En el litoral norte uruguayo, uno de los polos de producción hortifrutícola nacional, se necesita de un resto de enero y un febrero con baja ocurrencia de lluvias, para que el abasto al mercado en los meses siguientes no se vea afectado en volúmenes, que haya una calidad adecuada y que los precios no se disparen.
Ítalo Tenca, directivo de la Asociación de Granjeros de Salto y delegado ante la Junta Nacional de la Granja, descartó un impacto inmediato, pese a las dificultades que ocasionaron las precipitaciones de enero, que en promedio rondaron los 500 mm en las áreas productivas clave, en Bella Unión y Salto, cuando el promedio anual de precipitaciones en esa zona es 1.200 mm.
Está algo afectada la producción de boniato porque está bajo tierra y a campo, capaz el zapallo también, pero son casos puntuales. En líneas generales, en casi todos los rubros hay mucha producción protegida con la que se responde a la demanda.
En efecto, en esas zonas hay unas 400 hectáreas de producciones en invernáculos y en macro y micro túneles, en un área que en total abarca unos 2.500 hectáreas.
Todo eso se añade a dificultades en áreas del sur del país donde fuertes vientos y la lluvia provocaron daños en estructuras productivas, tiraron mercadería de las plantas y árboles y dificultaron la instalación de nuevos cultivos.
De todos modos, salvo que los problemas persistan, no se espera al menos a corto plazo un impacto de tal magnitud que afecte al abasto y, de ese modo, a los precios, salvo algún caso puntual.
“Hoy, pese a todo lo que llovió, en el norte la situación no es la más compleja. Hay alguna luz amarilla pensando en la producción que debemos sacar dentro de 60 o 70 días, luces amarillas que pueden complicarse si en febrero llueve como en enero”, explicó Tenca a El Observador.
El boniato, cuando llueve mucho, se ve particularmente afectado porque en el norte se produce en suelos pesados, llanos, sin pendiente, que drenan poco.
Pablo Pacheco, responsable del Área de Desarrollo Comercial del Mercado Modelo, dijo a El Observador que hasta ahora en el mercado no se apreciaron consecuencias de gran magnitud. Sí se observó algún incremento leve en los precios de hortalizas de hoja, pero sobre todo una incidencia en temas de calidad en perejil, acelga y remolacha, también en zapallitos y frutilla que son rubros muy sensibles al exceso de humedad. En manzanas, peras y duraznos no se ha visto incidencia adversa, por más que el exceso de humedad complica el manejo en post cosecha porque hay condiciones más favorables para el desarrollo de pudredumbre.
En relación a las perspectivas, instó a esperar a ver cómo se comportan las cosas a nivel de campo en las próximas semanas. Hay algunos rubros que se pueden ver afectados, como la papa próxima a la cosecha, papas que están en la tierra, o cultivos de cebolla, zapallo y zanahoria próximos a la cosecha, pero las eventuales consecuencias son en esos casos a mediano y largo plazo.
Si se sabe, por ejemplo, que para citar un perjuicio concreto se puede acelerar el cierre de la cosecha de sandía en la zona de Tranqueras, en Rivera.
Finalmente, consideró que tras un período de varios meses de precios relativamente bajos en frutas y hortalizas, una eventual oferta normal de productos podría significar a corto plazo un mejor escenario para los productores que, en muchos casos y muchos rubros, han estado comercializando su producción a precios que no les permiten obtener un margen de ganancia.
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