vio. Ahí se empezó a correr la voz de que estaba en la vuelta y tenía buenos tiempos. 

¿Cómo se acostumbró tu familia a la rutina de un deportista de elite?

Tengo un tío corredor de maratones que luego entró al mundo del handball. Pero un poco los acostumbré yo a la rutina de un deportista.

¿Cómo es tu relación con los más experientes?

En el grupo nos llevamos todos bien, trato siempre de escuchar a los más grandes, Esquivel y Salvagno. Es un deporte individual, sin embargo conjugás en plural.  Me refiero a los entrenadores y todos los que están atrás mío.

¿Qué piensa un remero durante una carrera?

Si te va bien no pensás en nada, si te va mal en todo. Normalmente las pistas profesionales son artificiales o lagos estrechos y al costado hay una bicisenda donde van los entrenadores gritando indicaciones.

¿Qué indicaciones?

Que entre más rápido al agua, que la pala entre más rápido, que no levante tanto el puño, que apoye mejor la espalda, que haga 10 remadas fuertes ahora para tratar de quebrar al rival.

¿Qué implica el esfuerzo de remar?

Piernas acalambradas, brazos, espalda. El antebrazo, el tríceps, las lumbares, posterior y cuadríceps e incluso hay veces que se te acalambran los gemelos. Lo peor es cuando se te acalambran los gemelos, porque ya no podés hacer todo el movimiento de pierna que se precisa para hacer una remada.

¿Al bajar del barco qué piensa?

Nunca te podés quedar con el gusto en la boca de que podías haber dado más. Hay que bajarse del bote conforme, que te haya ganado uno que sea mejor que vos. 

¿Qué le falta al remo uruguayo?

Apoyo. Brasil, Argentina, Chile o Perú brindan más apoyo a los remeros. Chile tiene por ejemplo un centro de alto rendimiento donde estudian, tienen becas, planes para la universidad. Falta apoyo para poder dedicarnos a esto 100%, y que no dependa del esfuerzo familiar para bancar algún viaje o costos del día a día. Dentro de Uruguay y los deportes amateur estamos muy bien. Somos de los pocos deportes que no nos pagamos los viajes al exterior.

¿Qué cuidado lleva un bote?

Hay que limpiarlo, el lago Calcagno es de agua dulce así que no afecta mucho, pero si corrés en agua salada o en una bahía donde hay combustible percude la pintura. No dejar que las cosas se corroen y no mucho más.

Ahora se viene el clasificatorio para los Panamericanos de Lima. ¿Qué chances tiene?

Hay chances de clasificar, voy a correr en dos botes, en el doble y en el cuádruple. En doble con Leandro Salvagno y el cuádruple se suma Jonathan Esquivel y Bruno Cetraro. En el doble hay más chances de meterse. 

¿Y un Juego Olímpico mayor?

La meta es Tokio 2020. Este año me convencí. Por las competencias y por mis números en el remoergómetro.

¿Se plantea a dónde llegar?

Sé que quiero seguir, pero no me lo plantee. Seguiré hasta donde pueda. Mientras que me banque mi familia y tenga los apoyos seguiré. Había arrancado la facultad de ingeniería, pero no llegué a enganchar. Ojalá me salga una beca en la ACJ para estudiar educación física el año que viene. 

 

LA CIFRA

4 medallas en los Juegos Olímpicos tiene el remo: una de plata y tres de bronce (1932, 1948 y 1952)

 

ASÍ VEN A MARTÍN

Jonathan Esquivel fue olímpico en Río 2016. Tiene 30 años y sigue en actividad. Sobre Martín González dijo lo siguiente: “Es un remero con un gran presente y un gran futuro, viene mejorando control tras control y tiene una gran proyección a futuro. También es una gran persona dentro y fuera del agua”. 

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