Aquí me cuelo en tu bandeja de entrada con un Pícnic! en el que quiero conversar contigo sobre la felicidad de las rutinas, sobre el disfrute de las cosas simples que hacemos todos los días y que, tantas veces, nunca reconocemos como hermosas. Quiero conversar contigo de todo esto luego de ver la última película de Wim Wenders, que regresa a su amor por Japón y construye este poema hecho filme llamado Días Perfectos
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