Economía y Empresas > POR LA RECUPERACIÓN

Valdeluz, un pueblo fantasma español que se recupera de la crisis económica

Fue creado hace 15 años con la finalidad de que fuese un paraíso para los trabajadores citadinos de Madrid, pero sufrió un duro revés
Tiempo de lectura: -'
17 de julio de 2019 a las 05:04

Por Raphael Minder, New York Times News Service

Valdeluz, un pueblo ubicado a poca distancia de Madrid, fue creado hace 15 años con la finalidad de que fuese un paraíso para los trabajadores citadinos y, en teoría, siempre iba a tener una escuela. De hecho, en septiembre de 2007, abrió una escuela privada para educar a alumnos desde el jardín de infancia hasta el bachillerato, tan solo un año antes de que la crisis financiera mundial provocara el estallido de la burbuja inmobiliaria en España.

No pasó mucho tiempo antes de que Valdeluz se convirtiera en una de las infames “ciudades fantasma” españolas, llena de propiedades no deseadas y construcciones sin terminar. Los propietarios incumplieron los pagos de sus hipotecas, los promotores inmobiliarios quedaron en bancarrota y las casas fueron embargadas. La escuela, a medio construir y diseñada para albergar a 1.500 estudiantes, cerró en 2013, por lo que Valdeluz se convirtió en el municipio más grande de España sin un centro académico.

Valdeluz se está recuperando de una década perdida, junto con la economía nacional que emergió de la recesión a fines de 2013. Sin embargo, la recuperación del pueblo está ocurriendo a un ritmo y a una escala que no están muy relacionados con las quimeras que impulsaron el lanzamiento del proyecto antes de la crisis financiera, cuando fue promocionado como el primer pueblo de España en haber sido construido desde cero. Las constructoras esperaban la llegada en masa de compradores adinerados de la clase alta; en la actualidad, Valdeluz está feliz de ver que sus inquilinos son familias comprometidas y ansiosas de formar una comunidad nueva.

La matrícula ha crecido con rapidez, a 303 alumnos en los grados de primaria. No obstante, en vez de una escuela secundaria, hay una construcción abandonada en el terreno de al lado. Algunos padres que se sienten frustrados por tener que transportar a sus hijos más grandes a escuelas en pueblos ubicados a varios kilómetros de distancia, han puesto una pancarta enorme en los muros sin terminar con la pregunta: “¿Cuándo llegará la escuela?”.

“Un pueblo sin una escuela es un lugar sin vida”, comentó Santiago Nova Grafión, el director de la institución. “Ahora tenemos una mejor situación económica y llegan cada vez más alumnos. Pero esto casi no tiene nada que ver con las ambiciones completamente ingenuas que alguna vez tuvieron ciertas personas”.

En la actualidad, Valdeluz cubre apenas una cuarta parte del terreno planeado en 2004, cuando comenzó la construcción. En ese espacio más compacto, los apartamentos se están vendiendo y las rentas están subiendo. Algunos arrendatarios incluso han empezado a mudarse a pueblos vecinos porque Valdeluz se está volviendo demasiado caro.

Inevitablemente, los giros de la economía española han provocado que la desgracia de un comprador se convierta en la oportunidad de otro. En la cúspide de la crisis inmobiliaria, algunos compradores más jóvenes se mudaron a Valdeluz, atraídos por la asequibilidad de una casa recién construida que podrían comprarle a los bancos, los cuales habían embargado más de la mitad de las propiedades en Valdeluz.

Hace dos años, la escuela reabrió como una institución pública más pequeña.

Javier Guzmán Jiménez, el presidente de la sede local del conservador Partido Popular, compró su casa en 2010. Recuerda que fue la última persona en comprarle una casa a Reyal Urbis, la empresa inmobiliaria que comenzó el proyecto de Valdeluz y que con el tiempo se declaró en bancarrota. Reyal Urbis fue liquidada en 2017, después de haber amasado una deuda superior a 3.500 millones de euros (alrededor de US$ 4.000 millones).

En 2010, Guzmán Jiménez pagó 270.000 euros por su casa, en una manzana donde los residentes compartían una piscina, un patio de juegos y una cancha de pádel, un deporte popular en España. Su vecino de al lado esperó un año más y obtuvo un mejor trato: 200.000 euros. Un vecino que compró primero, antes del estallido de la burbuja de la construcción en España, pagó 470.000 euros por una casa idéntica.

“Al principio, vivir aquí era muy triste, a veces incluso un poco aterrador”, comentó Guzmán Jiménez, ahora de 50 años, mientras recordaba las calles vacías de Valdeluz durante la crisis. “Nos sentíamos como los primeros colonos, a sabiendas de que teníamos que aguantar y rezar por tiempos mejores”.

Valdeluz está a unos 64 kilómetros de Madrid en auto, junto a la ciudad mucho más grande de Guadalajara. El motivo que persuadió a los promotores para realizar el proyecto fue el desarrollo de la red de trenes de alta velocidad de España y la decisión del gobierno de poner una estación aquí, en la ruta que conecta a Madrid con Barcelona. La estación abrió en 2003, en un lote vacío de tierras de cultivo.

La estación de tren está decorada con fotografías en blanco y negro de puentes y estaciones históricas que fueron la columna vertebral del primer sistema ferroviario de España. La instalación se siente como si perteneciera a una época pasada.

Durante una mañana de día laboral, el único guardia de seguridad que estaba trabajando mencionó que la taquilla había cerrado hace unos dieciocho meses, después de que la empleada se jubiló. Unos pocos autos estaban estacionados en un terreno diseñado para decenas de viajeros.

“Valdeluz existe gracias a la promesa de que sería un viaje de dieciocho minutos desde aquí hasta Atocha”, una de las principales estaciones de tren de Madrid, mencionó Alicia Ávila Milán, una política de Ciudadanos, un partido de centroderecha. “Teníamos las vías, pero nunca tuvimos todos los trenes que estaban destinados para hacer una parada aquí”.

Ahora, Valdeluz es una mezcla curiosa de lo flamante y lo descuidado. En un extremo de la calle principal, una rampa lleva a un sitio de construcción abandonado y cubierto de grafitis. Este iba ser el principal supermercado del pueblo hasta que el minorista se declaró en bancarrota durante la crisis. Cerca de ahí, un edificio de apartamentos tiene una resplandeciente piscina al aire libre y parece estar en óptimas condiciones… salvo que un campo abierto permanece donde estaba planeada una sección. La única iglesia del pueblo está casi concluida, pero sigue rodeada con un alambrado.

Algunos residentes recuerdan cuando llegaron ocupantes ilegales a adueñarse de algunas de las propiedades vacías durante la crisis, para arruinar cualquier tipo de esperanza de tener una vida moderna pero tranquila en la campiña de Madrid. “Cuando colapsaron los precios de las casas, llegó gente muy indeseable, pero por suerte ya se fueron”, comentó Bárbara Marquís, una dentista que se mudó de Madrid a Valdeluz en 2009 y abrió una clínica en 2013. “Ha sido un trabajo de paciencia”.

Tal vez, Valdeluz nunca se desarrolle como se había planeado pero tiene una población joven y en crecimiento que contrasta con el resto de la zona central de España que está envejeciendo. Se están abriendo más negocios y se realizan mejoras a algunas infraestructuras.

Hace dos meses, los contratistas de Orange, una empresa de telecomunicaciones, instalaban el primer cable de fibra óptica del pueblo. A pocos metros, Adrián Romanillos, un chef y emprendedor, estaba supervisando la pintura y las renovaciones interiores de su nuevo bar de tapas.

Romanillos señaló que había analizado algunas de las estadísticas demográficas antes de arriesgarse en Valdeluz: la edad promedio es de 32 años, y en la zona viven unos 800 chicos menores de 16 años. Los jóvenes podrían presionar a sus padres para llevarlos a comer tapas, se imaginó. “Aquí tengo la combinación perfecta de una fuerte demanda y una competencia muy limitada”, comentó.

El camino que lleva al club de golf de Valdeluz está lleno de robles, algunos de más de 500 años de antigüedad. El club privado abrió en 2007 y sobrevivió a la crisis, además logró ser rentable el año pasado. Ahora está a punto de comenzar una nueva fase de desarrollo pues se agregará un hotel, un centro de equitación y decenas de casas en las orillas del campo de golf.

“La verdad es que casi todos los campos de golf de España no fueron hechos solo para el golf, sino con un objetivo en común: construir y vender casas bonitas alrededor de ellos, con vistas a los greens”, mencionó Borja Ochoa, el director deportivo del club. “Por fin hemos salido de la crisis que obligó a todo el mundo a archivar sus proyectos. Ahora todos pueden regresar a sus planes originales”.

Mientras Valdeluz sigue recuperándose, algunos residentes están preocupados por la reanudación de las actividades de construcción. Muchos apartamentos tienen terrenos vacíos enfrente que ahora están cubiertos de amapola. Pero tener excavadoras y grúas de construcción retumbando por los vecindarios no es del agrado de todo el mundo.

“Si este lugar no crece más, por mí está bien”, opinó Vanessa Garrido Nuero, quien renta un apartamento y vive con su esposo y su hija de tres años. “No nos mudamos aquí para estar en un lugar ruidoso y lleno de gente, sino porque planeábamos tener hijos y queremos que crezcan en un lugar seguro, verde y tranquilo”.

*Raphael Minder vive en Madrid y, desde 2010, es el corresponsal de The New York Times para España y Portugal. Anteriormente, trabajó para Bloomberg News en Suiza y para Financial Times en París, Bruselas, Sídney y Hong Kong.

Comentarios

Registrate gratis y seguí navegando.

¿Ya estás registrado? iniciá sesión aquí.

Pasá de informarte a formar tu opinión.

Suscribite desde US$ 345 / mes

Elegí tu plan

Estás por alcanzar el límite de notas.

Suscribite ahora a

Te quedan 3 notas gratuitas.

Accedé ilimitado desde US$ 345 / mes

Esta es tu última nota gratuita.

Se parte de desde US$ 345 / mes

Alcanzaste el límite de notas gratuitas.

Elegí tu plan y accedé sin límites.

Ver planes

Contenido exclusivo de

Sé parte, pasá de informarte a formar tu opinión.

Si ya sos suscriptor Member, iniciá sesión acá

Cargando...