Han pasado muchos días desde mi última nota en El Observador. Fue en otoño y ahora nos encontramos en pleno invierno. Nuestra ciudad capital ofrece muchas posibilidades para los turistas que llegan de Argentina. Por eso, no me asombré al observar a un matrimonio joven con varios hijos que caminaban por nuestro Centro.
Escuché una voz infantil de niña que expresó: “Mirá, Papá, esta avenida por donde caminamos se llama 18 de Julio”. “¿No debería ser 9 de Julio?”. El buen padre de familia utilizó sus mejores dotes didácticas. “Hija, estamos en otro país. Es Uruguay. Su ciudad capital es Montevideo”. “El 18 de julio de 1830 se juró su constitución. Era por entonces esta ciudad muy pequeña. Contaba con 14.000 habitantes de los 74.000 que tenía el país entero”.
El buen padre de familia, convertido en guía turístico procuró dar a sus hijos algunas explicaciones. Ellos prestaron atención y guardaron en sus memorias la fecha del 18 de julio.
Otro dato curioso que me pareció descubrir, es que la niña y el resto de los pequeños no advirtieron que habían cambiado de país. Me di cuenta de cuán parecidos somos a nuestros vecinos. Me pareció más verdadera que nunca la expresión Pueblos Hermanos. Aunque el fútbol no siempre refleje esta verdad.
El encuentro de una familia argentina en plena “18 de julio” fue una gratísima ocasión para conocernos más. Las fechas de Julio del 9 y del 18 son excelentes recordatorios. “El Uruguay y el Plata vivían su salvaje primavera...”. Han pasado muchos años y sin embargo los actuales medios de transporte nos mantienen unidos. Hay medios fluviales y aéreos. Varios puentes internacionales facilitan el comercio y como es lógico la comunicación de las personas. El que firma esta nota recuerda con mucha emoción los traslados en lancha entre Salto y Concordia. Su madre le confió que llevó a la Argentina la cuna tallada por Antonio De Feo. El fue mi abuelo materno y en el Palacio Gallino, Museo de Bellas Artes y Artes Decorativas de Salto pueden observarse varias obras suyas en madera. La que he citado, se ha perdido lastimosamente.
Hoy como han comprobado los tan apreciados lectores me he apartado un poco de mis habituales observaciones, sin embargo, la vida cotidiana y el comportamiento están siempre presentes. Si en otra ocasión mencioné mi sorpresa ante algunas publicaciones británicas que se referían “a la puesta de la mesa” es mi deseo volver en algunas ocasiones a algunos temas estrictamente protocolares.
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