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Defensor Sporting derrotó a Rampla Juniors y quebró su mala racha
Polilla viajó al Olímpico con la daga en el cuello. La paciencia de los hinchas comenzaba a tener límites. Defensor no había ganado. Tampoco había anotado goles. Y lo que es peor, su defensa otorgaba franquicias.
En lo previo, el Olímpico no se presentaba como un escenario cómodo. Es una cancha donde Rampla se hace sentir, a lo que se sumaba que la pelota no rueda con la misma facilidad que en otros escenarios.
Da Silva metió cambios ante un conjunto local que también era un alma en pena en el torneo. La salida del técnico Toresani no fue clara. Todo quedó reducido a un comunicado.
El Polilla rearmó la defensa, que ante Cerro Largo fue un show de errores, y modificó el medio además de jugar con doble 9 arriba sacando a los punteros chiquitos y veloces.
Y el hipotético escenario complejo, ese que podía generarle dolores de cabeza al Polilla, se terminó despejando en poco menos de 50 segundos.
La pelota viajó al área de Rampla, dudaron los defensas, dudó el golero, rebote y Nicolás González la golpeó con el taco para terminar con la malaria violeta. Fue el primer gol de Defensor en tres fechas del campeonato.
Se terminó el partido. Aunque no lo crea. A los 50 segundos. Porque Rampla no supo encontrar los caminos para vulnerar las dos líneas de cuatro con que Defensor protegió su arco.
Albín deambulando, presionado cada vez que tomó contacto con la pelota para no dejarlo pensar. El Flaco Fernández sin tener con quien jugar. Los hombres que jugaron abiertos controlados. Rampla remató al arco una sola vez en el primer tiempo. Un disparo de Albín a los 25.
Habla bien del trabajo defensivo de los violetas que mejoraron en lo que peor mostraban.
Defensor contó con una doble chance sobre los 15 en un error de Martínez en la salida donde primero salvó Odriozola y en el rebote se lo perdió Piquerez.
El complemento no sufrió cambios en el juego. El partido fue aburrido. Pura lucha, escasas ideas. Rampla empujó, pero se murió en eso. Sin peso en el área, murió siempre en el intento.
Y a seis minutos del final, la viola sentenció la historia. Otra vez de rebote. Remate de Ergas, Odriozola la sacó y el rebote le quedó a Navarro que marcó el gol que le permitió suspirar al Polilla.
