Eduardo Favaro

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Cuando pensó que se le moría un jugador, el grito del Tony Pacheco y cómo fue pasar del rugby a Nacional; la vida de Lolo Favaro

En 2011 terminó una reunión con Nacional pensando que era el técnico; al otro día el elegido fue Marcelo Gallardo
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16 de marzo de 2024 a las 05:04

"Lolo, andá a jugar al rugby" le gritaban desde la tribuna cuando remataba al arco y la pelota se iba por arriba del travesaño. "Lolo, volvé al fútbol", le protestaban cuando regresó al rugby y no acertaba los penales. La vida deportiva de Eduardo Favaro (60 años) tiene capítulos épicos, fuera de lo común, que él supo capitalizar y disfrutar.

Pasó de jugar al rugby a ser el 9 de Nacional después de un partido de fútbol universitario. Luego de terminar la carrera de futbolista profesional, continuó jugando al básquetbol en el primer equipo de Old Christians. 

Se alejó del fútbol y retornó casi 10 años después como entrenador. Es, como dice él, "cuasi Ingeniero" ya que le faltaron tres materias para recibirse. 

Favaro cumplió el sueño del pibe cuando jugó en Nacional

Su historia con los protagonistas de la tragedia de Los Andes es tan estrecha que recuerda que en el casamiento de su hermana, Marcelo Pérez Del Castillo, el capitán de aquel equipo de Christians que iba a jugar un partido de rugby en Chile, trataba de vender los últimos pasajes para el avión. 

De la vez que pensó que se le moría un jugador a la vez que se sintió técnico de Nacional, está es la historia de Lolo Favaro.

Nacional, un sueño que se hizo realidad

 

"No caminaba y ya iba con mi viejo al estadio a ver al bolso", contó Lolo Favaro, que hasta los 6 o 7 años "no me sacaba nadie el uniforme de Nacional".

Así empezó su pasión por el fútbol y como todo gurí, su sueño era algún día jugar al fútbol profesionalmente. Hizo el baby en Carrasco Lawn Tennis y después se dedicó al rugby, porque el Colegio Stella Maris no competía en fútbol en los torneos de ADIC.

Cuando cursaba cuarto de liceo se fue a probar a la Cuarta división de Defensor en el Pichincha, hoy Complejo Arsuaga. "El entrenador era Líber Arispe. Éramos como 60 aspirantes y quedé. Entrené una semana, pero yo estaba en Old Christians, hacía doble horario en el Colegio Stella Maris, y no me daba para llegar al entrenamiento. Entonces el viejo me dijo, 'seguí estudiando'. Siempre me quedó el bichito de qué pudo haber pasado. Después jugué en la selección juvenil de rugby, en la mayor, en la primera de Christians, y los últimos dos meses de cada año jugaba al fútbol en la Liga Universitaria. Con mis compañeros de generación fuimos los fundadores y llevamos el fútbol al club", recordó.

Favaro en el medio de la fotografía, en su etapa de rugbista jvenil

En una final del campeonato de campeones de la Liga que se jugó en el Estadio Centenario entre Old Christians Club y Playa Honda, el destino jugó a favor de Favaro. "En la tribuna estaban Nacho Sienra, que éramos amigos, hijo de Cucho Sienra (presidente de Nacional), y también Ildo Maneiro que era técnico de la Tercera de Nacional y Víctor Espárrago, que era gerente deportivo. Me vieron jugando, les gustó y me invitaron a jugar en Tercera. Yo tenía 22 años, no había hecho las formativas pero físicamente estaba muy bien, era fuerte, peleador y si bien no era muy alto tenía buen doble ritmo, buen cabezazo, me invitaron y se inició todo el camino posterior", expresó.

Old Christians ganó aquella final contra Playa Honda, donde jugaban Diego Aguirre (actual entrenador de Peñarol) y Alberto Bombaci, quien años después fue compañero de Favaro en Liverpool. "Desde esa época nos conocemos con Diego. Después nuestros hijos fueron compañeros en el Colegio Stella Maris".

En 1985 firmó contrato con Nacional. "No fue un año muy bueno. Pasaron cuatro técnicos; arrancó (Luis) Garisto, después Espárrago dirigió unos partidos, Ildo Maneiro y el último fue Luis Cubilla, el que definitivamente me subió a Primera".

Para Favaro era como una película. "Era algo irreal lo que estaba pasando. El titular del Diario de la noche fue, ' un jugador de rugby será el 9 de Nacional'. En el primer partido había 300 personas del Christians con banderas, apoyando. Jugué clásicos con estadio lleno, el sueño del pibe hecho realidad. Aparte en esa época las hinchadas iban todas juntas y en la Olímpica estaban todos los amigos de Nacional y de Peñarol, todos juntos, la familia y la gente, el entorno era algo muy atípico", señaló.

Recuerdos del álbum de Favaro

Ese año jugó 12 partidos y marcó 4 goles. "El sueño del pibe cumplido, y pensé que me quedaba". Pero al año siguiente cambió la directiva y Favaro quedó libre de Nacional. Pasó a Montevideo Wanderers y luego a Sud América. "En cada entrenamiento tenía que ir mejorando para suplir las falencias de no haber hecho formativas", subrayó.

De todas formas, gracias al entrenamiento del rugby tenía un plus: "Físicamente estaba muy bien, en esa época el futbolista prácticamente no pisaba un gimnasio y yo estaba fuerte, estaba firme, era potente. El futbolista en esa época hacía mucho tren inferior y yo estaba muy bien armado en tren superior. Entonces las falencias que podía tener, técnicas o de destreza futbolística, las suplía con la garra, el temperamento y las ganas de mejorar. Hasta el último día que me retiré del fútbol, en El Tanque Sisley, trataba de mejorar la pegada".

Cuando jugaba en Sud América (1987) recuerda que iba Juan Ramón Carrasco y se quedaban practicando tiros libres. "Aprendí del maestro y empecé a mejorar, porque antes no pateaba y empecé a hacerlo. Siempre se puede mejorar la técnica, adquisición, repetición y automatización de los movimientos. Obviamente eso lo tenía claro y fui mejorando año a año y pulir esos aspectos", recordó.

En Nacional 1985, el tercero de la fila de abajo

También tuvo que cambiar la forma de rematar penales. "En el rugby era pateador, pero ahí tenés que pasar la pelota por arriba, en fútbol tuve que cambiar la técnica. Me acuerdo que cada vez que pateaba por arriba, el grito de la tribuna era el famoso 'Lolo andá a jugar al rugby'. No podía faltar. Al revés también, en 1995, con 32 años dejé el fútbol y volví a jugar en la Primera del rugby y cada vez que pateaba y me salía mal me gritaban 'andá a jugar al fútbol'. Me reía mucho con los comentarios de los hinchas".

"Me acuerdo que cada vez que pateaba por arriba, el grito de la tribuna era el famoso 'Lolo andá a jugar al rugby'"

El año que más destaca de su carrera como futbolista fue 1990 en Liverpool. Salió goleador del torneo Competencia y estuvo en la consideración de Luis Cubilla para la selección, pero "justo viajé para jugar en Argentinos Juniors y en esa época Cubilla no llamaba a jugadores que estuvieran en el exterior".

En general, "tengo muy buenos recuerdos de mi carrera; la prueba está que casi todos de esos equipos fui capitán, mantengo relación con muchos de mis excompañeros y cuando arranqué la carrera de técnico en la mayoría de equipos que dirigí, fui jugador, eso habla que dejé una buena imagen personal".

Fútbol, estudio y trabajo

Durante su etapa de futbolista también estudiaba y colaboraba en la empresa constructora de la familia. "El futbolista a veces tiene mucho tiempo ocioso y la mejor manera es estudiando. Yo iba de mañana a entrenar, ahora se entrena un poco más y de tarde capaz que se hace gimnasio, pero en esa época eran dos horas, dos horas y media mientras que ibas y venías, y tenías toda la tarde libre. Yo estudiaba, iba a la Facultad, después me casé y ayudaba a mi viejo en la empresa. Hacía muchas cosas y eso te mantiene ocupada la mente y te ayuda. Más ahora, la gran mayoría entendemos que el futbolista tiene que seguir estudiando porque nunca sabés lo que te puede pasar. Todos no van a llegar a tener una carrera exitosa, que pueda solo con el fútbol tener el futuro asegurado. Y en el caso de que sí lo consigas y tenés estudios o alguna otra profesión, eso te va a ayudar para invertir mejor ese dinero que ahorraste. Yo me distribuía bastante bien y nunca tuve problemas para hacer todas las cosas a la vez", manifestó.

El segundo desde la izquierda en los agachados es Favaro

A Favaro le faltaron tres materias para recibirse de ingeniero. "Me quedaron unas ocho materias anuales atrás. Cuando dejé el fútbol retomé la Facultad pero cambié de plan y pasé a ocho materias semestrales. Al final me quedaron tres materias para recibirme de ingeniero. Tampoco me cambiaba mucho haberme recibido o no, tenía más experiencia que algunos de mis compañeros que estudiaban ingeniería por la actividad de mi empresa. Obviamente eso quedó en el debe, sobre todo para mis hijos, mis nietos, como que quedó algo sin cerrar, pero tampoco me quita el sueño. Aparte cuando uno crece, hay materias que eran como aprender chino en tres días, me superaba y era imposible. Yo digo que soy cuasi ingeniero", bromeó.

Lo más importante, subrayó, es "seguir la vocación y la pasión que de esa forma vas a conseguir el mayor rendimiento y la mayor felicidad y estar tranquilo contigo mismo".

Cuando terminó la carrera de futbolista en 1995, volvió a jugar al rugby en Old Christians Club y se dedicó a la empresa constructora. "Me desenchufé. Recién retirado tuve ofrecimientos, algunos para seguir jugando y otros para ver si estaba para dirigir, pero no se dieron". En 2001 y 2002 realizó el curso de entrenador junto a Pablo Repetto, el Topo Rosa, Wilson Varela, Daniel Fascioli, entre otros.

Hasta que en 2006, invitado por Pablo Fuentes, Daniel Carreño y Roberto Roo, arrancó como entrenador en Sexta y Séptima división de Montevideo Wanderers, con jugadores nacidos entre 1990 y 1992, entre los que estaban Javier Cabrera, Maxi Olivera, Lucas Fernández. 

Favaro como jugador de Rampla en un partido contra Racing

A mediados de 2007 lo llamó Racing, que se encontraba en la B, pero antes estuvo a punto de tomar el primer equipo bohemio: "Justo se va Diego Aguirre de Wanderers y me hablaron a mi, para dirigir Primera o coordinar las formativas. Al final se quedó Tito Goncálvez y yo seguí como técnico de formativas".

El inicio del proceso ganador en Liverpool

El siguiente paso fue Liverpool, con el que inició las primeras clasificaciones del club a los torneos internacionales: Copa Sudamericana 2009 y Copa Libertadores 2011.

"Estuvimos tres años y medio. A veces cuando le preguntan a Palma cuándo empezó el actual proceso, él recuerda que las primeras copas internacionales fueron con nosotros como cuerpo técnico, que comenzamos a jugarle de igual a igual a los grandes, aquel famoso 4-3 a Peñarol en Belvedere que lo dimos vuelta, le ganamos a Nacional. Competíamos de igual a igual, generalmente nos iba muy bien contra los equipos grandes y no tanto contra los equipos que estaban peleando el descenso", recordó.

De aquel ciclo recuerda una anécdota con Rodrigo Aguirre, actual futbolista del Monterrey de México: "A Rodrigo lo recibimos después de un problema en el corazón en la selección juvenil que casi deja el fútbol. En los primeros entrenamientos con nosotros, pensé que se nos moría ahí. Yo le preguntaba al profe Fabián Díaz si estaba bien lo que hacíamos y me decía, 'si tranquilo, es parte del proceso, hace siete meses estaba en cama'. Al final tuvo mitad de año bárbaro y se vendió al Udinese en US$ 5 millones, cuando el tipo casi deja el fútbol. Después eso también nos pasó factura porque se fue y nos quedamos sin gol".

Otros futbolistas que comenzaron su carrera en aquel momento fueron Carlos Sánchez, Elías Figueroa, Emiliano Alfaro: "Con Emi me puteaban porque tenía un 9 de 1,70 y yo decía, 'tranquilos, va a hacer goles'". También pasaron Paulo Pezzolano, Alexander Medina que hizo la pretemporada y se fue a Nacional, Juan Alvez, Tofi Figueredo, el arquero Sebastián Britos, que "fue bastante cuestionado el año que lo llevamos y ahora salió campeón; son blancos y negros de cada futbolista, de cada equipo que vas formando".

Lolo Favaro en Quito

Favaro fue dirigido por entrenadores de diferentes características y de todos recogió conocimientos. "En Nacional, en seis meses tuve tres técnicos campeones de América y del Mundo: Cubilla, Espárrago y Maneiro. Cuando Maneiro agarró la Primera, me dirigió Gregorio Pérez en la Tercera, con el que mantenemos muy buena relación. Gualberto Díaz también en Nacional. Diferentes estilos y formas de conducir de los entrenamientos, ahora ha cambiado mucho, pero del Maestro me quedó la parte organizativa y la cohesión de grupos, que luego lo ratificó en la selección. Todos los entrenadores dejan algo, ya sea bueno o malo. En esa época, cuando jugaba al fútbol profesional, dirigía en la Liga Universitaria, era ayudante técnico en Christians, después dirigí a los chicos del colegio en rugby y en fútbol. El bichito de la docencia me empezaba a marcar. En cada año iba sacando cosas positivas, y que cosas haría y que cosas no haría. Eso te va formando, después de hacer el curso, de leer. Ahora está todo el mundo globalizado y te enterás al toque lo que está haciendo cualquier equipo en el mundo. Todo es formación, tiempo, adaptación y uno va adquiriendo conocimientos. Los más importantes son los conocimientos reales y vividos, las vivencias son lo que más te quedan".

Recalcó que el fútbol es un juego muy simple: "Hay muchas cosas que lo han mejorado, en los aspectos de los trabajos a realizar, la forma de conducción y todo lo que conlleva a los cuerpos técnicos. En su momento el capitán era técnico, dirigía y jugaba. Eso se fue profesionalizando. Depende también del presupuesto que maneje cada equipo, pero existen cuerpos técnicos que son definitivos que están en los clubes y te aportan mucho del conocimiento del plantel, en cuanto a las estadísticas de los jugadores. Ahora los clubes invierten fortunas, millones de dólares en jugadores y vos tenés que dar un respaldo al jugador que vas a vender con estadísticas, datos de GPS. La tecnología ayuda muchísimo para comprender, para la parte cuando no tenés mucho tiempo como en las selecciones, es muy importante todo lo que es la visualización, la automatización de ciertos movimientos, se pueden digitalizar y que el jugador los vea en su casa y después llevarlo a la cancha. Igual lo más importante es el conocimiento que vos tengas y cuánto de ese conocimiento sos capaz de trasladarle al jugador. Es clave que el jugador entienda rápidamente y no complicarle la captación de la idea. El fútbol es simple, hay que defender un arco y atacar el otro, y todo el mundo tiene que estar convencido que hacer en cada situación. La tecnología ayuda pero mucho más el contacto diario con el jugador, los trabajos en cancha y los partidos que dan la real dimensión de la capacidad de los jugadores".

El rugby en los entrenamientos de fútbol

La pelota de rugby suele ser material que utiliza Favaro durante los entrenamientos de fútbol. "Es muy común que el jugador finja faltas y eso no me gusta, me gusta que si lo chocan o se pecha con otro, se incorpore rápidamente porque hay que aprovechar más el tiempo en actividad. El rugby ayuda a eso, a mejorar el contacto, el golpe. Al mover la pelota siempre tenés que jugarla para atrás entonces como que siempre tenés que estar apoyando, el famoso ataque flecha, o sea uno punteando, dos a los costados más atrás, siempre triangulando en apoyo del compañero. Lateralizar para buscar la  profundidad. Son varios conceptos que el rugby maneja como el fútbol. Aparte (los futbolistas) se divierten, conocen un deporte nuevo, disfrutan mucho, a veces lo hacemos como parte recreativa en pretemporada, para unir al grupo. También fútbol loco con la pelota de rugby que pica para cualquier lado, entrenan repentización, reflejos, acomodar el cuerpo para pegarle. Tiene sus connotaciones físicas, recreativas, una variabilidad de cosas. Siempre que viajo llevo una pelota de rugby".

En 2015 pisó por primera vez tierra ecuatoriana para dirigir. Tomó a El Nacional, el cuadro de las Fuerzas Armadas que estaba con problemas financieros y peleando el descenso. Con Favaro como técnico el equipo se salvó y el año siguiente terminó tercero en la tabla Anual y clasificó a la Copa Libertadores.

Permaneció cuatro años y luego dirigió a Aucas y Macará. Actualmente, a los 60 años, mantiene viva la esperanza de cumplir el sueño de adulto: dirigir a Nacional.

Favaro enseñando conceptos del rugby en Ecuador

"La carrera del entrenador es muy cambiante, a veces estás en la cresta de la ola y te llaman todos, otras veces piensan que no dirigís más. Cuando estuvimos en Liverpool varias veces estuvimos a punto de agarrar en Nacional. Me acuerdo cuando Daniel Enriquez me llevó a reunirme con la directiva porque le habían ofrecido el cargo a Marcelo Gallardo, que ese año dejó de jugar, y les dijo que no creía, que lo iba a pensar, pero le iba a dedicar tiempo a la familia. Ahí me entrevistan a mi. Tuvimos una reunión bárbara y me fui convencido de que al día siguiente era el técnico de Nacional. Después me llama Daniel Enriquez para decirme que Gallardo aceptaba el desafío y ahí fue la vez que estuve más cerca. Ahora siempre cuesta y hay que tener un par de buenos años. El sueño del pibe que fue jugar en Nacional lo cumplí, el sueño de mayor es dirigirlo y pienso que en algún momento se va a dar. Tengo una experiencia recorrida, me siento en actividad. Fijate el Flaco Fossati, como que va y viene, y ahora es tenido en cuenta en la selección de Perú, es muy cambiante. Uno tiene que estar preparándose, disfrutando lo que hace para el próximo desafío y hacer lo mejor posible para tener la chance de que me llamen de Nacional", señaló.

Estuvo a punto de irse a Bolivia, en Ecuador es muy reconocido y ha recibido llamadas de Colombia y Perú. Mientras tanto, el Lolo -padre de seis hijos- disfruta de sus cuatro nietos. "Cuando estoy en Uruguay aprovecho para llenarme de familia", dijo.

"Favaro, Favaro, me quebré"

Como entrenador de Fénix, Favaro vivió un momento complicado en agosto de 2012, cuando el jugador de Peñarol Antonio Pacheco sufrió la fractura de tibia y peroné tras un choque con el panameño Eric Davis.

"Tony justo había vuelto a Peñarol desde Wanderers y tuvo un encontronazo frente al banco donde estaba yo. La pelota siguió, era un contragolpe nuestro, pero me metí a la cancha para parar el partido porque me dijo, 'Favaro, Favaro, me quebré'". El técnico de Fénix no dudó un segundo en meterse al campo para no solo parar el partido, sino también el ataque de su equipo, que al final terminó ganando el partido.

"Con Tony hicimos un curso de gerencia deportiva y el otro día pasó por casa a charlar y contábamos la anécdota". Pacheco comenzó el martes 12 de marzo pasado su carrera como DT en Wanderers.

El homenaje de Favaro a los protagonistas de la tragedia de Los Andes

Favaro mantiene una estrecha relación con los protagonistas del accidente aéreo de 1972 en Los Andes, que este año inspiró la película "La sociedad de la nieve".

"Todos los fines de semana vemos a Roberto Canessa, Fernando Parrado, Gustavo Zerbino, que si bien son como 10 años mayores que yo, de chiquito los vi jugar. Aparte Marcelo Pérez del Castillo, que era el capitán del equipo, era el hermano de mi cuñado y en el casamiento de mi hermana él vendía los últimos lugares para el avión, me acuerdo patente como trataba de convencer a los últimos para ir en el avión. Y la película está espectacular, contada desde la visión de los que no volvieron, eso fue algo que era muy difícil de llevar, porque 16 familias estaban contentas y felices y otras 30 estaban de luto.  Acá que es un barrio chico y nos conocemos todos, siempre fue algo difícil de llevar adelante. Pero con mucho compañerismo y amistad que había entre las familias, mismo en la parte de Fernando porque murió la madre y la hermana en el accidente y él es sobreviviente. Muchas familias vivieron de los dos lados", contó el entrenador.

Favaro en la actualidad, disfrutando de los nietos mientras espera para seguir dirigiendo

Admitió que por ese motivo siempre usa el gorrito del Old Christians, "en homenaje a los que no volvieron y a los que volvieron su gratitud por su amistad y lecciones de vida que nos dan constantemente".

Dijo que varias veces invitó a Canessa y a Zerbino a dar charlas en Liverpool, Fénix y también en Ecuador. "Con Gustavo congeniamos en Ecuador y le dio también una charla a los jugadores de El Nacional que sirvió muchísimo en la parte de cohesión grupal y obviamente fue espectacular. Muy de cerca tenemos la historia y nos enseña día a día. Aparte de la película y los 50 años, nosotros vamos un año para allá y al otro año vienen los chilenos, somos como 130 personas. Eso también se hace un homenaje a la amistad y al partido que nunca se pudo jugar. Lo jugamos todos los años y repetidas veces porque no solo es rugby, se juega hockey, fútbol, es espectacular la movida que genera eso, el buen ambiente y las enseñanzas".

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