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Mujeres y ciencia: “Cuenten a los niños que lo hizo una mujer”

La física española Julia Herrero Albillos habla sobre la brecha de género en ciencia y por qué son necesarios los referentes femeninos
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11 de junio de 2019 a las 05:02

"Es difícil soñar con algo que no has visto. Hay algunas personas que son capaces, pero la mayor parte de nosotros soñamos ser algo que ya hemos visto”, dijo a Cromo Julia Herrero Albillos, una española que soñaba ser física en contra de lo que la sociedad esperaba de una niña. Herrero fue premiada con la medalla de las Cortes de Aragón en 2018 y visitó Montevideo para participar de un conversatorio sobre género y ciencia en el Centro de Formación de la Cooperación Española en Montevideo para dar un mensaje: se necesita a más mujeres en ciencia.

¿Por qué las niñas no quieren ser ingenieras o físicas o matemáticas? ¿Qué pueden hacer los padres? 

No hay estímulos. Y es un trabajo para los padres, los hermanos, los primos, los tíos, los abuelos, la sociedad, los escaparates, los juguetes en las tiendas, los anuncios, las películas. No es que una madre pueda cambiarlo todo. Hay niñas que sí quieren; que les da igual lo que la sociedad les imponga. Pero hay otras que no tienen tan clara su vocación y si en un momento dado un profesor o lo que ves en la calle te empuja hacia otro lado, estudias otra carrera.  Es muy sutil. No es que no está permitido que estudien matemáticas, pero hay muchos estímulos que acaban diciéndote que los ordenadores son cosas de chicos, que eso no nos gusta a las mujeres, que nos gusta cuidar a los otros. Eso no es cierto. 

¿Y cuánto pesa la evaluación que hacen las niñas de sí mismas?

Las niñas, a edades muy pequeñas, cuando sacan buenas notas, piensan que es porque son muy trabajadoras. Y los niños, a la misma edad, piensan que sacan buenas notas porque son listos. Ellas asocian ser bueno al trabajo y ellos lo asocian a la genialidad. Y cuando piensas en un científico, piensas en un genio. Piensas en Albert Einstein. Asocias ciencia a la genialidad. Si no percibís que vas a ser buena en algo, pues terminas prefiriendo ir por otra vía.

¿Cómo influye que no haya referentes científicos femeninos? 

Casi nadie conoce más allá de Marie Curie. Es difícil soñar con algo que no has visto. Hay algunas personas que son capaces, pero la mayor parte de nosotros soñamos ser algo que ya hemos visto; tu objetivo a corto plazo es algo que le viste hacer a alguien. Las mujeres nos fijamos más en otras mujeres. Lo sientes más cercano. De un modelo como Marie Curie, que tuvo una vida fantástica y muy apasionada, nos llegan esas fotos de ella seria, con esos trajes oscuros. Es muy difícil que una niña quiera ser como Marie Curie. No es el modelo más atractivo para una niña. 

Las niñas, a edades muy pequeñas, cuando sacan buenas notas, piensan que es porque son muy trabajadoras. Y los niños, a la misma edad, piensan que sacan buenas notas porque son listos. Ellas asocian ser bueno al trabajo y ellos lo asocian a la genialidad. Y cuando piensas en un científico, piensas en un genio. Piensas en Albert Einstein. Asocias ciencia a la genialidad. Si no percibís que vas a ser buena en algo, pues terminas prefiriendo ir por otra vía.

¿Cuáles son las referentes que usted elige a la hora de divulgar el papel de las mujeres en la ciencia?

Podemos sacar del cajón a modelos científicas que han hecho cosas más cercanas y más palpables. A mí me encanta hablar de una científica americana que se llama Marie Tharp. Ella descubrió cómo era el fondo de los océanos. Fue la primera persona en dibujarlo. En la década de 1950 no se sabía cómo eran los océanos y ella fue la primera que demostró la tectónica de placas. Hasta ese entonces no se sabía que los continentes se movían. Mira si será relevante que los niños lo estudian en el colegio. Pero no es un nombre que se conozca. Otra de mis favoritas es una científica danesa llamada Inge Lehmann, que fue la persona que descubrió que la Tierra tiene un núcleo sólido y dijo dónde estaba estudiando los terremotos. Esa mujer tiene una historia apasionante. Trabajó hasta los 99 años y vivió hasta los 104. Si ves las fotos de Tharp o de Lehmann, son fotos más sonrientes, más actuales. Y es más fácil contarle a un niño que esta mujer descubrió que la Tierra tiene un núcleo de hierro sólido que si descubrió un elemento radiactivo. Esto lo cuentan en los colegios; cuéntale quién lo hizo. Otro ejemplo es Maria Sibylla Merian, la primera que estudió y dibujó cómo se transforman las mariposas. Que las niñas vean que hay científicas haciendo esos trabajos. No solamente hay que trabajar con las niñas. Los niños también tienen que ver que las mujeres pueden ser referentes para ellos. Si yo quisiera ser tenista, me gustaría ser igual como Rafa Nadal aunque es hombre. En España está Carolina Marín, que juega al bádminton y es buenísima; es un buen referente para las chicas, pero ¿por qué no para los chicos?

Usted mencionó la falta de estímulos a la hora de ver las jugueterías. ¿Qué aspectos hay que tener en cuenta a la hora de comprar para que tengan un efecto positivo?

Cuando hago regalos a niños intento fijarme en los modelos. Busco empresas de juguetes o editoriales que les dan igual protagonismo a los niños que a las niñas. Si se regala un libro, ver si los modelos están equilibrados; que no sea siempre el niño el que lleva el rol en los cuentos. Hay empresas de juguetes que realmente están haciendo su marketing mucho más blanco, con menos estereotipos de género, y eso es lo que compro. No me tiro al escaparate que es todo rosa. Regálale a las niñas un juego de construcciones, a lo mejor les gusta. Y al final, con lo que juegas de niño, quizás te ayuda a elegir tu carrera cuando seas mayor.

No solamente hay que trabajar con las niñas. Los niños también tienen que ver que las mujeres pueden ser referentes para ellos. Si yo quisiera ser tenista, me gustaría ser igual como Rafa Nadal aunque es hombre. En España está Carolina Marín, que juega al bádminton y es buenísima; es un buen referente para las chicas, pero ¿por qué no para los chicos?

¿De qué forma se visualiza la brecha de género en la academia?

En general, la brecha la ves cuando estudias los números. Ves que sí, que cuando hay recortes presupuestarios hay menos plazas para las mujeres; que en las becas prestigiosas la tasa de éxito de las mujeres es más baja que la de los hombres, y que cuando hay muchas plazas es la misma tasa de éxito. Cuando es más difícil acceder a algo, está demostrado que nos cuesta más. ¿Somos peores? No. Hay sesgos que nos hacen más difícil promocionarnos. A veces piensas que no la estás sufriendo, pero si no te invitan a un congreso, ¿cómo sabes? Si no te invitan por ser mujer, te están discriminando. Y si estar en un congreso te ayuda a tener ideas nuevas, a sacar proyectos adelante o a promocionarte, al final está siendo más difícil para ti que para tus compañeros.

¿Cuál es el aporte que se pierde la ciencia si no integra más mujeres?

Cualquier grupo que sea diverso va a hacer mejor lo que haga. Si todos tienen la misma visión, la solución que den a los problemas va a ser la misma y tendrán poca diversidad de soluciones. La mirada de hombres y mujeres es distinta y habrá más soluciones en la mesa. En ciencia, en concreto, hay campos en los que la presencia de la mujer ha sido clave; por ejemplo, en el tratamiento para el cáncer. Antes se estudiaban las dosis para hombres blancos de tal edad, pero la sociedad no son hombres blancos. En inteligencia artificial, cuando estás programando, puedes estar dándole una visión masculina, femenina o variada. Si la hacen solo hombres, esa inteligencia artificial va a ser machista también. O los test de accidentes de tránsito. Si haces los test con muñecos que miden 1,80 metros, estás estudiando los efectos del accidente en hombres; pero las mujeres somos más pequeñas, pueden estar embarazadas, hay niños. Cuando incorporas a las mujeres en los equipos, mejoras las medidas de seguridad. Al final es mejor. Es más difícil ver los beneficios en física teórica como en los estudios del bosón de Higgs. Pero una perspectiva distinta quizá te lleve a ver las cosas con más variedad y te sea más fácil proponer nuevos modelos.

¿Cómo nace la iniciativa española 11 de Febrero de la que forma parte?

Una princesa iraquí, doctora en medicina, se dio cuenta cuando trabajaba en Londres de que ganaba menos que sus compañeros hombres. Y decidió que su camino era cambiar eso. Ella veía eso en las investigaciones sobre el cáncer y quiso que la ciencia se dedicara a estudiar a las mujeres. Entonces, en 2015, lo dijo ante las Naciones Unidas y que se tenía que reconocer un día internacional de la mujer en la ciencia. A un grupo de físicas en España se les ocurrió hacer algo a nivel nacional para convencer a la sociedad de promover actividades relacionadas con la mujer y la ciencia para cambiar las cosas. Y se ha ido sumando gente. El primer año llegamos a 400 actividades, el segundo año, a 1.400 y este febrero llegamos a 2.300 en toda España. Este año tuvimos 5.500 solicitudes de charlas de colegios. 

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