Una cumbre cargada de optimismo

Cabe recordar que el Consejo del Mercado Común (CMC) es el máximo órgano del Mercosur y se encuentra conformado por los ministros de relaciones exteriores y de economía de los Estados miembros. Se trata de uno de los tres órganos con capacidad de tomar decisiones (además del CMC, existen el Grupo de Mercado Común y la Comisión de Comercio del Mercosur), que son aprobadas cada seis meses en el marco de la reunión del órgano. Entre los años 1991–2018, los tres órganos del Mercosur aprobaron en conjunto un total de 3.477 normas, de las cuales 891 fueron decisiones del Consejo. Considerando estas últimas, 77,3% se encuentran vigentes y más del 30% refieren a aspectos institucionales, lo que evidencia el proceso de politización que vivió el Mercosur en los últimos años.

Es a partir del cambio de gobierno en Argentina, que el bloque comienza a adquirir una nueva impronta, ponderándose con mayor importancia los asuntos económicos y comerciales, impulso que también fue acompañado por el cambio de gobierno en Brasil. Esta nueva visión del bloque, ahora compartida entre los cuatro socios, quedó evidenciada en el informe sobre los resultados de la presidencia pro té  mpore presentado por la cancillería argentina. El mismo destaca tres líneas de trabajo: reformar y fortalecer la estructura institucional del Mercosur, profundizar la agenda económica y comercial y concretar con acuerdos específicos la agenda de negociaciones externas.
Al respecto de este último punto, además del ya comentado cierre del acuerdo con la Unión Europea que recién inicia un largo y complejo proceso de puesta en vigencia, lo cierto es que la agenda externa del bloque adquirió otro dinamismo. En ese sentido, en los últimos meses se lanzaron negociaciones con Canadá, Singapur, Corea del Sur y se establecieron contactos con Vietnam y Japón. Por otro lado, se siguió adelante con la Asociación Europea de Libre Comercio (EFTA), acuerdo que podría cerrarse antes de fin  de año. En el caso de las negociaciones con Canadá, Corea del Sur y Singapur, si bien avanzan de forma satisfactoria, es muy poco probable que puedan completarse antes de fin de año.

El cierre del acuerdo con la Unión Europea y los avances comentados en las negociaciones en curso, fueron un tema casi exclusivo en las reuniones del bloque, lo que incluso llevó a que tanto los gobiernos de Argentina como Brasil, adelanten que iniciarán contactos con Estados Unidos y China para cerrar un acuerdo comercial. Se trata de un anuncio que evidencia la sensación de éxito que atraviesa el Mercosur tras años de estancamiento, pero que debe ser tomado con cautela, ya que no es lo mismo cerrar un acuerdo con la Unión Europea que con China o Estados Unidos. 

En este sentido, más allá del éxito reciente y tomando en consideración las diferencias que existen al interior de cada uno de los países miembros sobre qué estrategia de apertura comercial debe seguir el Mercosur, sigue siendo importante el debate sobre la flexibilización de la política exterior para de ser necesario, habilitar que los miembros negocien acuerdos comerciales de forma individual. La posibilidad de contar con este margen de maniobra independientemente de los contextos políticos nacionales, también se discute en el proceso de incorporación del acuerdo con la Unión Europea, ya que actualmente se valoran diferentes mecanismos para que ningún país del Mercosur pueda “vetar” su entrada en vigencia. 

En cuanto a la agenda interna, entre los temas de mayor importancia se destacaron los avances respecto a la revisión del Arancel Externo Común del Mercosur, con el objetivo de aumentar la productividad y competitividad de la industria regional en la economía internacional. Cabe recordar que dicho instrumento ya cuenta con 25 años de historia y alcanza niveles muy elevados en términos internacionales, con máximos del 35% y un promedio superior al 10%, lo que ubica al bloque entre las zonas más proteccionistas del mundo. 

Asimismo, se firmó el Acuerdo para la Eliminación del Cobro de Cargos de Roaming Internacional al Usuario Final del Mercosur, lo que permitirá una baja de los costos de las comunicaciones y facilitará a los ciudadanos una mayor conexión en sus viajes regionales. Otro avance destacado informado en la cumbre tuvo que ver con la racionalización de la estructura institucional del Mercosur, proceso ya iniciado con las definiciones tomadas respecto a la representación del Parlamento del Mercosur, pero ahora expandidas tras la eliminación de órganos que estaban inactivos y la eliminación de foros que permitan eliminar la burocracia y mejorar la eficiencia institucional.
Se trató de una cumbre distinta y cargada de optimismo, pero hay que evitar caer en la tentación de creer que el Mercosur ha superado los problemas estructurales que todavía deben ser discutidos en profundidad.