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Mitos y verdades de los organismos genéticamente modificados

Un reporte publicado por la ONG EarthOpenSource pone bajo la lupa a los alimentos naturales y los alterados
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24 de junio de 2012 a las 15:00
Como ocurre alrededor de cualquier polémica, hay tres bandos: los que están a favor, los que están en contra y los que no opinan. En ciencias políticas suele decirse que es este tercer grupo al que hay que dedicarse, porque es al que se debe convencer.

Es entonces cuando la evidencia empírica, los resultados de pruebas reales, juegan su rol principal. Esa es la carta que acaba de jugar la organización sin fines de lucro EarthOpenSource con la publicación del informe Mitos y verdades sobre los organismos genéticamente modificados (GMO, por su sigla en inglés).

Allí, los autores Michael Antoniou, Claire Robinson y John Fagan recogen y analizan evidencia sobre la seguridad y efectividad de los cultivos GMO, en comparación con los cultivos naturales.

Una cara de la moneda


El punto de partida del estudio es lo que los autores consideran mitos: los puntos a favor que suelen citarse para promover los GMO.

Entre estas supuestas ventajas se señala que estos cultivos son una extensión de los naturales y que, por ende, presentan los mismos riesgos.

Por otra parte, se alega que los cultivos GMO son seguros para comer e incluso pueden llegar a ser más nutritivos que los naturales, que están estrictamente regulados para su seguridad y que aumentan la producción de las cosechas.

Por otra parte, también se argumenta que significan una ventaja para los granjeros, conllevan beneficios económicos, ayudan a solucionar problemas causados por el cambio climático y reducen el uso de energía. Por último, “ayudarán a alimentar al mundo”, se dice.

La otra mirada


En el informe se señala que todos estos puntos se desploman cuando se enfrentan a la evidencia científica. La evidencia que reúne este reporte indica que los GMO pueden ser tóxicos, producir alergia o ser incluso menos nutritivos que los naturales.

El estudio alega que la insersión transgénica de este tipo de cultivos es imprecisa y mutante, lo que puede causar “cambios impredecibles en el ADN".

Además, su seguridad no está probada adecuadamente, no aumentan el potencial de la cosecha y no reducen sino que incrementan el uso de pesticidas.

Según el informe, estudios toxicológicos en laboratorios de animales revelan efectos dañinos a partir de una dieta a base de alimentos GM, que incluyen alteraciones en las funciones del hígado y los riñones.

No benefician a los granjeros sino que los perjudican, ya que generan hierbas tolerantes a los herbicidas, comprometen la calidad del suelo y hacen a los cultivos más propensos a enfermedades.

En este punto se hace referencia al herbicida Roundup, que internacionalmente comercializa Monsanto, y que genera hierbas resistentes, lo que ha “llevado a los granjeros a agregar más Roundup y otras mezclas de químicos, en un intento de controla las hierbas”, se indica.
Solo unos pocos cultivos GMO han sido desarrollados para granjeros de pequeña escala

Entre otros puntos en contra de los GMO, el informe señala que estos cultivos no tienen efectos económicos muy claros, reducen la biodiversidad, no ofrecen soluciones al cambio climático y consumen la misma cantidad de energía que cualquier otro cultivo químico.

Por último, rechazan la idea de que los cultivos GM son la solución al hambre en el mundo y aclaran que, en realidad, lo que hacen es “distraer el problema de sus causas reales: pobreza, falta de acceso al alimento y la tierra para producirlo”.

Además, la mayoría de estas plantaciones de gran escala, sobre todo de soja y maíz, se encuentran en países afluentes: “Solo unos pocos cultivos GMO han sido desarrollados para granjeros de pequeña escala, como los que plantan papa dulce o variedades de mandioca”.

Innecesario


Según el estudio, “no hay necesidad de correr los riesgos” que implican los cultivos GMO, cuando hay disponible otras soluciones efectivas y sostenibles a los problemas que esta tecnología genética pretende resolver.

Entre estas alternativas, los autores señalan el mapeo genético y la selección basada en marcadores, llamadas a suplantar a los cultivos GMO generando plantaciones de alta productividad, resistentes a las sequías, a las pestes y enfermedades.

“Los cultivos convencionales, las variedades existentes desarrolladas por granjeros de todo el mundo y los métodos agroecológicos, han probado ser métodos efectivos para enfrentar nuestros problemas de alimento, actuales y futuros”, concluye la publicación.

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