Opinión > EDITORIAL

Una mochila muy pesada

Dejar pasar este año sin tomar medidas comprometerá el futuro
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05 de febrero de 2019 a las 05:00

Las perspectivas económicas de Uruguay no son nada alentadoras y lo que más preocupa es la herencia que recibirá la próxima administración, que obligará a tomar decisiones dolorosas, pero impostergables, por responsabilidad del gobierno de Tabaré Vázquez. La mayor inquietud en ese sentido es el deteriorado frente fiscal que, en los 12 meses cerrados a diciembre pasado –dejando a un lado el efecto de los cincuentones–, aumentó a 4% del PIB desde 3,5% del mismo período de un año atrás. Ese nivel de saldo en rojo de las cuentas públicas –que muestra un deterioro de la posición fiscal a largo plazo– ya no deja lugar a ninguna duda sobre la urgencia de un ajuste para bajar el enorme gasto del Estado.  

Niveles de déficit fiscal como los que exhibe nuestro país son siempre algo negativo para la marcha de la economía, una pesada mochila que impide llegar a la cima de una montaña.  

La mochila fiscal de Uruguay tiene un enorme peso, en especial por los altos egresos de la seguridad social –que obliga a realizar grandes transferencias desde el gobierno central–. Sin una reforma estructural al sistema de jubilaciones, es un hecho que continuará su trayectoria ascendente, de lo que hemos hablado en reiteradas ocasiones.
Diferentes sectores sociales y tiendas políticas han planteado con razón preocupaciones y críticas al manejo fiscal del gobierno del Frente Amplio, aunque lejos de constatarse una discusión profunda sobre un tema tan relevante.

El movimiento de productores agropecuarios Un Solo Uruguay, en un acto el pasado 23 de enero, alertó sobre el “alto costo del Estado” y el “déficit fiscal insostenible”, que hacen inviable la economía, una idea que ya ha sido planteada por diferentes cámaras empresariales. 
El economista Javier de Haedo –exsubsecretario de Economía y exdirector de la Oficina de Planeamiento y Presupuesto– explicó el sábado 2 a El Observador que en año electoral suele haber más déficit fiscal, y si eso ocurre en 2020 podría llegar a alrededor de 5%, “un número peligrosísimo”.  El asesor del candidato Edgardo Novick, así como otros economistas independientes, coinciden en lo imperioso de un ajuste.

En filas del oficialismo también muestran inquietud por la evolución del gasto del Estado. El precandidato presidencial del FA Mario Bergara, expresidente del Banco Central, declaró a Telemundo, el domingo 3, que “el número fiscal” de Uruguay “no es bueno” y que es necesario que el gobierno trabaje  “con muchísima más potencia” porque en caso contrario habrá que aumentar el endeudamiento. 
La trayectoria fiscal del país es aun más condenable –e irresponsable– porque hoy el mundo no es una fiesta.  Estamos en un contexto internacional  de cautela de los inversores debido a cambios políticos en las principales economías de la región y temores fundados por la desaceleración de la economía mundial. 

Eso es especialmente delicado en las economías más grandes de América Latina, como Brasil, México y Argentina. Y algo no menor en este 2019 es la profunda crisis en Venezuela, que tiene en vilo a la comunidad internacional. 

Dejar pasar el 2019 sin hacer nada para revertir la situación fiscal es algo que compromete el presente y el porvenir del país. Este gobierno no puede dejar ese legado al que asuma el 1º de marzo de 2020. 

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