Nicolás Tabárez

Nicolás Tabárez

Periodista de cultura y espectáculos

Espectáculos y Cultura > FINAL DE GAME OF THRONES

¿No te gustó el final de GOT? Esto dicen los uruguayos que saben

Dos guionistas de cine y televisión analizan la reacción de los fanáticos y dan su punto de vista sobre la última temporada de una serie histórica
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22 de mayo de 2019 a las 15:06

Tres cosas que caracterizaron la temporada final de Game of Thrones: su épica, la melancolía por la despedida, y sobre todo, las críticas de los fanáticos. En el living virtual multitudinario en el que se convirtieron las redes sociales durante y luego de cada episodio, las quejas, ataques y lamentos de los seguidores de la serie fueron tantos como las víctimas de Daenerys Targaryen en la ciudad de Desembarco del Rey.  Al punto que miles de personas firmaron una petición online para que la octava temporada se hiciera de nuevo "con guionistas competentes", un planteo descabellado e innecesario, pero que refleja la molestia de un sector de los espectadores.

Que los personajes no actuaban según la personalidad definida en las temporadas pasadas, que algunas decisiones narrativas no tenían sentido, que no se respetaron las teorías y profecías de la ficción, que la falta de los dos libros finales de la saga Canción de hielo y fuego de George R.R. Martin en los que se basa Game of Thrones se notó. Los puntos atacados fueron múltiples, pero el final de la historia, con Bran Stark como rey de Poniente, salvo del Norte, donde domina su hermana mayor Sansa y la muerte de Targaryen a manos de Jon Snow y el posterior exilio del último Targaryen al otro lado del Muro, fue lo que más enfureció a los fundamentalistas del trono.

Mientras que las actuaciones, la fotografía, la dirección y la música (por mencionar algunos aspectos) de la temporada final han sido elogiados, los guionistas y los responsables de la serie, Dan Weiss y David Benioff, han sido vapuleados en el ágora virtual. En los posteos de Twitter los ciudadanos anónimos eran expertos en "arcos argumentales" y en el "camino del héroe" de Joseph Campbell. Como suele pasar en el fútbol, los fanáticos opinan, con mayor o menor fundamento y conocimiento, sobre un trabajo que recae en profesionales. 

Guionistas uruguayos responden entonces sobre si es correcto tomársela con los cineastas cuando algo de la ficción no termina como uno quiere. 

Alan Goldman es guionista y docente. Actualmente trabaja para MasterChef Uruguay, pero además ha brindado charlas en los últimos años en las que analiza los guiones de algunas de las series más populares de la actualidad, como Stranger Things y, por supuesto, Game of Thrones. Y cree que hay derecho a criticar, porque aunque uno no tenga la formación técnica, "todos somos narradores y tenemos la capacidad de contar historias". 

El director, guionista y productor Álvaro Brechner (La noche de 12 años, Mr. Kaplan), considera que cualquier creador "muere" después de que la obra se publica y esta pasa a pertenecer a los espectadores, los "soberanos", que están en su derecho a que les salga de adentro el enojo y el rechazo. Sobre todo en el caso de una serie como GoT, que tiene muchas lecturas y puntos desde el que enfocarla, desde el movimiento feminista hasta el gusto más adolescente por el poder y el sexo. "Genera una fascinación muy excepcional, la serie se hace propia para cada uno", consideró. 

Goldman achaca parte de la responsabilidad a los guionistas de la serie, pero también a los fanáticos. "Hay que hacerse cargo de las expectativas de cada uno. Las series construyen expectativa, pero hay un límite - aunque sea difuso - entre lo que se promete y lo que uno piensa que representa esa promesa, sobre todo en series larga, porque esa expectativa se va amplificando", lo que se condice con el fervor y la magnitud de Game of Thrones, serie reconocida también por la cantidad de teorías y predicciones concebidas por sus seguidores y por los medios. 

Algo parecido estableció Brechner: "Hay que diferenciar lo que realmente pasa de cómo se cuenta", dijo. "El espectador no busca irse feliz sino satisfecho, porque creyó lo que se contó". En el caso concreto de Game of Thrones, el cineasta reconoció un apuro de parte de los realizadores por llegar al final, y en ese escaso tiempo, una preferencia por enfocarse en detalles y no en la psicología de los personajes que hizo que esa satisfacción estuviera ausente. 

"Hubo relaciones resueltas en dos minutos, tramas que conducían a una cosa y terminaron en otro lado. Movimientos rápidos de un lugar a otro, que en la batalla de Desembarco del rey esté soleado y al otro día esté todo nevado. Me gustó que haya terminado con ironía y en un tono divertido, pero nunca me interesó la parte de la lucha de poder, el quién termina en el trono, pero sí el desarrollo de circunstancias emocionales, y en ese rubro faltó tiempo y profundidad", consideró Brechner. 

El director de La noche de 12 años considera que eso se ilustra con la toma de decisiones por parte de los personajes sin que se vea su "transformación de conciencia, entonces no crees la motivación de por que hace eso". Y cree que antes los defectos eran superficiales y se terminaron haciendo más sorpresivos y notorios. "Cersei solo se quedó mirando por una ventana toda la temporada, Varys que sobrevivió a varios reyes cometió errores torpes, y Arya le dice a Jon en el último episodio 'sé reconocer a una asesina', en referencia a Daenerys, cuando en el episodio anterior ya viste que quemó una ciudad entera". 

Para Goldman también hubo problemas serios en cuanto a la confección de las dos temporadas finales que justifican las críticas. El primero fue romper la verosimilitud del mundo ficticio, en instancias como los veloces traslados de los personajes de un punto a otro. "Parece una cosa chica, pero es romper las reglas que estableciste antes. No existe de un día para el otro un 'metro de Poniente', aunque sea un mundo de fantasía tiene que tener coherencia, y eso lo hacés respetando las reglas que marcaste", señaló el guionista, que resalta como el otro gran problema la poca química entre Jon Snow y Daenerys Targaryen, aunque allí la responsabilidad abarca también a los actores, Kit Harington y Emilia Clarke. 

Además del poco tiempo para desarrollar el vínculo entre esos dos personajes, un emparejamiento en el que reposaba buena parte del peso del desenlace, también influye el cariño que se les tiene a las primeras parejas de los héroes de ficción (en este caso Ygritte y Khal Drogo). Pero Goldman también resalta que la serie no manejó bien a sus personajes inteligentes, como Tyrion Lannister o Varys, quienes considera que quedaron desdibujados a medida que se acercaba el final. "Es complicado escribir personajes inteligentes, porque vos tenés que ser más inteligente que él. Y además, es difícil hacerlo evolucionar". 

Álvaro Brechner considera también que hubo un malgasto de tiempo, lo que hace que lo que lo dejara insatisfecho no fuera el final, sino la decisión de contarlo de esa manera. "Creo que si en vez de gastarse tanto tiempo en tan poco espacio en ver a Brienne escribiendo o a Bronn hablando de prostíbulos e historias menores lo hubiesen empleado en potenciar un poco las circunstancias, emociones y psicología de Daenerys, Jon Snow, Cersei y el resto, hubiese dado más satisfacción independientemente de como termina. Nos quedamos sin entender los cambios y las acciones de los protagonistas esenciales. De alguna forma prevalecieron las batallas, los giros externos y visuales ante los motivacionales de los personajes".

Otros finales polémicos y la "paradoja de las series"

El de Game of Thrones es el más reciente y el que las redes sociales amplificaron, pero las series están llenas de finales polémicos, desde la ambigüedad de Los Soprano, la sorpresa de How I met your mother, hasta la debacle de Lost

Brechner elogia el final de Los Soprano, porque lo considera una buena versión de una conclusión para una historia que "nunca termina". Goldman señala que las series generan una paradoja, de que acostumbran al seguidor a que no termina, entonces el espectador no quiere que termine. Eso se suma al vínculo emocional y afectivo con los personajes. Pone como ejemplo The Handmaid's tale, en el que su protagonista sufre continuamente, pero el público no quiere que deje de pasarla mal, porque eso implica que ya no hay conflicto y que la historia concluye. "Creemos y queremos que todo sea para siempre, por eso nos cuesta aceptar la muerte. Con las series nos pasa lo mismo, no queremos perder a ese grupo de amigos que nos acompañó tanto tiempo".

Para Brechner, la resolución, con Bran Stark negando su evolución de cuatro temporadas diciendo que no es él sino el cuervo de tres ojos, y que acabe gobernando por la charla que Tyrion le da a los poderosos de Poniente es "una magnífica ironía deliberadamente infantil". Y considera que es mejor "recordarnos con honestidad a qué público emocional iba dirigida, aunque nos hayamos olvidado y la hayamos pasado entretenidos viéndola como si esto fuese algo serio. Supongo que la forma de disfrutarla era esa". 

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