El martes 6 de noviembre Estados Unidos tendrá una de las elecciones de medio término más importantes en los últimos 50 años. Republicanos y demócratas se juegan nada menos que el control de las dos cámaras. Si los republicanos logran mantener el control de ambas se habrán anotado un gran triunfo de cara a las presidenciales de 2020, esto es, tendrán por delante dos años para allanarle el camino al presidente en sus intenciones de buscar la reelección, en caso de que decida seguir viviendo en la Casa Blanca. Con Donald Trump lo más seguro es que nadie sabe.
Hay quienes afirman que el multimillonario convertido en presidente contra todas las expectativas se sacó las ganas de llegar al mayor cargo de autoridad del mundo –y que me perdone el papa-, por lo tanto, con sus expectativas cumplidas por ahí decide irse por la puerta grande, evitando el riesgo de ser derrotado en las elecciones de 2020 y quedar en la historia como un perdedor, pues esa es la imagen que persigue como fantasma por el resto de los tiempos a los presidentes estadounidenses que solo consiguen mantenerse gobernando por su solo periodo. Jimmy Carter y George H. W. Bush, son los casos más recientes. Con el ego enorme que mueve a la maquinaria existencial de Trump, sería un nocaut imposible de superar no salir relecto en caso de hacer todos sus esfuerzos por conseguirlo. Por lo tanto, quién sabe.
Hay quienes afirman que el multimillonario convertido en presidente contra todas las expectativas se sacó las ganas de llegar al mayor cargo de autoridad del mundo
Aunque se sabe que si los demócratas consiguen la mayoría en una de las cámaras no sería descabellado imaginar un escenario en el cual buscarían el impeachment (juicio político) de Trump, para terminar su mandato antes de tiempo. Por el momento esto parece impensable, mejor dicho, pensable, pero en apariencia irrealizable. Sin embargo, dos años atrás parecía impensable, incluso inimaginable que Trump pudiera ganar, y sin embargo ganó. El periodismo estadounidense ha insinuado que en privado el presidente está nervioso por el posible escenario que debería enfrentar dentro de dos semanas en caso de ocurrir una debacle electoral contraria a los intereses de su partido. Ese nerviosismo puede haber quedado aliviado en algo tras conocerse la más reciente encuesta realizada por el diario Wall Street Journal y la cadena televisiva NBC.
El periodismo estadounidense ha insinuado que en privado el presidente está nervioso por el posible escenario que debería enfrentar dentro de dos semanas en caso de ocurrir una debacle electoral contraria a los intereses de su partido.
Las cifras de la misma indican que la popularidad de Trump viene en alza, y que en la actualidad goza de su mejor momento desde que llegó a la presidencia. El 47 por ciento de los estadounidenses aprueba su labor, en tanto el 49 por ciento la desaprueba. Si bien desde su llegada al poder no ha podido conseguir aun un 50 por ciento de aprobación popular, el buen momento de la economía, respaldado por los 7.1 millones de nuevos trabajos disponibles, cifra récord, ha tenido impacto positivo en la opinión de la gente y de rebote podría ayudar a quienes buscan ser relectos para que el partido republicano pueda mantener la hegemonía en el congreso.
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