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Prepárate para un mundo de divisas multipolar

El dólar estadounidense sigue dominando los mercados de deuda, pero algunos datos especializados sugieren que las cosas pudieran estar a punto de cambiar
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05 de abril de 2023 a las 05:03

Por Gillian Tett

Este mes, Rusia y China han vuelto a inquietar a Washington. Eso se debe principalmente a sus ‘escenificadas’ muestras de unidad diplomática en torno a Ucrania y a muchas otras cuestiones.

Pero también tiene que ver con el dinero: durante una visita de Xi Jinping a Moscú la semana pasada, Vladimir Putin se comprometió a adoptar el renminbi (RMB) para "los pagos entre Rusia y los países de Asia, África y Latinoamérica", en un intento por desplazar al dólar.

Y esto se produce conforme Moscú ya está utilizando cada vez más el renminbi para su creciente comercio con China y lo está incorporando a las reservas de su banco central para reducir su exposición a activos "tóxicos", es decir, estadounidenses.

¿Importa esto? Hasta hace poco, la mayoría de los economistas occidentales habrían dicho "por supuesto que no". Después de todo, durante mucho tiempo se ha supuesto que la naturaleza cerrada de la cuenta de capital de China representa un impedimento para un uso más amplio de su moneda.

Pero, en este momento, el anuncio de Putin está teniendo un inusitado impacto emocional. Uno de los motivos es que existe la preocupación de que las turbulencias bancarias, la inflación y la inminente batalla por el techo de la deuda en EEUU están haciendo que los activos en dólares sean menos atractivos. "Al dólar se le está devaluando para financiar los rescates bancarios", denunció esta semana Peter Schiff, el economista libertario, haciéndose eco de una opinión muy extendida en la derecha estadounidense.

Por su parte, Jim O'Neill, el execonomista de Goldman Sachs que creó la sigla "BRICs" (un acrónimo para referirse al bloque formado por Brasil, Rusia, India y China), publicó esta semana un artículo argumentando que "el dólar desempeña un papel demasiado dominante en las finanzas mundiales", y pidiéndoles a los mercados emergentes que reduzcan sus riesgos.

Pero el otro factor que está generando inquietud es que, incluso antes de la visita de Xi a Moscú, el gobierno saudita había anunciado que empezará a facturar en renminbi algunas exportaciones de petróleo a China. Por otra parte, Francia acaba de realizar su primera venta de gas natural licuado (GNL) en renminbi, y Brasil ha adoptado esta moneda para parte de su comercio con China.

No hay absolutamente ningún indicio de que estos gestos simbólicos estén perjudicando al dólar en estos momentos. Sí, la proporción del dólar en las reservas mundiales se ha hundido del 72 por ciento en 1999 al 59 por ciento, a medida que los bancos centrales diversifican cada vez más sus fondos de inversión y descartan las paridades cambiarias. Y también es cierto que la llegada de las monedas digitales al por mayor (de banco a banco) de los bancos centrales pudiera, en teoría, acelerar esta diversificación al facilitar que los bancos centrales no estadounidenses negocien directamente entre sí en sus propias monedas.

Pero el dólar sigue dominando los mercados de deuda, y el volumen de dólares mantenido en el extranjero se ha disparado este siglo. Y un detalle sorprendente, e ignorado, de las turbulencias de este mes es que la divisa ha conservado su "fortaleza casi récord frente a las divisas del G10 y de los mercados emergentes", como tuiteó recientemente Robin Brooks, el economista jefe del Instituto de Finanzas Internacionales (IIF, por sus siglas en inglés).

De hecho, había tantos inversionistas mundiales que querían obtener dólares durante la reciente crisis que la Reserva Federal (Fed) lanzó un programa diario de intercambio de divisas con otros bancos centrales. "Irónicamente, este mayor uso de las líneas de intercambio de dólares reforzará aún más el sistema mundial del dólar y sus poderosos efectos de red", ha predicho David Beckworth, un investigador asociado del Centro Mercatus de la Universidad George Mason.

O, dicho de otro modo, puede que el dólar no merezca ganar ningún concurso de belleza en este momento, dados los problemas fiscales que aquejan a EEUU, pero numerosos inversionistas siguen considerándolo la opción menos fea en un mundo extremadamente feo, debido a ese efecto de red y al hecho de que los mercados de capital del euro y del RMB son, respectivamente, poco profundos y cerrados.

Sin embargo, antes de que alguien llegue a la conclusión de que esto significa que se puede ignorar por completo la amenaza de Putin, debería echársele un vistazo a una investigación, la cual invita a la reflexión, sobre la facturación comercial publicada el año pasado por el Centro para la Investigación de la Política Económica (CEPR, por sus siglas en inglés).

Hace una década, se suponía ampliamente que otro factor que apuntalaba al dólar era la "rigidez" de los patrones de facturación comercial, tal como lo ha señalado Gita Gopinath, la primera subdirectora gerente del Fondo Monetario Internacional (FMI). Pero el artículo del CEPR sugiere que esto pudiera estar cambiando lentamente, ya que, a medida que el comercio chino se ha expandido en los últimos años, el uso del RMB también ha aumentado.

Tanto es así, de hecho, que el RMB ahora supera el uso del euro en la facturación comercial, lo cual es "sorprendente, dado el bajo grado de apertura de la cuenta de capital de China", afirma el CEPR. Y argumenta que "contrariamente a la sabiduría convencional, la falta de apertura de la cuenta de capital puede no impedir del todo que el RMB desempeñe un papel más importante como moneda internacional y de reserva".

Después de todo, señala el CEPR, ya ha surgido un mercado extraterritorial de RMB de US$200 mil millones, y la moneda se está "utilizando en la facturación y liquidación del comercio exterior y los pagos de China" y en "una red mundial de compensación y pagos".

Según lo predicho por el CEPR, el resultado neto es que, en los próximos años, pudiera surgir un mundo de divisas "multipolar", del tipo que actualmente está pidiendo O'Neill. Eso no representaría un cambio tan drástico como Putin o Xi desearían, o como temen los alarmistas de Washington.

Pero, en mi opinión, parece una apuesta sensata a mediano plazo. E incluso "simplemente" un modelo multipolar pudiera suponer una conmoción para los legisladores estadounidenses, dado el volumen de financiamiento externo que necesita EEUU. Por eso, tanto los inversionistas como los legisladores deberán estar atentos a los intrincados y aburridos detalles de la facturación comercial durante los próximos meses. Puede que la bravata de Putin resulte inútil; pero también pudiera ser un indicador de lo que está por venir.

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