En una escena de la exitosa película sobre la vida de Gilda, interpretada por la uruguaya Natalia Oreiro, se ve a la cantante de cumbia llegar junto con su banda a la prisión N° 9 de La Plata para brindar un concierto exclusivo a los presos. La visita se debió a la iniciativa de la propia Gilda tras el rechazo de los boliches a dejarla presentarse en vivo con su banda.
En la vida real y, a poco más de un mes de estrenada, la cantante y actriz que interpretó a Miriam Bianchi -nombre real de Gilda- logró proyectar la película Gilda, no me arrepiento de este amor en una cárcel femenina y se hizo presente para compartirlo con las reclusas.
Unas 100 presas del Penal de Ezeiza -prisión de máxima seguridad ubicada en la capital Argentina- tuvieron la oportunidad de conocer a Oreiro y su último largometraje.
La uruguaya llegó al lugar acompañada de la directora de la película Lorena Muñoz y, según relata una crónica del diario La Nación de Argentina, ambas saludaron con un beso a todas las reclusas. Elegidas por su buena conducta, las reclusas de Ezeiza -que cumplen condena en el penal por narcotráfico, trata de personas, estafa y venta de armas, entre otros delitos- se sacaron fotos con Oreiro y le pidieron autógrafos.
"Me emociona que haya alguien afuera que venga hasta aquí, con la sola intención de darnos una alegría: la de no juzgarnos y hacernos formar parte, aunque sea por un momento, del resto de los espectadores", señaló Rosa, una de las presas del lugar.
No es la primera vez que Natalia Oreiro visita a las reclusas de Ezeiza. El año pasado ya había estado allí para proyectar la película de Benjamín Ávila Infancia clandestina, también protagonizada por ella. En ese momento la noticia sobre la película de Gilda ya era conocida en el Penal y Natalia les prometió que luego de su estreno volvería al Penal para que tuvieran la oportunidad de verla.
"Ésta es la primera vez que se exhibe una película que está en cartel. Para las chicas eso es increíble, ya que es como una ilusión de libertad; como estar un rato sintiéndose libres, compartiendo lo mismo que el resto de la sociedad", expresó la uruguaya a La Nación.
La llegada del cine a una prisión en Argentina se enmarca en una iniciativa de mutuo acuerdo entre la Procuración Penitenciaria de la Nación, la Academia de las Artes y Ciencias Cinematográficas de la Argentina y el Instituto Nacional de Cine y Artes Audiovisuales (Incaa). Gilda en el Penal de Ezeiza es la primera proyección del ciclo llamado Cine en las Cárceles que planean se extienda a 35 prisiones de Buenos Aires.
Con el objetivo de hacer accesible la cultura a las personas privadas de libertad, el objetivo del Incaa es que en el futuro más actores y directores reconocidos puedan visitar a los reclusos y, además de mostrarles la película, tengan un intercambio con ellos.
El director Juan José Campanella fue uno de los pioneros de esta idea hace 3 años, cuando estrenó su largometraje animado Metegol. Acompañado del escritor Eduardo Sacheri llevaron la película al penal de Marcos Paz y, a partir de allí, otras cintas como Relatos salvajes, El último Elvis y Un cuento chino, que también fueron proyectados en diferentes penales.Inicio de sesión
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