Las muestras de
París cerraron el 7 de marzo en el Cour Marly del Louvre. Un día después iba a ser el Día Internacional de la Mujer, pero para la
moda, éste ya había llegado. Los diseñadores intentaron ya sea armar a las mujeres, decorarlas para la batalla, cuidarlas para que pudieran ir al combate, o simplemente hacer que la cuestión del vestido fuera más modernizada.
La "mujer como juguete sexual" es muy de la temporada pasada. La vestimenta formal poderosa tiene un nuevo look, uno que no tiene nada que ver con imitar el trabajo que se quiere, sino más bien con tener la confianza para hacer lo que se tiene que hacer. Hubo trajes pantalón, pero solo como una opción entre muchas. Hemos salido de ese casillero. Los cuerpos aparecieron más cubiertos que lo que habían estado desde hace mucho tiempo. Hubo poco pecho desnudo gratuito. Los dobladillos arremolinaban en la mayoría de los casos por debajo de la rodilla.
La moda tiene aún mucho por hacer. Pero ya se comprometió con la defensa del género.