En la actualidad afloran las exigencias para gestionar el tiempo de forma diferente y para adecuarlo al trabajo que queremos tener y a la carrera que nos gustaría desarrollar. En esa búsqueda del trabajo ideal que incluye el horario perfecto, hay dilemas que tienen que ver con la conciliación, la autogestión del tiempo, el presentismo, la productividad, las recompensas, la cultura corporativa basada (o no) en el resultado y la eficacia, o el control por parte de las empresas.
Básicamente, se trata de que la productividad se logra con quien está verdaderamente motivado y enganchado, y esto no puede relacionarse con el mero hecho de estar presente en la oficina. Un estudio realizado por la consultora Workmeter confirma que el 14% de la jornada se dedica a la revisión del correo electrónico y un 61% a reuniones ya previstas.
Así, con una jornada media de más de nueve horas diarias, solo son productivas las seis primeras. La cuestión es que el exceso de tiempo trabajado, y el hecho de centrarse en el presentismo influye negativamente en la creatividad y en la capacidad de innovación, e impacta en la calidad del talento organizativo. Además, incrementa la rotación y limita el acceso de profesionales con talento a posiciones superiores.
Un revolucionario de la gestión del tiempo como Richard Branson, fundador de Virgin y emprendededor multimillonario en serie, ha lanzado disparos contra el presentismo, apelando a la responsabilidad de los empleados y confiando en su eficacia.
Es conocida la política de Branson de dejar que sus empleados se tomen las vacaciones que quieran, siempre que hagan su trabajo. Ahora, además, el fundador de Virgin ha criticado algunos modelos de trabajo de países que conceden periodos de asueto insuficientes (a su jucio) a los empleados.
En una reciente conferencia de la que se hace eco Inc.com, Branson decía que la cantidad de vacaciones (una media de diez días) que la gente tiene cuando trabaja para compañías americanas "es una desgracia. ¿Cómo es posible encontrar tiempo real con los hijos o la pareja -tiempo de calidad real- si realmente uno no tiene tiempo de vacaciones?". Branson recordaba además que numerosos estudios demuestran que contar con más tiempo libre es positivo para la carrera profesional y para la productividad de las empresas.
Hay quien opina, sin embargo, que estas teorías que favorecen la autogestión y que dan mayor libertad para escoger y decidir implican, básicamente, pagar más por trabajar menos.
No piensan eso en compañías como la neozelandesa Perpetual Guardian, una firma de administración de propiedades que ha decidido mantener el sueldo de sus empleados aunque trabajen un día menos a la semana. El experimento sociolaboral de Perpetual -felicidad profesional asociada a la gestión del tiempo- muestra que sus empleados no están trabajando menos por el mismo sueldo, ya que se advierte un aumento del 24% en el equilibrio entre la vida personal y la profesional; los empleados regresan al trabajo mucho más motivados; baja el ausentismo; aumenta la puntualidad y se incrementa la creatividad. Su fórmula de la semana de cuatro días parece funcionar.
En Europa, países como Suiza han encabezado las clasificaciones de felicidad elaboradas por Naciones Unidas, y esta satisfacción se puede relacionar con el hecho de que los suizos cuenten con cuatro semanas de vacaciones, lo que no les ha impedido encabezar asimismo los ranking de competitividad del Foro Económico Mundial, igual que Finlandia o Alemania, que cuentan con cinco semanas y un mes de vacaciones respectivamente.
En el caso de los alemanes se destaca la influencia de sus sindicatos (en algunas empresas estos intervienen en los consejos de administración) en cuestiones de gestión de los horarios laborales: IGMetall, de Volkswagen, llegó a un acuerdo que permite a sus miembros trabajar 28 horas a la semana durante un máximo de dos años, normalmente cuando tienen niños pequeños. En este caso, el cuidado de los hijos ha dejado de ser algo exclusivo de las mujeres.
Este sindicato también impulsó una regulación para favorecer que, durante unas horas al día, los trabajadores dejaran de recibir correos electrónicos o llamadas telefónicas relacionados con el trabajo, en lo que se conoce como desconexión digital, que pone límites a la dedicación de 24 horas que exigen cada vez más organizaciones.
La productividad y la eficacia ya no pueden relacionarse con el mero hecho de estar presente en la oficina
En Alemania, también el comité de empresa de BMW ha peleado por reconocer el derecho de los trabajadores a permanecer inaccesibles, por correo electrónico o teléfono móvil, fuera de su horario laboral, o a compensar esa disponibilidad permanente con tiempo libre adicional.
Y siguiendo con los ejemplos pioneros, Porsche decidió hace año y medio que sus empleados no tienen por qué recibir correos electrónicos fuera del horario laboral de lunes a viernes y tampoco los fines de semana. La solución es borrar los emails, o devolverlos a sus remitentes de forma automática cuando estos lleguen a horas intempestivas.
En su momento, General Electric decidió ofrecer vacaciones ilimitadas a unos 30.000 empleados (más del 40% de la plantilla) en Estados Unidos. Era otra iniciativa en pro de conceder a los empleados la posibilidad de escoger cuándo y dónde van a desarrollar sus actividades, o incluso la necesidad de acudir a la oficina. La condición era similar a la impuesta por Branson: que cumplan con su trabajo y obtengan la aprobación de su jefe.
Suecia, a la que muchos consideran un laboratorio de la flexibilidad laboral, mantiene algún experimento que propugna una semana laboral de 30 horas para reducir el ausentismo, y una investigación del Melbourne Institute of Applied Economic and Social Research sostiene que "trabajar más de 25 horas a la semana afecta negativamente a los profesionales de más de 40 años".
Y compañías como Adobe Systems brindan años sabáticos por cada lustro de permanencia en la empresa. Boston Consulting Group otorga a los profesionales que llevan en la consultora a partir de cinco años un periodo de ocho semanas "para reflexionar y rejuvenecerse".
Fuente: Expansión - RIPE
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