Miguel Cardoso, experto del banco español BBVA.

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“Nuestra expectativa es que la inflación subyacente sea del 5 al 6% el año próximo”

Miguel Cardoso, economista jefe para España en BBVA Reserch, respondió las consultas de El Observador España sobre la historia de la inflación en su país.
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07 de septiembre de 2023 a las 19:58

- Hoy España tiene una de las inflaciones más bajas de Europa con una medición del 2,6% interanual en agosto, una caída impresionante desde el 10,8% del verano pasado. Pero si miramos la inflación subyacente, la que monitorean los bancos centrales, prácticamente se mantuvo en el mismo nivel (6,1%), lo que resulta extraño y preocupante.

- En la inflación subyacente actualmente influyen mucho los alimentos elaborados y los servicios a diferencia de lo que ocurría en un principio en que incidían, sobre todo, los combustibles y la electricidad. 

Ahora incluso, en la medida en que los aumentos de precios se consolidan, se trasladan a otras partes de la cadena de producción. Por ejemplo, la sequía hizo subir el precio del aceite de oliva, y como la situación no cambiaba con el transcurrir de los meses, quienes hacen conservas de atún que llevan aceite empezaron a reflejarlo. 

Además, por el lado de los servicios, son intensivos en lo que se refiere al costo de mano de obra. Acá tenemos los pedidos de compensación y los incrementos salariales. La inflación subyacente representa el 80% de los bienes y servicios de la cesta de consumo. Nuestra expectativa es que se mantenga en torno al 5%-6% durante los próximos 12 meses. 

- España, una vez más, aparece como uno de los países que más crece. En el segundo trimestre, con 1,8% interanual, quedó tercero. Pero lo cierto es que en el primero había crecido 4,2%, lo que habla de una marcada desaceleración, además de que fue el trimestre en el que recién pudo recuperar el PBI pre-pandemia, el último país de la zona euro. ¿Eso la hace más vulnerable a un endurecimiento monetario que siga prolongándose?

- Es cierto que España todavía está recuperándose. Aún hay capacidad sin utilizar producto de la crisis, sobre todo en el sector automotriz que está 15-20% por debajo de los niveles del 2019 y es muy importante para España.

A medida que la situación se vaya normalizando, el crecimiento perderá impulso. Hasta ahora estuvo muy basado en las exportaciones, el turismo y sectores como el manufacturero. La gran duda era qué pasaría con la demanda interna. El consumo venía contrayéndose. De hecho, cayó 3% entre septiembre y marzo pero en el segundo trimestre ya mostró una recuperación. 

Entendemos que lo que vimos fue el impacto negativo de las altas tasas de interés y de la refinanciación de hipotecas que pasaron a interés fijo. Pero buena parte de la reducción del ingreso disponible de las familias para gastar ya se ha dado. Eso puede ayudar a compensar una caída en las exportaciones como consecuencia de la recesión en el bloque. 

- Hablando de tasas, se especula mucho hoy sobre los próximos movimientos del Banco Central Europeo. ¿Cuáles son sus previsiones en términos de nuevas subas de tasas, pausas y posibles techos?

- Después de un incremento de tipos brutal en el último año esperamos una suba adicional de 25 puntos básicos en septiembre y después una pausa. Nuestro escenario es que va a mantener el nivel de tasas por lo menos hasta el primer semestre del año que viene pero eso dependerá por un lado, de lo que ocurra con el precio del gas y del petróleo, que viene al alza, y por el otro, de los salarios. 

- Hay bancos como Goldman Sachs que ya están anticipando que el barril de Brent va a regresar a los u$s 100. En relación a la espiralización de los salarios, entiendo que es un riesgo eminentemente alemán. ¿España también ve ahí una amenaza?

- Nosotros no creemos que el petróleo vaya a subir tanto por la falta de demanda china. Lo vemos más bien en u$s 80-85. En cuanto a los salarios, es verdad que en Alemania se están negociando por encima de la inflación subyacente de 6-7%. 

Aquí no tenemos ese problema. Los sindicatos han llegado a acuerdos del 4%. Está claro que la inflación no tiene su origen en un aumento de la demanda sino en una pérdida del poder adquisitivo. Entonces se ha pactado repartir la pérdida de renta y las empresas absorben parte de los menores márgenes. 

 

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