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Martínez golpeó la puerta de Mujica en su primer día como candidato a tiempo completo
Uno es el favorito para ganar la interna del Frente Amplio y convertirse en su candidato a presidente. El otro ya estuvo en ese cargo, es el líder del sector mayoritario de la coalición y apoya a la candidata desafiante.
En su primer día como candidato a tiempo completo y ya licenciado de sus tareas en la Intendencia de Montevideo (IMM), Daniel Martínez se trasladó este lunes hasta la chacra del expresidente José Mujica para conversar mano en mano sobre la campaña electoral, en el marco de una ronda de reuniones con referentes de la coalición que incluirá un encuentro con el presidente, Tabaré Vázquez, la próxima semana.
En la reunión –que duró aproximadamente una hora– ambos coincidieron en la necesidad de llevar a cabo una “campaña limpia” y evitar generar “heridas” no solo internas sino en todo el sistema político.
Con ese espíritu, al término del encuentro ambos enfilaron juntos hacia los periodistas que aguardaban en la entrada para tener algún detalle de la conversación. Mujica afirmó que hablaron acerca del “proceso electoral” que se avecina y de la “necesidad imperiosa” de “transitar como compañeros” la campaña, en la que, según dijo, ambos representan “espacios complementarios pero diferentes”.
Martínez, en tanto, explicó que ambos coincidieron en que el Frente Amplio debe “mantener la capacidad de saber” que “tiene diferentes precandidaturas pero siempre apostando a un proyecto que busque la superación del ser humano para que el país se desarrolle”.
“Formalmente estoy de campaña a partir de hoy y me parecía importante conversar con el Pepe (…) Nuestras conversaciones tienen mucho de filosofía, mucho de entender lo que pasa a nivel de la humanidad”, manifestó el precandidato socialista.
La relación entre Martínez y Mujica sabe de heridas y reconciliaciones. Aunque ambos mantienen encuentros ocasionales –de hecho se habían reunido un mes atrás en la chacra y más de una vez en el último año–, el vínculo entre uno y otro ha estado cargado de cruces y cuestionamientos. En 2010, el MPP –junto al Partido Comunista– trancó la candidatura de Martínez a la Intendencia de Montevideo, que se capitalizaría recién años después, cuando venció a Lucía Topolansky. En 2018, mientras los sectores del FA todavía definían sus apoyos en la interna, Mujica dijo públicamente que Martínez no calzaba con el interior del país, y meses después el intendente le dijo que no a los “acuerdos de cúpulas” luego de un acercamiento del MPP para negociar una fórmula presidencial.
Pero más allá de sus diferencias, ambos son conscientes del rol que cada uno juega en la interna frenteamplista y la necesidad de acumular esfuerzos para lograr una nueva victoria electoral. Ese fue uno de los motivos que llevaron al socialista a golpear la puerta de Mujica en su primer día alejado de la intendencia. Allegados a Martínez señalaron que si bien el MPP apoya a Carolina Cosse en la interna, el precandidato sabe bien que en caso de ganar en junio precisa tener cerca al sector de Mujica para triunfar en las nacionales.
"Cada cual vive donde se le antoja"
En diálogo con la prensa, el expresidente dijo que espera que la campaña sea “lo más limpia posible” y añadió que “la peor enfermedad contemporánea es el fanatismo”, porque “estupidiza”.
“Yo casi no leo a los compañeros ni a los adversarios. Pero leo mucho a los adversarios inteligentes porque me ayudan a pensar. Si los desprecio por ser adversarios, seguramente me pierdo algunos hilos de sabiduría”, afirmó.
Consultado sobre las declaraciones de Carolina Cosse, que criticó a quienes viven en barrios privados –un palo por elevación al nacionalista Luis Lacalle Pou–, Mujica afirmó que "cada cual vive donde puede y donde se le antoja".
"No me voy a meter en esos juicios, de dónde vivo, dónde no vivo...", declaró.
El líder del MPP también fue consultado por la salida de Guido Manini Ríos del Ejército, y aunque advirtió que no hablaría del excomandante para “no dar más bombo al asunto”, sí admitió que al Frente Amplio “tal vez” le haya costado relacionarse con las Fuerzas Armadas. “Hay una herida del pasado, muy vieja pero latente, que tiende a divorciar (…) Yo no creo que se le puedan cobrar las cuentas del pasado a las nuevas generaciones. Los soldados rasos son una expresión del pueblerío de la campaña, pertenecen a las clases sociales por las cuales peleé toda la vida. Si algún garrotazo me pegaron, no me la voy a agarrar jamás con ellos", reflexionó y agregó: "Fui presidente y no anduve persiguiendo gente".
