Desde que la pandemia que ha sacudido el mundo llegó a Uruguay, hemos estado discutiendo bajo qué circunstancias esta crisis, tan inesperada, podría convertirse en una oportunidad. Existe cierto consenso, a esta altura, en que el gobierno liderado por el presidente Luis Lacalle Pou mostró la habilidad del alquimista: abandonó temporalmente algunas metas económicas, aceptó incrementar el gasto público social y, de este modo, a puro sentido común, se movió hacia el centro, como nos gusta decir a los politólogos. La combinación de sensibilidad social con un conjunto de decisiones acertadas en la prevención de la difusión del virus, han terminado por fortalecer su autoridad. Algunos líderes de primer nivel, empezando por el propio presidente, supieron convertir el desafío planteado por el covid-19 en una plataforma para potenciar su liderazgo.
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