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Por qué un kilo ya no va a pesar un kilo la próxima semana

Se votará el futuro de la masa en el Congreso General de Pesos y Medidas y se determinará una nueva definición
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07 de noviembre de 2018 a las 12:03

La próxima semana, el 16 de noviembre precisamente, se llevará a cabo el Congreso General de Pesos y Medidas, donde se determinará el futuro de la masa. Según The Guardian, si se cumple lo previsto, se abandonará el prototipo internacional de kilogramo: el cilindro de platino e iridio que existe desde 1875.

Si eso sucede, la Oficina Internacional de Pesos y Medidas (BIPM) determinará una nueva definición de kilogramo. A pesar de que parece una simple modificación, el cambio conllevaría aprender de cero cómo funciona el kilogramo.

La definición tradicional, asociada a un cilindro de metal, se debe al reinado de Louis XVI en Francia. Fue el propio rey quien decidió crear una definición oficial del kilo con el fin de frenar los engaños a los clientes por parte de los comerciantes al momento de pesar las compras.

La medida correspondía a un litro de agua congelada a cero grados Celsius. En 1795, cambió y se determinó que el gramo equivalía a un cubo de hielo a 4 grados Celsius.

Luego, en 1799 se creó el cilindro de platino e iridio, denominado K. En 1875, se firmó un acuerdo para estandarizar las medidas a mano de 17 países. Actualmente, más de 100 países lo dejan en manos de la BIPM.

Parte del problema es que ese cilindro se ha encogido con el paso del tiempo. La última vez que se analizó el kilogramo real se descubrió que ahora era, aproximadamente, cinco partes en 100 millones más pesado que sus copias, que habían ido perdiendo unos pocos átomos de metal cada vez que se utilizan en las pesas. Es un peso insignificante (es decir, no afectará en nuestra vida diaria), pero importante a la hora llevar a cabo determinados estudios científicos. 

Si se confirma la votación de la próxima semana, la medida quedará sujeta al propio universo. Es decir, el tejido del espacio ofrece constantes que los científicos pueden utilizar para sus experimentos. Tiene que ser un valor adimensional estrictamente universal que sea siempre igual como es, por ejemplo, la velocidad de la luz en el vacío.

“Este (encogimiento) es el tipo de cosa que sucede cuando tienes un objeto que necesita ser conservado para tener un estándar. Las constantes fundamentales, por otro lado, no van a cambiar con el tiempo”, explicó a a Scientific American Peter Mohr, físico del Instituto Nacional de Estándares y Tecnología, que forma parte del comité que supervisa el Sistema Internacional de Unidades.

Otros cambios

El segundo también ha sufrido modificaciones. Por ejemplo, se definió hasta 1967 como “la fracción 1⁄31,556,925.9747 de la duración que tuvo el año solar medio entre los años 1750 y 1890”. Era una medida relativamente exacta, pero no lo suficiente para algunas de las nuevas tecnologías que requerían de mayor precisión. Así, se cambió su definición a la “duración de 9.192.631.770 periodos de la radiación correspondiente a la transición entre los dos niveles hiperfinos del estado fundamental del átomo de cesio 133 a una temperatura de 0º K”. Para un simple mortal, un segundo sigue siendo un segundo.

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