Altura, la palabra tan temida. Ahogo, dolor de cabeza, sangrado de la nariz, agotamiento físico y mental. Los síntomas dependen de cada organismo. No todos los futbolistas reaccionan de la misma manera.
Peñarol enfrenta este miércoles a la hora 21.30 a San José de Oruro. El estadio José Bermúdez será testigo de otra batalla de los uruguayos contra la altura. Para prepararse, el club compró tres máscaras especiales para realizar ejercicios aeróbicos, como informó Referí la semana pasada.
Las conectaron con bicicletas fijas o a las cintas para correr. Se setean a determinada altura, por ejemplo, 3.700 m. Así les va quitando oxígeno a los jugadores mientras corren o pedalean. De esa forma, el dr Edgardo Rienzi, médico del plantel sacó las mejores conclusiones sobre los futbolistas. Algunos de ellos hicieron hasta nueve sesiones.
En esos trabajos, el médico ve cómo se adaptaron con menor cantidad de oxígeno y cómo reacciona cada uno.
Este miércoles, seis horas antes del partido, Peñarol deberá estar en Oruro. Así lo dispone el reglamento de la Libertadores. En la cancha, el rival será San José. En la mente, la altura de la cordillera. De hecho, el plantel mixto que pondrá Diego López en cancha tuvo en cuenta la adaptación a esos trabajos.
A lo largo de todos estos años los uruguayos han probado innumerables estrategias para intentar sortear el mal. La suerte ha sido dispar.
Peñarol vuelve al lugar donde peor la pasó en los últimos tiempos. En 2002 recibió seis goles en los 4.100 metros de altura de Potosí ante el local Real Potosí.
No fue el único golpe. Un año después, ante Bolívar, recibieron cinco goles. Más cerca en el tiempo, en los 2.500 metros de Cochabamba, los aurinegros fueron goleados 6 a 2 ante Jorge Wilstermann también por Libertadores.
Esta vez, el equipo que conduce técnicamente Diego López, apela a nuevas fórmulas y el conocimiento sobre el tema de un viejo estudioso en la materia como el preparador físico Alejandro Valenzuela.
En esta historia hay de todo. Y todo influye. En primer lugar el aspecto físico y en segundo lo psicológico.
Pero hay otros detalles de los cuales los jugadores ya fueron advertidos: atención a los alcanzapelotas. La altura de Oruro, donde los carboneros enfrentan el martes a San José en procura de sellar la clasificación a la siguiente ronda, es similar a la de La Paz. En esos lugares, suelen rodear la cancha de alcanzapelotas con el objetivo de darle continuidad al juego. Ese detalle permite desgastar al visitante que habitualmente necesita aire.
Otro aspecto es que la cancha esté mojada a los efectos de favorecer una rápida circulación de la pelota. Son aspectos sobre los cuales Peñarol está advertido porque el propio Valenzuela los realizaba cuando estuvo con Jorge Fossati en Liga de Quito.
Una opción que manejan es que Peñarol no baje al vestuario en el entretiempo. Eso pasó con la selección cuando fue a jugar bajo la conducción de Jorge Fossati. El equipo se quedó en la cancha. Los jugadores se sentaron en el campo de juego y Fossati brindó la charla. “A mí no me gusta ir al vestuario en el entretiempo, que se queden en cancha”, dijo el profe en aquel entonces.
A los largo de los últimos años, clubes y selecciones realizaron diferentes experimentos a los efectos de combatir el mal de la altura. Hubo medidas médicas y psicológicas. Dentro de estas últimas se recomienda hablar lo menos posible de la altura, retirar los tanques de oxígeno de los vestuarios a los efectos de que los jugadores no se sientan disminuidos al pensar en que jugar allí les puede hacer daño.
Entre las medidas médicas destinadas a combatir los efectos de la altura, se hicieron desde aclimataciones hasta llegar horas antes del partido.
Durante aquel pasaje de Valenzuela por la selección, se apeló a que los jugadores utilizaran tapa bocas en los entrenamientos. Asimismo, fueron llevados a trabajar en cámaras hiperbáricas para simular los efectos de la altura.
Los tiempos fueron cambiando los hábitos. Antes era común que los entrenadores pidieran llevar un plantel para aclimatarse, como pasó con la selección en noviembre de 2000, cuando pasaron 21 días en la altura.
Bajo el mandato de Fossati la delegación adoptó una modalidad que se mantiene hasta el día de hoy que consiste en alojarse en Santa Cruz de la Sierra y subir a La Paz horas antes del partido. Una vez finalizado el encuentro, el plantel baja nuevamente al llano.
El único que desafió a la altura fue Juan Ramón Carrasco. Con Fénix fue tres días antes y con River cinco. Perdió los dos partidos.
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