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Telemedicina: un recurso que puede salvar vidas pero que no despega en Uruguay

Es una práctica de uso a nivel global, pero dentro del país se enfrenta a varios obstáculos
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29 de octubre de 2018 a las 05:00

En el mundo existe hace más de 30 años y en la región, especialmente en los dos países vecinos, se consolidó hace más diez. Sin embargo, el fenómeno de la telemedicina en Uruguay recién se vio por primera vez hace cinco años y de forma aislada. Nunca se implementó una práctica masiva de este recurso que, según la Organización Mundial de la Salud (OMS), es capaz de universalizar la calidad y llevar la asistencia hasta los rincones más recónditos del mundo. Romántica y pragmática a la vez, esta herramienta elimina las distancias entre los más altos especialistas y el paciente e, incluso, muchas veces, es determinante para poder salvar vidas. 

“Hay un mito de creer que la telemedicina significa una persona sentada frente a una computadora conversando con un médico que está del otro lado del monitor. Nada más lejos que eso”, dijo a El Observador Nicolás Sgrabi, presidente de la sociedad de Radiología e Imagenologia del Uruguay (SRIU), uno de los colectivos científicos referentes del país en esta disciplina. “En este tipo de consultas, además del paciente, participa todo el equipo de salud tratante. Entre ellos se interactúa con otro especialista a través de internet”, diferenció. 

Cuando el usuario necesita recurrir a determinado especialista que, por ejemplo, no se encuentra en la localidad en la que vive, porque es un pueblo rural, su médico contacta al profesional junto a al usuario a través de internet. “Si se necesita cualquier servicio específico, un estudio particular o una consulta especializada que no se puede conseguir en el lugar de origen, se recurre entonces a la telemedicina para complementar y mejorar la atención de ese paciente. Pero jamás para sustituir el acto médico tradicional”, distinguió Sgrabi. 

Algunas veces hay equipos de alta tecnología, como un tomógrafo en Fray Bentos, dijo, pero no siempre existe el personal médico calificado que pueda asistir hasta el lugar con frecuencia. “En ese caso, la telemedicina permite que un médico en Montevideo reciba los estudios que se hicieron con ese aparato y, a través de internet, comente los resultados con el paciente. Si no fuera por ella, a ese usuario no le quedaría otra que trasladarse hasta la capital para hacerse un chequeo que en verdad podría haber resuelto en la localidad en la que vive”, ejemplificó y resaltó como ventaja el hecho de que la interacción con los especialistas se puede concretar en tiempo real. "El acceso a internet en todo el país permite que las consultas sean inmediatas y se trabaje de forma simultanea y en total coordinación", aseguró. 

Salvar vidas 

Si Luis Acosta, el paciente de Artigas que murió esperando el resultado de la anatomía patológica de un tumor que le extrajeron en julio, hubiera accedido a un sistema de telemedicina posiblemente podría haber tenido el resultado de la biopsia a tiempo, dijo Sgrabi. “La telemedicina hubiera sido una muy valiosa herramienta en este caso y sería genial poder utilizarla en otras situaciones clínicas similares. Hay muy pocos patólogos en Uruguay y va a ser muy difícil conseguir uno que se quiera ir a vivir a Artigas de forma permanente”, aseguró el experto y remarcó que, justamente, la telepatología es una especialidad que se ha desarrollado en el primer mundo. 

Según dijo el médico, para este caso, no hubiera sido necesario ni siquiera trasladar la biopsia a Montevideo. “Se pueden procesar las imágenes en Artigas y enviarlas después a donde está el patólogo, en este caso hubiera sido la capital, pero podría ser en cualquier parte del mundo. Él las interpeta y se las comenta al paciente y a su médico por telemedicina”, insistió Sgrabi y remarcó que, en Estados Unidos, por ejemplo, las consultas se hacen de forma fluida con países como India. 

“Hace más de 12 años que en Estados Unidos se estudian por telemedicina los exámenes de los pacientes que se hicieron por la noche con médicos que están acreditados  en la India, porque allí es de día. Así, en un par de horas, el usuario recibe las interpretaciones”, comentó. 

El Observador consultó a fuentes de la Administración de Servicios de Salud del Estado (ASSE) para conocer por qué no se recurrió a esta herramienta para facilitar el diagnóstico del paciente fallecido. Pero desde el organismo de la salud se negó que fuera una herramienta válida para el caso. Para las autoridades de Salud Pública, los estudios de anatomía patológica no se pueden hacer a través de telemedicina, sino que se necesitan otros tipos de herramientas e instrumentos que "solo funcionan en cercanía”.

Dificultades para la implementación 

El experto señaló que en Uruguay existen únicamente dos experiencias puntuales que desarrollaron esta herramienta. Una nació hace cinco años en la Fundación Peluffo Giguens donde, básicamente, se recurre a la consulta electrónica para dialogar con pediatras de otras partes del mundo. Médicos uruguayos comentan casos clínicos y debaten con especialistas del extranjero.  

La segunda experiencia se desprende desde la SIRU, con algunas asistencias puntuales desde el sector público y privado, pero hasta ahora, dijo Sgrabi, han sido de muy reducido impacto. “Nosotros hicimos con ASSE experiencias con teleradiología con el hospital de Fray Bentos, y lamentablemente la tuvimos que suspender porque nadie aseguraba un marco jurídico regulatorio de actuación, que sirve para determinar responsabilidades, quién se encarga de proteger los datos personales del paciente, de resguardar el consentimiento que da cuando solicita que se lo asista bajo esta modalidad, entre otros aspectos”, aseguró el médico. 

En este sentido, el jueves 18 el Sindicato Médico del Uruguay (SMU) hizo un avance en el tema. Realizó una jornada para presentar la propuesta jurídica que, hasta ahora, no existía. “Esto le permite al paciente y al médico tener pautas de cómo se debe proceder. La telemedicina sigue siendo un acto médico y como tal está sujeto a principios éticos y de responsabilidad”, determinó el experto. 

Hacia una política de Estado 

La Agencia de Gobierno electrónico y Sociedad de la Información y del Conocimiento (Agesic) junto con Presidencia y los ministerios de Salud Pública y Economía y Finanzas se reunió esta semana para tratar la metodología de la teleasistencia, en el marco del Grupo Operativo Telesalud, conformado con el objetivo de tratar las posibilidades de ejecución de proyectos en la temática, en referencia al marco normativo y proceso asistencial. 

“El campo de la telemedicina es muy amplio, tiene muchos atractivos interesantes para desarrollar y es importante tener estas reuniones de trabajo para comprender las necesidades qué hay y cómo se pueden solventar”, aseguró a El Observador José Clastornik, director de Agesic. 

“Nos convocaron para comenzar a pensar cómo implementar la telemedicina de manera masiva, diseñar un programa a nivel nacional, entre otras ideas”, detalló Sgrabi y se mostró esperanzado de que se "empiecen a mover los engranajes" en Uruguay, donde todavía existe gran potencial para explotar en este sentido. “Hay que conseguir que la telemedicina se masifique. Es el camino para solucionar las carencias y universalizar la salud de calidad”, concluyó.

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