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Un encuentro de hace 13 años que derivó en la candidatura de Juan Sartori

El empresario llegará a Uruguay en noviembre y oficializará su candidatura por el Partido Nacional
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25 de octubre de 2018 a las 05:02

La casa de veraneo de los Costa era una fiesta. El verano se anunciaba con sus mejores atributos climáticos y la familia preparaba en la víspera de reyes el cumpleaños número 53 de Óscar que se celebraría con un cordero a las brasas. Era 4 de enero del 2006 cuando sonó su teléfono.

Del otro lado le hablaba un hombre cuyo nombre había leído seis meses atrás en un correo electrónico. Era un uruguayo que vivía en Ginebra y que manifestó interés por invertir en Agrogestión, la empresa que Costa –un ingeniero en informática y coronel retirado oriundo de Punta de Vejigas– tenía junto a otros dos socios.

A ese primer contacto le siguió un segundo correo, en el que el hombre le anunciaba que haría una visita a Uruguay. Costa lo trató como un interesado más de los que se contactaban pidiendo información sobre su empresa y servicios. Le contestó que la reunión debía ser antes de Navidad porque luego se iba de vacaciones con su familia.

Costa no había vuelto a saber de esa persona hasta ese 4 de enero cuando sonó el teléfono. El uruguayo de Ginebra le dijo que lo quería ver ese mismo día, pero Costa le contestó que no estaba disponible. “Si no le incomoda voy donde usted me indique, incluso a su sombrilla en la playa si es necesario”, le disparó la voz del otro lado del teléfono. Ante la insistencia, Costa le dijo que se pasara después de las 14 a tomar un café.

A esa hora ingresó por la entrada para los autos una pareja joven, que eran de la edad de los hijos de Costa. El dueño de casa le preguntó a sus hijos si eran sus amigos. Pero ellos no lo conocían.

“Soy Juan Sartori”, contestó el hombre que tenía 24 años. “Bastaron cinco minutos para darme cuenta que estábamos en presencia de un joven con una personalidad muy especial”, dijo Costa a El Observador. Ese día la conversación se prolongó durante varias horas. Doce años después el exmilitar repite que la inteligencia y capacidad que encontró en Sartori –así como su sentido común- no la vio en ningún otro uruguayo. Y por eso está convencido que es el presidente que Uruguay necesita. Así fue como a fines de setiembre llamó al Partido Nacional para afiliarlo, informó Búsqueda el jueves 18.

Sartori nació en Uruguay pero joven emigró a Francia junto a su madre quien había accedido a una beca para hacer un doctorado en Sociología en la Sorbonne. Estudió Economía en Lausanne y finalizó sus estudios en Harvard. Aunque dicen que tenía cualidades para jugar al fútbol –y que estuvo a punto de volverse profesional en Suiza- su camino siguió por el mundo de los negocios. Con su primer fondo de inversión que lo hizo con dinero prestado logró convertir US$100 mil en US$ 1 millón en pocos meses. Con el tiempo, Sartori se convertiría en una maestro del arte de la capitalización y la captación de fondos de inversión.

A los 24 años mostraba el potencial para ello y su acercamiento con Costa –así como sus primeras inversiones en arándanos con Agrogestión que ascendieron a US$12 mil resultaron infructuosas- apenas eran una excusa para examinar a quien se transformaría pocos años después en su brazo ejecutor en Uruguay y la región.

Costa creció en el campo. Venía de una familia que durante cuatro generaciones se había dedicado a las tareas rurales y hasta los 11 años no pisó la ciudad. Su conocimiento del medio así como su espíritu emprendedor lo convertía en el socio que Sartori buscaba. Pero él jamás había soñado que a sus cincuenta habría de iniciar una nueva vida profesional.

A partir de ese 4 de enero todo fue vértigo en la vida empresarial de Costa que vio llegar la inversión extranjera de “máxima calidad que existe en el mundo”, con una “velocidad y con una contundencia” que jamás había visto en Uruguay.

El interés de Sartori de invertir en proyectos agropecuarios crecía y pocos meses después de ese primer encuentro trajo a sus socios Union Capital Group que desembarcaron con un proyecto de arándanos de US$ 600 mil. Y luego un segundo proyecto que duplicaba esa cifra.

Los lazos entre Sartori y Costa se estrecharon de forma tan profunda que para el ingeniero en informática no hubo más opción que abandonar la administración de Agrogestión y encabezar el conglomerado de empresas U-G que se comenzaban a multiplicar. La más conocida es Union Agriculture Group (UAG), la empresa agropecuaria que Sartori fundó en el año 2007 –en una instancia de capitalización privada en Toronto- y que llegó a tener 130 mil hectáreas de campo uruguayo. Ese primer “road show” de 2007 les permitió recaudar US$ 68 millones libres de todo gasto involucrados en la operación. Luego llegarían millones más.

En los últimos años, la empresa inició un proceso de “reestructuración” que la llevó a deshacerse de un porcentaje alto de tierras, teniendo actualmente unas 83 mil hectáreas valuadas en más de US$ 250 millones, según un informe de la calificadora Fitch de abril de este año.

El 29 de junio, la empresa comunicó al Banco Central la renuncia de Costa y Sartori como directores, pasando a integrar el directorio José Pedro Sánchez, Oscar León y Julio de Brun. Según datos de la central de riesgos del BCU de agosto de 2018, la empresa debía unos US$ 63 millones a bancos uruguayos, de los cuales poco más de US$ 43 millones son deudas con el Banco República, que lo calificó como "deudor irrecuperable". Los demás bancos locales lo calificaron como "deudor con capacidad de pago muy comprometida". Del total, US$ 49 millones están vencidos. 

Además de los negocios agropecuarios en Uruguay, el imperio Sartori avanzó sobre otros rubros: las propiedades (UPG), la forestación (UFG), la minería (UMG), la energía (UEG), la infraestructura (UIG), el gas y petróleo (UOGG) y el cannabis (ICC), empresa que vendió a un grupo canadiense a una cifra millonaria. Hace pocos meses compró acciones del club de fútbol Sunderland, de la tercera división de Inglaterra, y según supo El Observador estaba interesado en seguir invirtiendo en el mundo del fútbol -incluso en Uruguay- hasta que la idea de la política empezó a rondar.

Costa conoce a Sartori hace 13 años y lo que repite es que quiere un mejor futuro para sus nietos en Uruguay.

Sartori, quien amasó una fortuna y tiene contactos políticos y empresariales de jerarquía en medio mundo- es incapaz de quedarse quieto. Por más que la vista al Central Park y la tranquilidad de Ginebra lo cautiven, tiene su cabeza y emociones en Uruguay.

De una y otra cosa salió una candidatura que se oficializará en las próximas semanas cuando Sartori vuelva al país. 

 

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