Prestadores privados de salud se concentran en el sur-este de la capital.

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Transporte, lugar dónde vivís y actividades familiares impactan en el acceso a las consultas pediátricas

Las familias de Montevideo solo toman un tercio de los horarios con pediatras que se ofrecen
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19 de julio de 2023 a las 11:46

En el Uruguay que tuvo que adelantar las vacaciones escolares por la suba de las infecciones respiratorias, se vacunó menos del 15% de los niños con más riesgo de contraer gripe grave. En una reunión con periodistas, autoridades del Ministerio de Salud Pública dijeron que los pediatras son los primeros que deberían insistir (tal como lo reitera la sociedad científica que los representa en cada uno de sus comunicados). Pero, ¿qué pasa si los niños siquiera están accediendo con la debida frecuencia y oportunidad a los pediatras?

Un estudio de los investigadores Diego Hernández y Cecilia Rossel, ambos del departamento de Ciencias Sociales de la Universidad Católica del Uruguay, demuestra que el acceso al pediatra es más limitado de lo que se supone. Incluso en la capital del país.

Porque durante los días de la semana se ofrecen 6.519 horas de consulta con los médicos especializado en la infancia, pero la mitad de las opciones son durante la mañana —sobre todo a media mañana—, y una opción apenas menor a primeras horas de la tarde. Pero en los extremos —bien temprano o luego de las 18 horas, cuando los padres acaban la actividad laboral y los niños la escuela— se ofrecen menos de la décima parte de las citas.

A eso se les suman que los prestadores de salud privados concentran sus policlínicas en la zona central de Montevideo y la costa este, teniendo a Bulevar Artigas como la columna vertebral de las instituciones. Mientras que el oeste de la periferia y, sobre todo, el norte de la periferia suburbana tiene muy pocas ofertas en relación al tamaño del territorio (incluso contando los prestadores públicos).

Por si fuera poco, una encuesta realizada por los mismos investigadores y cuyos resultados se dará a conocer el año que viene en la Revista Latinoamericana de Estudios Urbanos Regionales (EURE), da cuenta que el 43% de quienes acompañan al niño a la consulta pediátrica carece de transporte privado para moverse sin mayores problemas. Y de quienes tienen un vehículo propio, el 13% se trata de una moto con los riesgos que implica para llevar a un niño.

Así las cosas, “en promedio, los hogares pueden acceder a una clínica en la que atiende un pediatra en 37 combinaciones de día y hora, de los 96 disponibles en toda la semana”. Para decirlo más sencillo: de cada combinación de día y hora (por ejemplo, lunes a las 15 horas), los hogares de Montevideo solo acceden hoy a un tercio.

Si se quitaran las trabas de estudio y trabajo, esa realidad mejoraría en un 47% (pasarían de acceder a 37 opciones de cita a 54). Si encima la persona tiene auto propio, accederían a 73 opciones de horarios. Y si además se podría acudir a cualquier prestador —sea uno socio o no—, se elevaría a 76 sin importar el vehículo que se disponga.

“Los tomadores de decisiones deben prestar atención a la dimensión temporal, incluidos los horarios de las familias y las horas de funcionamiento de las clínicas. También deben tener en cuenta que la accesibilidad está determinada por otras áreas de políticas, a menudo desatendidas, como la movilidad y el sistema de transporte urbano o la regulación del mercado laboral”, reza el artículo de los investigadores.

Y concluye: “Se requiere una perspectiva espacio-temporal que incorpore la interacción entre el sistema de salud, el espacio y el tiempo como insumos fundamentales para informar los procesos de planificación de políticas urbanas, de movilidad y de atención de la salud, especialmente para el sur global, en el que la reducción de la desigualdad social es una preocupación primordial”.

Porque como en casi todos los accesos a servicios, cuanto más lejos se está del este del Municipio B y del oeste del Municipio CH, y cuanto más pobre es el hogar —que en realidad también responde a la zona geográfica— más difícil es el acceso al pediatra por más oferta de horas y de cantidad de médicos per cápita.

Los investigadores vienen siguiendo el vínculo entre el transporte y la desigualdad. El año pasado habían comprobado que la brecha de género también dice presente al momento de llevar al niño a la consulta pediátrica.

De hecho, a tres de cada cuatro consultas asisten ellas solas con sus hijos o familiares pequeños. El restante cuarto son varones o compartido, pero porque ellos suelen ser quienes manejan el auto del hogar. En ese sentido, advierten los investigadores, las mujeres no solo “pierden” más tiempo del día para llevar a sus hijos a la consulta en comparación a los padres, sino que para esa actividad tienen que destinar todavía más rato por el tipo de vehículo que poseen.

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