Opinión > EDITORIAL

Una flor para el San Rafael

El caso del hotel San Rafael debe ser seguido por parte de la sociedad
Tiempo de lectura: -'
11 de abril de 2019 a las 05:01

El anuncio en invierno del 2018 de que un empresario italiano había adquirido el predio del Hotel San Rafael en estado ruinoso para construir allí un centro hotelero de primer mundo debió ser motivo de alegría para los uruguayos. 

En su momento Giuseppe Cipriani se presentó ante la Junta Departamental de Maldonado (JMD) con una maqueta que incluía una torre finita de ladrillo de más de 300 metros, con 67 pisos, que se metía en el cielo. A su pie el viejo hotel abandonado quedaba como una casilla de perro de jardín. 

La desproporción era tal, que inmediatamente levantó las tempestades de la uruguayez más profunda. Esos vientos de la opinión pública voltearon inmediatamente la torre destinada a ser la más alta de América del Sur, lo que derivó en la aprobación por parte de la JDM de un nuevo proyecto. 

Pero no era una torre de cualquiera, fue diseñada por el estudio de uno de los arquitectos más importantes del mundo: Rafael Viñoly. La virulencia de los ataques contra Viñoly y Cipriani fueron a todas luces desproporcionados. Los protagonistas de haber sacudido el invierno son dos asiduos pobladores de las costas de Maldonado. Cipriani tiene una casa en La Barra desde hace más de veinte años y Viñoly una chacra en las afueras de San Carlos. 

En sus declaraciones ante la JDM ambos destacaron la importancia de cuidar la costa Atlántica y la necesidad de devolverle a Punta del Este el esplendor internacional de antaño, el mismo que tuvo el Hotel San Rafael.

Hasta ahí una parte del cuento. La siguiente parte sucedió las últimas semanas cuando el arquitecto y catedrático de la Facultad de Arquitectura, Diseño y Urbanismo, William Rey presentó un recurso de amparo ante la Justicia para detener la demolición del viejo y emblemático San Rafael. 

El amparo para detener la demolición fue desestimado por la jueza actuante y los Caterpillar continuaron la demolición. En su visceral cuestionamiento al derrumbe del hotel San Rafael, el arquitecto demandante cuestionó algo más que lógico: el sistema de permisos y excepciones para construir en Maldonado que otorgan las autoridades departamentales. 

Basta entrar por la rambla de la Playa Mansa para ver como la identidad del balneario ha sido vapuleada por los edificios gigantes junto a la costa. 

Es allí donde Rey y la cátedra de arquitectura debió poner el grito en el cielo muchísimo tiempo atrás. No es contra un empresario que decidió invertir su capital y el prestigio de su nombre en un predio que estaba casi abandonado –había ratas y murciélagos y no era monumento histórico nacional– y por el cual la intendencia hizo un llamado especial en búsqueda de inversores privados.  
Ahora Cipriani, molesto con los dichos y acciones de Rey, le inició acciones legales por daños y perjuicios por un millón de dólares. Un absurdo por parte del empresario que debería arreglarse de otra manera, especialmente para su propio beneficio y por la imagen del nuevo emprendimiento.

Lo que queda del sainete es la necesaria discusión pendiente por lo más alto entre arquitectos, vecinos, autoridades y empresarios para ver de qué forma se puede recuperar o al menos no seguir deteriorando una de las franjas costeras más largas e impactantes del mundo, sujetas al vaivén de las decisiones de las JDM sin una política de largo plazo clara y estable. 

 

Comentarios

Registrate gratis y seguí navegando.

¿Ya estás registrado? iniciá sesión aquí.

Pasá de informarte a formar tu opinión.

Suscribite desde US$ 345 / mes

Elegí tu plan

Estás por alcanzar el límite de notas.

Suscribite ahora a

Te quedan 3 notas gratuitas.

Accedé ilimitado desde US$ 345 / mes

Esta es tu última nota gratuita.

Se parte de desde US$ 345 / mes

Alcanzaste el límite de notas gratuitas.

Elegí tu plan y accedé sin límites.

Ver planes

Contenido exclusivo de

Sé parte, pasá de informarte a formar tu opinión.

Si ya sos suscriptor Member, iniciá sesión acá

Cargando...