La presencia de Maradona tenía que ser uno de los momentos especiales del Festival de Cannes pero una próxima operación le impidió asistir al estreno del documental que lleva su nombre, que no esconde nada de su vida: pobreza, éxito brutal, drogas, mujeres, camorra...
Algo más de dos horas de metraje que se centra en su época del Nápoles y que se puede resumir a la perfección con una frase que dice su preparador físico, Fernando Signorini: "Con Diego iría hasta el fin del mundo, pero con Maradona no daría ni un paso".
Maradona le respondió: "Sí, pero si no hubiera sido Maradona, todavía estaría en Villa Fiorito".
Allí, los siete miembros de la familia vivían en una sola habitación y el pequeño Diego siempre soñó con comprar una casa para sus padres, lo que hizo con solo 15 años. Desde ese momento se ocupó de toda la familia. "Mucha carga para una persona", reconoce en el documental su hermana María.
Ese origen humilde marcó a un Maradona que tras lograr el éxito en el Boca Juniors partió a Barcelona, donde una hepatitis y la fractura del tobillo izquierdo -la entrada de Goicoechea aún provocó exclamaciones de horror durante el pase de Cannes- le impidieron cumplir su sueño español.
"Llegué a Nápoles después de la mala experiencia del Barcelona. Me quedé sin plata. No conocía Nápoles pero no había ningún equipo que me comprara", recuerda Maradona, cuya voz en off acompaña gran parte del documental.
Llegó a Nápoles en 1986, año en el que consiguió ganar el Campeonato del Mundo con Argentina en México, con los dos famosos goles contra Inglaterra en la semifinal, una revancha por la guerra de las Malvinas.
Cayó profundamente en el consumo de cocaína que reconoce haber comenzado en Barcelona y comenzó a estar rodeado de la peligrosa Camorra napolitana a través de Camilo Giuliano.
Maradona recuerda esa época: "Una noche me subieron en una moto y me llevaron a una casa. La mesa ya estaba preparada para cenar. Había fusiles, parecía 'Los intocables' y Al Capone. Para mí era todo como un filme".
Así fue como entró en una espiral difícil de parar. La cocaína era muy fácil de conseguir en Nápoles a través del clan Giuliano.
EFE
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