Todo parece casero en el piso 6 de la Torre Ejecutiva. Un cartel improvisado en una hoja A4, pegado en una pared, avisa que en un rincón con vista al Teatro Solís funciona de forma provisoria el despacho del ministro de Ambiente, Adrián Peña. Mientras ultima los detalles de su mudanza a un edificio al otro lado de la plaza Independencia, el jerarca aprovecha los lujos de compartir el edificio con el presidente y su equipo. Y da algunos ejemplos, como la vez en la que discutía con empresarios acerca de una propuesta para extender el saneamiento en todo el interior, y luego subió al 11 a contarle a Lacalle Pou, que se entusiasmó con el proyecto. “Ahora seguramente sea la inversión más grande del período”, dice Peña, orgulloso.
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