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Tiros, patadas y piñazos: tres series adrenalínicas de acción en la pantalla chica

Titans, Cobra Kai y Warrior invitan a zambullirse en momentos de pura acción
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22 de julio de 2019 a las 05:00

A priori, no se veía bien. Desde su tráiler inicial -donde se popularizaba el infausto momento de "Fuck Batman"- hasta las distintas fotos de rodaje que se fueron filtrando, todo, todo parecía verse muy mal. Pero sin embargo, no sólo no es mala, sino que es muy buena. Titans adapta libremente la historieta Teen Titans en particular el momento -con el gran Marv Wolfman en guiones y el inmenso George Perez en dibujos- donde el equipo se integraba por Robin (que luego Nightwing), Starfire, Changelling (o Beast Boy como es acá), Raven y Cyborg, que es el único que no pasó el corte en esta adaptación. Para esta nueva encarnación, sus creadores toman aspectos de los personajes y sus historias que les sirven de manera puntual y los vinculan libremente. Así, Raven es una joven que tiene "algo" en su interior que puede ser muy pero muy malo y busca ayuda en Robin (aquí alejado de Batman y convertido en policía, tal cual supo pasar en algún momento de la vida en las historietas), luego se les vincula una Starfire amnésica pero que sólo sabe que debe encontrar a Raven y, de manera bastante caprichosa, Beast Boy.

Titans de Greg Berlanti, Akiva Goldsman, Geoff Johns. Una temporada. Por Netflix.
 

A partir del encuentro, tenemos una road movie con los personajes escapando de una misteriosa organización satanista que persigue a Raven y a medida que escapan se van encontrando con otros personajes del Universo DC. Arrancan con Halcón y Paloma (quienes tienen luego incluso un gran capítulo de origen que homenajea a la historieta creada por Karl y Barbara Kesel junto a Rob Liefeld), la Doom Patrol (en el mejor e insuperable capítulo) y varios más. Entre sus muchos logros, está el de generar una historia extensa en estos concretos 11 primeros episodios que no pocas veces se compone por capítulos autoconclusivos -siendo el de la Doom Patrol y el oscurísimo cierre de temporada los puntos más altos- que al mismo tiempo que cuentan algo puntual, avanzan la trama toda.

Luego, está la genial idea de no perder un segundo en presentar nada del Universo. Es el Universo DC y listo. Por ahí andan Superman, Batman y Wonder Woman, Ciudad Gótica es un lugar horrible y Kryptón reventó hace un tiempo. Todo se da por presentado y a otra cosa, y es lo mejor que podían hacer. Estos primeros episodios funcionan en cierto modo como una historia de origen (lo que provoca algunos bajones de ritmo, superables) y el cuarteto principal queda debidamente presentado. Robin (adecuado Brenton Thwaites) es el líder a desgano, el más experimentado de todos pero bastante conflictuado por su carga de problemas. Starfire (roba escenas Anna Diop, con gran presencia física) es la más poderosa de los cuatro, pero no recuerda nada de nada. Raven (bien Teagan Croft) es un poco el MacGuffin de la trama, pero logra tener su propio acto como personaje. Y Beast Boy (Ryan Potter) es medio el convidado de piedra, al que todavía no le han dado mucho por hacer más allá de mechar los oportunos chistes (pero hay tiempo). Los cuatro tienen buena química entre ellos y logran ser un equipo convincente. El apartado visual es muy logrado, muy convincente en las batallas (realistas pero con superpoderes), correcto uso de CGI, y lo único que choca es que evitando tanto tiempo los supertrajes, abrazando tan felizmente el realismo sucio y cargando todo de tanta ultraviolencia, por momentos parece como si se estuviera viendo la aventura de un grupo de sádicos psicópatas antes que superhéroes. La segunda temporada estrena este mismo año.

Cobra Kai de Josh Heald, Jon Hurwitz & Hayden Schlossberg. Dos temporadas. Por Youtube.

Cuando circuló por primera vez la noticia de esta serie de TV, fueron varias las antenitas que se prendieron. Que si era una parodia, que si era una comedia, que si era una burla. Pero luego, con la llegada del primer trailer, las cosas comenzaron a verse prometedoras. Si bien era claramente una comedia, era una que reía "con" antes que reía "de". Y por fin, con el estreno, quedó claro que Cobra Kai había llegado para ser una de las mejores series de años recientes (al menos, para aquellos que peinamos ya alguna cana). El punto de vista se gira y es ahora  Johnny Lawrence nuestro protagonista. Sí, el rubio, rico y bully enemigo de Daniel San en Karate Kid, quien hoy día es un fracasado que pasa sus días en trabajos horribles, viviendo en un lugares horribles y con una relación horrible con su ex y su hijo adolescente. En algún momento, vuelve a cruzar destinos con Daniel Larusso -convertido ahora en la realización del sueño americano- y se le prende la lamparita al bueno de Johnny: ¿cuándo fue que todo empezó a salir mal? Cuando aquel recién llegado al Valle le hizo la grulla. Así que no se le ocurre nada mejor que volver a los orígenes, reabrir el Dojo Cobra Kai y, así, reflotar a su pesar su enemistad con Daniel, quien aquí tiene bastantes más grises que en la versión original. Lo que podría ser un simple ejercicio de nostalgia, gana muchisima fuerza por su presentación y contenido. La dupla protagónica arrasa. Ralph Maccio vuelve a dar carisma y simpatía a Daniel San, pero es el inesperadamente increíble Willliam Zabka la verdadera estrella de este asunto. Con mucho humor negro y una alta carga de incorrección política, su Johnny Lawrence se reconvierte como personaje y gana de inmediato condición de inolvidable (a este aspecto, es notable el capítulo donde Johnny reconstruye para su alumno Karate Kid desde su óptica y vemos toda la película original bajo una nueva -y por completo diferente- luz). Para simplificar todo en una frase: Cobra Kai es a Karate Kid lo que Creed fue a Rocky.

Warrior de Jonathan Tropper. Una temporada. Por Cinemax.

 

Todo comienza cuando Ah Sahm (Andrew Koji) llega al San Francisco de fines del siglo XIX, uno de los miles de inmigrantes chinos que viajan en pésimas condiciones para vivir en condiciones ídem una vez llegados a América. Pero nuestro protagonista no es un coolie -como despectivamente conocen a estos inmigrantes tanto los chinos de alcurnia como los gringos residentes- cualquiera, sino un maestro de las artes marciales que viaja a EEUU con una misión: recuperar a su hermana Mai Ling (Dianne Doan), casada con un tong años atrás para salvarle la vida. Por supuesto que es llegar y agarrarse a las piñas, por lo que llama rápido la atención y motiva su reclutamiento en uno de los tantos bandos que están en guerra en esta turbulenta ciudad. Por un lado, los Hop Wei -quienes reclutan (compran, más bien) a Ah Sahm- el tong más poderoso de la ciudad, y por otro, los Long Zii, la ascendente banda -y con cuyo jefe está casada la hermana de nuestro protagonista- que viene buscando sangre. Claro que los citadinos residentes conforman en cierta medida otro bando, uno que se ve en el accionar de su alcalde (Christian McKay), su asesor (Langley Kirkwood) y, a nivel de calle, su policía. Todos ellos -y muchos más- terminan bien revueltos en un guiso de acción, thriller histórico (la reconstrucción es impecable) político, sexo y muchísima violencia, en esta nueva creación de Jonathan Tropper (el responsable de la tan inolvidable como excesiva Banshee) que se basa en un antiguo plot de nada menos que Bruce Lee -y que cuenta la leyenda fue recibido, ignorado y luego pervertido y canibalizado (sin autorización del creador, claro) en Kung Fu con David Carradine- y que recuerda a sus mejores películas, pero pasadas por el tamiz de una creación moderna, dinámica, tensa, muy bien actuada, apasionante y entretenida. Una donde no hay buenos ni malos, sino personajes complejos, tridimensionales, todos con sus propias aspiraciones, claros y oscuros. En estos tiempos de sobreabundancia de series, Warrior se propone como de las más divertidas del año.

 

 

 

 

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