Carlos Sarroca y Alejandro Costa.

Agro > AGRICULTURA

Sojeros en Florida: “Si te va mal no queda otra que ir por la revancha”

El Observador visitó a dos productores para saber qué decisiones adoptan para salir adelante cuando los costos aumentan y el precio por el grano se desploma
Tiempo de lectura: -'
06 de mayo de 2019 a las 05:01

Por Juan Samuelle, enviado a Timote, Florida

En un rincón de una chacra donde se cosechaba soja Alejandro utilizaba un dron para chequear eventuales problemas en las plantas o la trilla. Cerca, en un corredor por donde pasó la cosechadora, Carlos –su socio e ingeniero agrónomo–, rodilla al piso controlaba la siembra previa de la colza que crecerá por debajo del rastrojo de soja. Alejandro Costa y Carlos Sarroca son agricultores. Su base de acción está en Casupá, pero producen en distintos campos próximos, por ejemplo en Timote, donde El Observador los visitó.

Al frente de un equipo de una media docena de personas, tras un par de días sin cosechar porque había llovido, el lunes pasado en ese campo del km 162 de la ruta 6 dos modernas cosechadoras John Deere recolectaban soja, el cultivo más extendido hoy en el país y en el podio de los que más divisas generan, superado solo por los rubros carne y celulosa.

Cada vez que las trilladoras completaban su capacidad dos duplas de tractor y tolva llevaban el grano hacia donde una fila de seis camiones aguardaban para trasladar la cosecha al galpón de acopio. Allí se mezcla la soja levantada previo a las lluvias con buen nivel de humedad –12%– con la de ese lunes –18%– para emparejarla en 14% y remitirla a la Unión Rural de Flores (URF) evitando penalizaciones y costos adicionales por secado. A veces no queda otra que recolectar el grano con más humedad de la ideal: jugarse a esperar que baje en tiempos de clima tan errático es riesgoso. Además, si hay buena temperatura y algo de viento en la mañana se arranca con 18% y con el paso de las horas eso desciende.

 

Según la zona de la chacra se opera la trilladora en forma manual o con piloto automático.

 

En tanto en las cabinas de trilladoras, tractores y camiones los empleados trabajaban como es habitual ahora, con aire acondicionado y adelantos tecnológicos como piloto automático e indicadores de rendimiento y otros, Alejandro y Carlos explicaron que en esta zafra de verano sembraron 300 hectáreas de maíz y 2.650 de soja, el 95% en campos arrendados, siendo la renta un factor clave en los costos que inciden para ver si hay un margen de rentabilidad.

Del área de soja –la semilla es de las variedades Génesis (INIA Uruguay), Credenz (Bayer) u otra que decidan usar puntualmente y es adquirida a la URF–, un 70% es de primera o segundas tempranas, las que brindan mejores resultados y permiten la siembra de colza en invierno, que eso pueda cosecharse en noviembre y volver a sembrar soja de primera en una buena fecha, todo en el marco de rotaciones en las que la soja se alterna con colza o trigo en invierno, teniendo siempre el suelo cubierto para su debida protección.

 

 

Al precio actual, el 76,6% de la cosecha de soja es para cubrir costos

Dentro de un ómnibus de Cutcsa reciclado para oficiar de comedor ambulante para el personal, estos productores explicaron que la soja está dando rendimientos satisfactorios, unos 3.000 kg/ha en 1.000 hectáreas “cerradas”, con un grano “muy prolijo, de muy buena calidad”.

Precisando que cada empresa debe ser analizada en forma independiente, incluso dentro de cada sistema productivo las realidades pueden variar “de chacra en chacra”, al precio actual de la soja –no más de US$ 290 por tonelada– ellos precisan 2.300 kilos para cubrir los costos. Es decir, el 76,6% de lo que están logrando.

Si bien muchos productores venden previo a la cosecha y/o durante la misma una parte de la producción, Alejandro y Carlos prefieren esperar “a tener certeza” sobre la cosecha. Mientras, acopian en el galpón propio, con capacidad para 9.000 toneladas.

El área de soja a nivel nacional cayó tras llegar a 1,3 millones de hectáreas. Hoy, sin datos definitivos, está abajo de un millón de hectáreas. Y el precio se desploma. La rentabilidad se ha ido comprometiendo sobre todo para quienes deben abonar un costo de flete elevado y muchos achicaron el área o dejaron de sembrar. Algunos cambiaron de rubro. Pero Alejandro y Carlos siguen haciendo un área similar,  solo varía con base en los campos que puedan ubicar para arrendar.

Es verdad que se acumularon varias zafras adversas, básicamente por la incidencia del mal estado del tiempo. En 2018 la soja fue afectada en todo el país por una sequía y poco antes el trigo en esa zona fue perjudicado por lluvias excesivas. “Se perdió”, admitieron, por lo tanto un buen resultado ahora es clave para comenzar a acomodar las cuentas.

De todos modos, precisaron, “no vemos cada negocio aislado, si uno no responde te salva otro y siempre nos ingeniamos para que las cuentas den y seguir”. Hacen agricultura, pero también arriendan su maquinaria y poseen camiones para mover granos.

Lo de prestar servicios “es un arma de doble filo, te permite otro ingreso y hacer más eficiente la inversión en maquinaria”, que no es baja, pero cuando las ventanas (períodos donde hay buen tiempo y se puede sembrar o cosechar) son cortas “primero se le cumple al cliente y queda para atrás el trabajo en el campo propio”, dijeron.

A propósito, “es fundamental estar actualizado, tener máquinas grandes, que rindan mucho más con una sola persona manejándolas, con más tecnología, que cuiden mejor la semilla y el grano”. Y conviven con un escollo adicional: la capacitación del operario cuando es nuevo, para lo cual ayuda que la tecnología “es amigable”, aunque admitieron que “todavía le tenemos que sacar mucho más provecho”.

 

Las chacras, en Timote, están rindiendo unos 3.000 kilos por hectárea de promedio.

 

 

Producen con el corazón en la boca por el clima, el precio y los costos

Admitieron que el momento no es sencillo, “pero la llevamos bastante bien”. Hay variables que no manejan: el clima, los precios por los granos y los costos, entre ellos renta, insumos, mano de obra, combustible, tecnología en maquinaria que hay que mantener y el flete aunque se haga con una flota propia. Sí manejan las decisiones agronómicasm como qué semilla e insumos usar, fechas de siembra y rotaciones. En ese combo, lo vital es afinar el lápiz, pensar bien cada decisión y tener chacras en distintas zonas para estar cubiertos por si en una de ellas hay algún traspié.

Un dato curioso que surgió en la charla es que en 2018 con un rinde promedio de 6.000 kilos el maíz se colocó a US$ 200 la tonelada y fue mejor negocio que ahora, cuando rindió 9.000 kilos pero el valor cayó a US$ 150 en otro rubro donde incide mucho el flete: no es lo mismo poner maíz en un criadero de pollos en Canelones o en un tambo en Florida que en el puerto de Montevideo, la diferencia puede ser US$ 30 por tonelada en el costo. “Con estos precios la agricultura anda bien cerca de los puertos, en Treinta y Tres hay brutos campos, pero los números no dan”, lamentaron.

Sobre por qué luego de zafras adversas igual siguen, señalaron que hay un conjunto de factores y entre ellos “pesa mucho” el cariño por la agricultura. Además, “es lo que sabemos hacer y en lo que somos buenos”. Y no es fácil desprenderse bien de la fuerte inversión realizada. “Si te va mal, no queda otra que ir por la revancha, no bajamos los brazos, a los seis meses hay otra cosecha”.

En definitiva, dijeron, hacen lo que les gusta, para lo cual se sienten preparados, “con el corazón en la boca por el clima y el tema precios y costos, pero siempre listos para ponernos de pie cuando hay un golpe duro”.

 

Tecnología de cosecha John Deere, importada por Intergrovial SA.

 

Si el escenario es favorable, aumenta el nivel de inversión

“Los productores históricamente han demostrado que en la medida que surjan escenarios favorables aumentan el nivel de inversión, con el fin de mejorar y enfrentar nuevos desafíos”, afirmó a El Observador Ignacio Mattos, ingeniero agrónomo y jefe de ventas de Interagrovial SA, la compañía que representa en Uruguay a la tecnología John Deere, la utilizada por Alejandro Costa y Carlos Sarroca.

Explicó que la coyuntura del agro establece que el salto productivo se logre mediante la incorporación de tecnología, por ejemplo con conectividad de las máquinas, automatizaciones y mantenimientos programados, “con el fin de lograr una agricultura más eficiente, redituable y sustentable en el tiempo”.

En ese marco, “Interagrovial no sólo tiene todo el paquete de soluciones disponibles para el productor, también un abanico amplio de financiación con planes de amortización de hasta siete años”.

Considerando el seguimiento que habitualmente realiza Interagrovial de las actividades de sus clientes, Mattos expresó que el avance de la cosecha de soja “viene siendo muy bueno, dado principalmente por las condiciones del tiempo que vienen siendo favorables”.

En términos generales, la cosecha de cultivos de primera se encuentra en un nivel avanzado, con rendimientos superiores en relación a la zafra pasada. El bajo nivel de precipitaciones registrado en el último mes hizo que las sojas de primera tardías y las de segunda se aprontaran rápidamente. Y se observa que hay un área importante de cultivos en condiciones de ser cosechados, detalló.

Retomando el tema de las innovaciones tecnológicas que están lanzándose en el mundo, llegando al mercado local, durante la reciente Expoactiva Nacional Interagrovial, con el apoyo de John Deere, realizó el lanzamiento de la nueva serie de cosechadoras S700, en las que la innovación principal es la incorporación de tecnologías de automatización que facilitan la operación y aseguran la máxima eficiencia y calidad en la cosecha.

“Dentro de estas nuevas tecnologías se encuentra el sistema Combine Advisor, que realiza las regulaciones automáticamente mediante sensores y cámaras de video en función de los parámetros de cosecha predefinidos por el operador”, lo cual “además de asegurarle al operador la mejor performance de cosecha puede significar un ahorro de hasta una hora y media por día por motivo de ajustes y calibraciones manuales”, explicó.

En otro orden, a nivel de plataforma “contamos con la nueva serie 740FD que proporciona alta performance, mayor tiempo de trabajo y mayor durabilidad de los componentes” y, como complemento, “ofrecemos el revolucionario sistema telemático de John Deere, denominado JDLink, que permite el gerenciamiento de la información de campo,  máquinas y flota en tiempo real sin estar en la cabina de la máquina”, es decir que “el productor o contratista puede acceder desde una computadora o incluso desde un dispositivo móvil”.

 

Debajo del rastrojo de soja quedó sembrada la colza de este año.

La soja que estos agricultores producen se remite a la Unión Rural de Flores.

Comentarios

Registrate gratis y seguí navegando.

¿Ya estás registrado? iniciá sesión aquí.

Pasá de informarte a formar tu opinión.

Suscribite desde US$ 345 / mes

Elegí tu plan

Estás por alcanzar el límite de notas.

Suscribite ahora a

Te quedan 3 notas gratuitas.

Accedé ilimitado desde US$ 345 / mes

Esta es tu última nota gratuita.

Se parte de desde US$ 345 / mes

Alcanzaste el límite de notas gratuitas.

Elegí tu plan y accedé sin límites.

Ver planes

Contenido exclusivo de

Sé parte, pasá de informarte a formar tu opinión.

Si ya sos suscriptor Member, iniciá sesión acá

Cargando...