Magdalena Martínez es española. Llegó a Montevideo, por decisión, hace una década. Durante años pasó, junto a su marido uruguayo, los veranos australes aquí, en el río de la Plata. Y cada vez que venía al sur la sensación era que Uruguay le gustaba un poquito más. París, donde vivían en aquel entonces, ya no le resultaba tan amigable y las comparaciones con la capital más austral de América Latina eran, por supuesto, odiosas. Así que hicieron sus valijas y se instalaron en Montevideo.
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