Opinión > OPINIÓN / Adolfo Díaz Solsona

Estrés macrofinanciero: factores de riesgo

El desinterés parece ceder
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20 de mayo de 2019 a las 05:01

En un artículo anterior comentamos el elevado número de episodios de “estrés financiero” (1982, 1985, 1990 y 2002) y el escaso interés que los mismos generaron, salvo en pocos economistas. Dos (1982 y 2002) desembocaron en crisis económico/sociales y políticas (el ocaso del régimen de facto y el acceso del Frente Amplio al poder). En los otros dos episodios se estuvo muy cerca de la crisis pero la pericia de los operadores de política económica logró evitarla. 


El desinterés parece ceder. El recuerdo de algunas de las características de los episodios de estrés (“atraso cambiario”, inestabilidad regional, etc.) ha instalado, “tímidamente”, el tema. El entrecomillado se debe a que es un tema políticamente incómodo y por ello se suele evitar. Pero lo peor que se puede hacer es evitar la discusión de estos episodios, especialmente en cuanto a las políticas para prevenirlos. En esa dirección apunta este artículo. 

1. Estés financiero: factores de riesgo 

La pregunta que muchos se formulan es qué tan probable es una situación de stress financiero en el corto plazo. Una forma alternativa de plantear la pregunta es cuáles son los “factores de riesgos” del stress financiero, como estamos posicionados ante ellos y qué puede hacerse para reducirlos. A las dos primeras partes de esta última pregunta destinaré este artículo. 

El término “factores de riesgo” se utiliza en el mismo sentido con el cual los médicos nos informan los elementos que contribuyen a desencadenar cierto problema de salud. Varios segmentos de la literatura económica analizan estos factores de riesgo. Nos concentraremos en dos: la literatura relacionada a las “interrupciones abruptas de financiamiento” y la relativa a crisis financieras.

Las “interrupciones abruptas” son reducciones bruscas del fondeo a Gobiernos, bancos, empresas etc. Traen como consecuencia la necesidad de ajustes severos. Tienen un “timing” distinto a las crisis y pueden desembocar en ellas. El grueso de este enfoque lo desarrolló el profesor Guillermo Calvo, junto a sus colaboradores en el BID (a partir del 2004). Esta literatura contribuyó a explicar que un país podría tener problemas de stress financiero aun cuando siguiera una política fiscal sostenible, cuestionando la visión más aceptada. Según la misma los tres grandes determinantes domésticos que aumentan la probabilidad de las “interrupciones abruptas” son: 1) el déficit de cuenta corriente; 2) el descalce de moneda en financiamiento sector no transable; 3) el déficit fiscal. Los factores 1) y 2) son los más relevantes, especialmente cuando aparecen juntos. Se enfatiza también el rol de la liquidez de la banca (se la divide por moneda y deben analizarse por separado), habitualmente un canal de transmisión importante. 

La literatura sobre crisis financieras ha concluido (desde los años de 1990) que el “atraso cambiario” es uno de sus dos mejores predictores. Resultado intuitivo; el “atraso” es una situación de desequilibrio, no sostenible en el tiempo, que terminó siempre (en todo el mundo) con saltos grandes del tipo de cambio (otra forma nunca fue políticamente posible). Esos saltos generan turbulencias financieras varias (subas de tasas de interés, interrupción del crédito, etc.). Sus consecuencias fueron muy graves, especialmente cuando además hay descalces de monedas en financiamiento (los problemas se transmiten vía cadena de proveedores). 

Cuando consideramos conjuntamente ambos fuentes de la literatura (“interrupciones abruptas” y crisis) nos encontramos con el triplete “atraso-descalces de moneda-liquidez de la banca (en alguna de sus monedas)”. Es imposible exagerar la peligrosidad de este triplete. La sola creencia de una suba importante del tipo de cambio, que afecte la solvencia de muchas empresas, podrían afectar al resto de la economía (incluyendo los bancos) y convertirse en una profecía auto cumplida. Esto es, la sola creencia puede hacer que se concrete el evento. 

2. Factores de riesgo: estrés financiero en Uruguay 

Salvo en lo relativo a la cuenta corriente del balance de pagos, en todos los demás factores de riesgo previstos en la amplia literatura económica específica (descalces de moneda, déficit fiscal, liquidez de la banca en moneda local y “atraso”), estamos en terreno negativo. 
 En algún caso con mejorías recientes auspiciosas (“descalce de moneda”) pero aun insuficientes. En otros con mejoras incipientes (“atraso” y liquidez bancos en moneda nacional ). Y en otro en terreno negativo (déficit fiscal). 

Concluyendo, la mala noticia es que en su conjunto los factores de riesgo están en terreno negativo. La buena noticia es que varios, y el conjunto, serían fácilmente corregibles. Problemas complejos de solución sencilla. “Combo” raro, que parece contradictorio y no lo es. l

Licenciado en Economía por la Udelar y PD.D.(c) en Economía de la Universidad de Columbia N. York. Ha sido funcionario/consultor de bancos, AFAP, fondos de inversión, intermediarios no financieros, reguladores financieros, organismos multilaterales y docente en temas económico-financieros 

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