En 2019 se cumplirán 50 años de la llegada del hombre a la Luna. Hace esa misma cantidad de años, medio siglo completo con sus faltas de ortografía, que el ser humano no se sorprende a sí mismo con algún viaje importante al espacio. Pareciera que el espacio dejó de importar. O bien las potencias preparadas para hacer viajes a lo desconocido carecen de interés o dinero para iniciar la que será la próxima etapa en la carrera galáctica por conocer lo que tan poco conocemos, por la sencilla razón de que el ser humano no ha hecho el intento por ir a conocerlo. Y Marte, ¿para cuándo? Marte está ahí, a la espera. ¿De qué? De fondos, pues no es un viaje a la vuelta de la esquina. Llevará años planearlo y poder cumplirlo. La NASA ya no cuenta con el presupuesto federal multimillonario que tuvo en la década de 1960, cuando se consiguió el objetivo de llegar a la Luna antes que ningún otro país.
La NASA no tiene interés en regresar a la Luna -¿para qué?- y todavía no tiene planes concretos de hacer un viaje tripulado a Marte, pues carece de los recursos financieros suficientes como para acelerar la investigación que permita encontrar la tecnología confiable capaz de garantizar un viaje exitoso. Donald Trump prometió que en este aspecto haría las cosas mejor que su predecesor, pero por ahora nada. La plata no aparece por ninguna parte, por más que la Nasa, ese increíble laboratorio de novedades tecnológicas que además de mandar al hombre al espacio logró inventar infinidad de dispositivos tecnológicos, algunos de ellos de uso masivo, ha dado grandes pasos –todos ellos en silencio y en secreto- para continuar avanzando en tecnología y mantener la delantera absoluta en cuestiones espaciales.
Conversando días atrás con un científico estadounidense que conoce al dedillo los avances en esta materia, dijo algo que me dejó sin palabras: “estamos mucho mejor preparados para realizar el primer viaje tripulado a Marte de lo que la gente piensa. Se han hecho avances notables a nivel tecnológico, por lo que nadie debería sorprenderse si un día se informa de que vamos a Marte”. “Pero, ¿cuándo? No creo que vaya a ser pasado mañana”, comenté, a lo que el interlocutor respondió: “No descartes nada. Marte es el objetivo. Para la comunidad científica dedicada a asuntos espaciales, es el sueño a cumplir”
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