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Pills & Care, el pastillero electrónico que fue creado para ayudar a una abuela

Idean dispositivo que guía en la toma de medicamentos en la dosis y tiempo indicados
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06 de marzo de 2019 a las 05:00

Hace algunos años atrás, la abuela de Rodrigo Arias enfermó, y había que controlar su medicación constantemente. Era difícil hacerlo, y ello trajo complicaciones adicionales en la salud de la mujer. Años después, en 2016, se repitió un problema similar con un familiar de la esposa de Rodrigo, Lucía Lueiro. Primero intentaron comprar algún dispositivo tecnológico que ayudara a controlar la medicación del paciente y que, al mismo tiempo, mantuviera informados a los familiares.  

Al no encontrar nada por el estilo, junto a Lucía y a su amigo Robert Pérez se propusieron desarrollar uno. A principios de 2017 fundaron Pills & Care. Crearon un “pastillero electrónico” con conexión a internet que le avisa al paciente el momento exacto en el que debe tomar su medicación, y la dosis adecuada. Arias (CEO) y Pérez (CTO) son  ingenieros técnicos en electrónica, y Lueiro es química farmacéutica.

Arias y Pérez, ambos de 36 años de edad, se conocen desde la adolescencia y son egresados del Instituto Tecnológico Superior (ITS). Arias está abocado a la dirección de la empresa, el desarrollo del producto y las relaciones con potenciales inversores. Pérez es el encargado de la tecnología electrónica y del software del dispositivo, así como de la aplicación en celulares.



Por su parte, Lueiro, basándose en su experiencia en farmacias hospitalarias, se dedica a aportar las buenas prácticas en materia de medicamentos. El objetivo de la innovación es mejorar la eficacia de los tratamientos, evitar errores en el seguimiento de las indicaciones médicas y ahorrar costos asociados, tanto al usuario como a las instituciones.

Los socios hicieron un desembolso inicial de US$ 15.000 y, con dos apoyos de la Agencia Nacional de Investigación e Innovación (ANII), llegaron a US$ 45.000.

A continuación un resumen de la entrevista con Robert Pérez.

¿Cómo funciona el dispositivo?
El pastillero tiene 21 reparticiones para cada medicamento. Cuando llega el día y la hora para tomar las pastillas, el aparato le avisa al paciente a través de unas luces y él debe pasar una pulsera sobre el dispositivo y se abre con la pastilla indicada.
El dispensador está diseñado para que no pueda ser abierto fuera de hora y para que la  medicación no pueda ser manipulada por personas no autorizadas.
Tiene el tamaño de un plato, porque es para pacientes que están en el hogar o en una clínica; no es portátil. Es muy fácil de usar.
Para programar la aplicación se requiere de otro adulto responsable, que puede ser un familiar, enfermero o cuidador, quien carga las instrucciones de día y hora y los medicamentos en el dispositivo para toda la semana. Ese responsable es avisado cuando el paciente toma la medicación, en tiempo real, a través de su celular. Eso le da tranquilidad o le permite  actuar si se entera que el paciente no tomó la medicación.



¿Existe un dispositivo de este tipo en otros países?
Hemos investigado en países grandes, como Brasil y México, y no hay pastilleros electrónicos. Sí hay algo similar en EEUU pero a un precio muy alto, y en Israel también pero allí el aparato es de gran complejidad.
Los dispositivos para medicación conectados a internet recién están apareciendo en los mercados, por eso es el momento justo para mostrar nuestra propuesta.

¿Cuáles fueron los primeros pasos una vez ideado el pastillero?
En 2017 nos acercamos a la incubadora Khem del Polo Tecnológico de Pando y nos ayudaron a desarrollar el plan de negocios y a tener contactos con distintos actores del mercado. También nos presentaron a la ANII que nos dio un fondo inicial de US$ 5.000.
Después validamos la innovación a través de entrevistas a particulares, médicos e instituciones de salud y decidimos desarrollar prototipos y el software que tenemos actualmente. Para eso ANII nos otorgó otro capital, esta vez de US$ 25.000.

¿Los prototipos están funcionando?
Sí, son diez y están funcionando en casas de salud y de particulares. Los vamos rotando entre diferentes usuarios. Hemos recogido información y comentarios sobre su uso para mejorar el sistema.

¿Quiénes realizaron los prototipos?     
Nosotros. Encargamos las placas electrónicas del pastillero a una empresa en China, pero casi todo está hecho en plástico con moldes que producimos acá, en impresoras 3D. El armado también lo hacemos en Uruguay.  
Estamos ubicados en el Polo Tecnológico de Pando, en Canelones.

¿Han conseguido la patente?
Con ayuda de ANII, estamos en el proceso de tramitación de la patente internacional (Tratado de Cooperación en materia de patentes, PCT, por sus siglas en inglés).

¿Qué sigue?
Estamos manejando hacer una producción de 200 pastilleros y en estos días habilitaremos en nuestra página web una preinscripción para los interesados en comprar el dispositivo.
Si entraran inversionistas ahora, sería genial.  
Mientras tanto, estamos haciendo esta tirada de producción, que es baja pero es un gran paso para comenzar a masificar el producto.

¿Quiénes son potenciales inversionistas?
Pueden ser inversionistas particulares que se dediquen al área de salud, cadenas de farmacias, laboratorios interesados en que la adherencia a los tratamientos sea buena en medicamentos críticos, hogares residenciales, o algún organismo internacional vinculado a estos temas.

¿Piensan que los gobiernos podrían interesarse, considerando que ayudaría a las políticas públicas vinculadas a la salud?
Sí, la verdad es que nos hemos enfocado en la parte privada, pero estamos abiertos al tema estatal.

¿Cuándo saldrán al mercado?
Este año lo haremos en Uruguay y comenzamos tratativas en Chile y Brasil para más adelante.

¿Qué recomendaciones le daría a otros emprendedores?
Los emprendedores vivimos en una montaña rusa y hay que resistir. Hay días en los que a todo el mundo le interesa el proyecto y tenemos reuniones en todos lados, y a la semana siguiente estamos trancados y nadie responde. Hay muchos altibajos que desaniman. Por eso no  hay que desmoronarse. También es mejor ser varios integrantes en el equipo, para ayudarse entre sí y tratar de empujar hacia adelante. l

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