Se trata de un país desarrollado. Esos países tienen pobreza, sí, pero es una pobreza más digna que la que hay, por ejemplo, en Uruguay. Parece que el desarrollo hace más digno casi todo lo que tiene que ver con las actividades humanas, entre ellas la política. Si en algún momento alguien pensó que Uruguay había dado pasos importantes para acercarse al desarrollo, la indignidad con que se viene ejerciendo nada menos que la política lo desmiente categóricamente.