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Renault, Nissan y la crisis después de que su líder terminó en la cárcel
Por Jack Ewing, Motoko Rich y Liz Alderman, New York Times News Service
Durante las casi dos décadas que dominó la alianza de Renault y Nissan, Carlos Ghosn consiguió una especie de milagro en el mundo del automóvil. Logró que la empresa francesa y la japonesa actuaran como una sola entidad para que ambas pudieran prosperar en una industria en la que la escala lo es todo.
Ahora que Ghosn está en una cárcel de Tokio y tanto él como Nissan enfrentan cargos penales porque el ejecutivo declaró ilegalmente un menor ingreso, las fallas en esa estructura se han vuelto evidentes.
La caída de Ghosn ha dejado en el limbo la improbable unión franco-japonesa y ha revelado hasta qué punto su éxito giraba en torno a la personalidad convincente de su director ejecutivo. Ghosn tuvo más poder y su mandato duró mucho más que el promedio en las grandes corporaciones que cotizan en la bolsa.
Ghosn no había formado a un claro sucesor y esto deja la supervivencia de la alianza en entredicho: ni Nissan ni Renault tienen planes de conservar el convenio que ha sido una fuerza imponente, responsable de las ventas de 10,6 millones de autos el año pasado. Nissan decidió investigar a Ghosn sin avisar a Renault.
“Necesitan un líder”, comentó Christopher Richter, subdirector de investigación de Japón en CLSA, un grupo de inversiones y corretaje. “La alianza está pasando por una crisis y se deben tomar decisiones difíciles”.
El reemplazo
El consejo de administración de Nissan se reunirá este lunes 17 para nombrar al remplazo de Ghosn, a quien ya habían quitado de su cargo de presidente, de acuerdo con una persona que cuenta con conocimiento de la investigación interna de Nissan. En algún punto después del encuentro, el consejo establecerá una fecha a fin de sostener una reunión con los accionistas en la que se votará para quitar a Ghosn de cualquier puesto en el consejo. Asimismo, se espera que el consejo de administración proponga una resolución a los accionistas para quitar a Greg Kelly, quien fungió como director de recursos humanos en Nissan y fue arrestado junto con Ghosn, declaró la persona.
De acuerdo con la persona que tiene conocimiento sobre la investigación, Nissan y Renault están en conversaciones para realizar una investigación distinta e independiente relacionada con las actividades de Renault-Nissan BV, la entidad en los Países Bajos que se encargaba de supervisar la alianza, y con la posibilidad de que Ghosn la hubiera usado como un vehículo para un plan de compensación diferida.
Esta investigación podría complicar los esfuerzos para llenar el vacío de liderazgo en la alianza. Un vocero de la alianza se rehusó a dar comentarios.
Nissan está muy involucrado en la investigación sobre Ghosn en Japón. Alertó a los fiscales sobre un posible delito cometido por Ghosn con base en los alegatos de un delator. Esta semana, la automotriz se topó con acusaciones de haber violado leyes financieras junto con Ghosn. El mes pasado, la Bolsa de Valores de Tokio abrió su propia investigación sobre Nissan, en la cual examinó sus controles de administración interna y sus presentaciones de títulos de valores.
Desde que sucedió el arresto en noviembre, las acciones de Nissan han caído cerca de un 9%.
Los accionistas olvidados
“En realidad, lo que está pasando es el peor escenario posible”, comentó Nicholas Benes, director delegado del Instituto de Capacitación de Directores de Consejo de Japón, una organización sin fines de lucro que se especializa en gobierno corporativo. “Se han levantado cargos en contra de la empresa y tiene la letra escarlata de criminal estampada en la frente. ¿Quién está pensando en los accionistas?”.
Antes de su caída, Ghosn se jactó de haber sido la única persona en fungir simultáneamente como el director ejecutivo de dos empresas en la lista Fortune Global 500: Renault y Nissan. También era el presidente de la Alianza Renault-Nissan, donde, hasta que se cambiaron las reglas el año pasado, contaba con seis votos en el consejo de administración mientras que los otros nueve miembros tenían uno cada uno.
En Nissan, donde fue presidente hasta que lo quitaron del puesto el mes pasado, Ghosn tenía una influencia poco común al momento de determinar la remuneración de los altos ejecutivos, de acuerdo con un informe de la gerencia corporativa que emitió Nissan en julio. Tomaba la última decisión respecto de la cantidad a pagar para todo el consejo de administración. Lo más normal es que esa autoridad se otorgue a un comité de remuneraciones de la empresa.
Renault es el accionista principal de Nissan, con un 43% de las acciones. Desde hace tiempo, los accionistas de Renault se habían quejado de que Nissan no contaba con los procedimientos de manejo empresarial adecuados ni con consejeros independientes que pudieran cuestionar las decisiones, señaló Pierre Henri Leroy, director de Proxinvest, un grupo francés de asesoría de accionistas.
Durante años, el consejo de administración y los accionistas de Renault buscaron controlar la remuneración de los ejecutivos, una tarea en la que influyó el gobierno francés, el cual tiene un quince por ciento de participación en Renault.
“Ghosn era más vigilado en Francia. Siempre le respirábamos encima”, comentó Leroy, cuyo grupo de asesoría solía criticar los esfuerzos que hacía Ghosn para subirse el sueldo. “En Japón, no sucedía lo mismo”.
El dominio de Renault sobre Nissan permitió que Ghosn incrementara su poder, un punto del que Hiroto Saikawa, el director ejecutivo de Nissan, se quejó en público después del arresto de Ghosn.
A lo largo de los años, sucesores potenciales en Renault se quedaron a medio camino, una cuestión espinosa en Francia para los accionistas de la automotriz francesa. En 2011, Patrick Pelata, director de operaciones de Renault y asesor cercano a Ghosn, a quien mucha gente percibía como un posible sucesor, dejó la empresa después de una tormenta política provocada por el manejo que tuvo Ghosn de un caso de espionaje industrial interno.
Dos años después, Carlos Tavares, director de operaciones de Renault que también era considerado como un sucesor, dejó el cargo después de declarar en una entrevista con Bloomberg News que le era imposible avanzar con Ghosn a la cabeza. Tavares se fue a PSA, el fabricante de los autos Peugeot y Citroën y un rival de Renault.
“En Renault, la línea de sucesión no se manejó con seriedad”, afirmó Leroy. “Durante años, nos preocupó que Ghosn tuviera la oportunidad de atrincherarse en Renault, Nissan y en toda la alianza, y eso fue justo lo que sucedió”.
En retrospectiva, Renault y Nissan sufrieron de lo que se conoce en la jerga de las escuelas de negocios como un “problema de persona clave”, según Christoph Schalast, un abogado de fusiones y adquisiciones en Fráncfort y profesor en la Escuela de Finanzas y Administración de Fráncfort.
“Todo depende de una persona clave”, explicó Schalast.
El poder de Ghosn y la longevidad inusual de su tenencia en el cargo pudieron haber evitado que la alianza evolucionara a medida que Nissan se volvía un socio mucho más grande y rentable, pero Renault ejercía más control, una situación que llegaron a resentir algunas personas en Nissan, de acuerdo con entrevistas con tres exempleados de la automotora japonesa.
Con Ghosn en la cárcel, el problema más complicado para la alianza es simplemente que no tiene un líder.
“Se acerca la amenaza de un importante cambio tecnológico, y es una verdadera crisis existencial para cualquiera de las automotoras en el mercado”, comentó Richter de CSLA. “Mientras estas dos empresas están jugando a quién debería dirigirla o quién se está sintiendo agraviado o todas estas diferencias insignificantes, arde Roma”.
(Jack Ewing colaboró con el reportaje desde Fráncfort, Alemania, Motoko Rich colaboró con el reportaje desde Tokio y Liz Alderman colaboró con el reportaje desde París).
